A las mexicanas y mexicanos: El pasado lunes 27 de junio en las cercanías de San Antonio, Texas, fue localizado un tráiler abandonado, en donde se encontraban 67 personas migrantes en condiciones de hacinamiento y sin ventilación. De acuerdo a los reportes de las autoridades 51 personas fallecieron asfixiadas (39 mujeres y 12 hombres), 27 eran de nacionalidad mexicana; 14 de Honduras, 7 de Guatemala, 2 de El Salvador y 1 cuerpo aún está pendiente de identificar. Las 14 personas sobrevivientes permanecen en hospitales de Texas, entre ellos 3 mexicanas, quienes presentan diferentes fallas neurológicas, renales y hepáticas, así como hemorragias internas, desafortunadamente, mientras escribo estas líneas fallecieron 2 más.
La “peor tragedia que se haya visto sobre migración”, como la calificaron las autoridades norteamericanas, sucedió en la zona roja del tráfico de migrantes, donde como dijeron sus pobladores “suceden cosas muy malas”.
Conforme a la investigación Caracterización de los flujos financieros asociados al tráfico ilícito de personas migrantes provenientes del Triángulo Norte de Centroamérica, de la Unidad de Política Migratoria de México, el pago promedio que realizan las personas migrantes para cruzar la frontera es de 4 mil 559 dólares, es decir, unos 95 mil pesos mexicanos, y 70% acude a un traficante de personas, por lo que la mayoría de los cruces está asociada con redes transnacionales de tráfico ilícito.
El director del Centro de Derechos Humanos del Sur de Texas explicó que esta forma de transportación es un modus operandi cada vez más frecuente y con grupos más numerosos. De octubre de 2020 a septiembre de 2021, la autoridad migratoria estadounidense registró 557 muertes de migrantes al intentar cruzar la frontera sin documentos, lo que representa un incremento de 125% en comparación con el mismo periodo del año anterior, y de acuerdo a la Patrulla Fronteriza es la más alta en más de 17 años.
No podemos soslayar que el tráfico de personas deriva en otros delitos como el robo, el abuso sexual y la trata de personas, en los que, las más de las veces, también las personas migrantes terminan perdiendo la vida.
El horror, la crueldad y la muerte confrontan nuevamente a América y al resto del mundo. La política económica neoliberal está asesinando a los seres humanos, la globalización sólo ha dejado libres las fronteras para los mercados, pero no para las personas. La política migratoria a escala mundial no tiene como objetivo a la humanidad, sino la salvaguarda de los intereses de los mercados. Por un lado, se les cierran las fronteras de forma oficial a quienes buscan una mejor calidad de vida, y por el otro, de manera ilegal las abren para explotarlas.
Aunque el sueño americano se ha convertido en una pesadilla, las personas prefieren arriesgar sus vidas a sabiendas que sufrirán toda clase de abusos a cambio de unos cuantos dólares, optan por vivir en condiciones inhumanas antes de regresar a morir de hambre o a manos de la delincuencia en sus países de origen.
Es urgente dejar de criminalizar a las personas migrantes asegurándoles condiciones de movilidad seguras, así como garantizar que la desigualdad entre las naciones se reduzca. Las políticas anti migratorias neoliberales deberían ser registradas entre las principales causas de muerte en los países emergentes y pobres.
Las organizaciones internacionales han omitido una estadística que pintaría de cuerpo entero la realidad, ¿cuántas personas mueren en su intento por cruzar una frontera para tener una vida mejor y bienestar? Conocer con precisión el índice de mortalidad a causa de la migración y el número de personas desaparecidas, pondría a todas las naciones frente a un gran dilema. Hoy, hace falta esta estadística y nos hacen falta cientos de miles o tal vez millones de congéneres, cuya vida fue arrebatada por la inclemencia de los capitales y la insensibilidad de los líderes del imperialismo.
@larapaola1
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