A las mexicanas y mexicanos:

El pasado 15 de junio, la doctora Claudia Sheinbaum dejó la jefatura de gobierno de la Ciudad de México para ir al encuentro del pueblo mexicano y así dar continuidad a la Cuarta Transformación de la República y hacer realidad los anhelos y aspiraciones de la sociedad nacional.

Su salida del gobierno capitalino con el objetivo de preparar la candidatura formal a la presidencia de la República tiene importantes significados para la vida pública, económica y social de nuestro país, ya que adelanta lo que será el futuro cercano.

Y, desde ahora, lo que se vislumbra, ha dotado de confianza y estabilidad el contexto nacional, lo que se evidencia en los diversos ámbitos, como, por ejemplo, en las inversiones, en el comportamiento de los mercados nacionales, en la confianza de los sectores productivos y en la ciudadanía.

Hacer realidad que una mujer encabece el destino de nuestra Nación ha cambiado el ánimo de las y los mexicanos, toda vez que, esta realidad apenas hace cinco años parecía inalcanzable. Entonces, en la conciencia e imaginario colectivo, la idea fundada de que las cosas pueden cambiar en poco tiempo se consolida a pasos agigantados, tanto por las acciones emprendidas por Andrés Manuel López Obrador, como por sus resultados tangibles.

Y es que no dejar a nadie atrás ni fuera, no fue sólo un discurso vacío, sino un compromiso y un principio irreductible para el Gobierno, así no sólo la paridad en todo trascendió el ámbito constitucional de tal manera que hoy podemos prácticamente asegurar que México será gobernado por una mujer. Al igual que las mujeres, las juventudes, las personas con discapacidad, los indígenas los ciudadanos de la tercera edad, saben que tienen un lugar propio, que son visibles para el poder público y que constituyen una prioridad en las leyes y las políticas públicas.

Lo anterior trascendió la esperanza para convertirse en certeza, por lo que la presencia de una mujer en la candidatura del partido mayoritario confirma que la transformación va por el mejor camino posible, pues simboliza todos los demás logros.

Entonces, si la transformación ha dado los resultados esperados, las y los mexicanos saben que es necesaria su continuidad y fortalecimiento, por lo que el liderazgo de una mujer es fundamental. Una mujer que dio sobradas muestras de capacidad para gobernar y que apostó por atender a los sectores más desfavorecidos de la capital, así como a la coordinación con las entidades aledañas para superar los problemas comunes. Una mujer científica que supo poner a la ciencia e innovación como eje rector para alcanzar el bienestar. Una mujer que, debido a su formación, cuenta con un pensamiento objetivo y elocuente que le permite tomar decisiones firmes, necesarias y a partir de bases sólidas.

Debido a las características señaladas, es un hecho que encabezará de manera innovadora la siguiente etapa de la Cuarta Transformación, teniendo siempre presentes las grandes luchas sociales del pueblo, la experiencia obtenida en la CDMX y la cercanía con la gente y el presidente, logradas a partir de una relación humana y política que garantiza lealtad a los valores que tienen un alto significado para todas y todos, como el uso honesto y austero de los recursos públicos; el combate a la corrupción; la justicia distributiva; el bienestar social y el desarrollo económico; así como lealtad al sentir de las mayorías; es decir que, bajo ningún motivo, se dará un paso atrás en las conquistas obtenidas, ni se desviará la ruta virando hacia la derecha invocando moderación para lograr acuerdos que pongan en entredicho los objetivos del movimiento.

Queda claro que México ya decidió el modelo de país que quiere, por los principios que lo deben sustentar y por las metas a corto, mediano y largo plazo que debemos alcanzar, por eso es que se pronunció de manera contundente en las urnas y lo volverá a hacer, en aras de posibilitar una vida buena y un bien vivir.

Desde ahora, existen grandes expectativas para detonar corredores de alta tecnología y logística, consolidar inversiones estratégicas en materia de infraestructura, lograr la transición energética, dar progresividad a los derechos sociales e instaurar un sistema democrático moderno orientado a las y los ciudadanos para que ejerzan de forma más efectiva el poder que les es inherente.

Y es que el objetivo es consolidar un Estado equilibrado y una economía sostenible que valore la participación de las empresas a través de la inversión privada, sin que ello implique que el Estado dimita a sus responsabilidades en materia de educación, salud, vivienda, seguridad y rectoría económica.

No queda lugar a dudas que cada día Claudia está más cerca de la silla presidencial; sin embargo, ése no es en sí mismo el objetivo, sino que las causas sociales, los principios y valores se fortalezcan para dar continuidad al proyecto de Nación por el que desde hace décadas ha luchado el pueblo de México, porque en nuestros días es imperante continuar escuchando y atendiendo a las mayorías, así como respetar a las minorías, lo cual no significa complacerlas, ya que precisamente este pragmatismo fue el que llevó a nuestra Nación al neoliberalismo, en donde el valor del dólar fue superpuesto al de las personas.

Activista Social

@larapaola1


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