Sumergidos en una crisis ambiental sin precedentes, la administración de Andrés Manuel López Obrador trata de apagar el incendio con gasolina, y aunque parezca, esto no es una metáfora.
Así de absurdo como suena: el próximo año, los recursos para mitigar combatir el cambio serán destinados para transportar combustibles fósiles, cuya quema es una de las principales causas del calentamiento global, a la vez que la inversión en la Secretaría de Energía será en su mayoría para la producción de energía proveniente de fuentes fósiles.
Vivimos una esquizofrenia política; por un lado se reafirman esas mismas promesas que lucen vacías cuando en los hechos se trabaja en la dirección opuesta. El ejemplo está en el presupuesto de egresos de la federación para 2020 que, en el Anexo 16 de adaptación y mitigación al cambio climático enfoca dos terceras partes de los recursos en transporte de gas natural en lugar de reflejar las promesas ambientales del presidente.
López Obrador inició su mandato con afirmaciones tales como que nadie pasaría por encima del medio ambiente, ratificó los Acuerdos de París para combatir el cambio climático y se comprometió a prohibir el fracking, solo por mencionar algunas. Sin embargo, los días pasan y sus palabras se deterioran a la par de nuestro medio ambiente.
La gravedad del asunto es más tangible que nunca. Año con año se rompen récords de temperaturas, CDMX tuvo en 2019 el año más caluroso desde que existen registros; Hermosillo en Sonora se convirtió en la ciudad más caliente del mundo; se agudizan las sequías, según la CONAGUA más del 60% del territorio nacional tiene algún grado de ellas, los huracanes aumentan su intensidad y su poder de devastación como nos lo demostró Dorian al ser el huracán más fuerte que se haya registrado en el Caribe.
Según la NASA, el aumento del nivel del mar en 5 metros provocaría que 6 estados de la República quedarían prácticamente bajo el agua, entre ellos Tabasco, donde la refinería de Dos Bocas quedaría sumergida en el mar junto con la gran mayoría del estado si el aumento de la temperatura del planeta sigue con las tendencias actuales.
La acción climática es urgente y tiene que ser prioritaria. Los expertos advierten que lo que está en juego es la sexta extinción masiva. Estamos en una emergencia climática que para los líderes políticos es más sencillo evadir; es indignante verlos ceder ante el fin de la humanidad antes que al fin del petróleo.
Especialista en temas de calidad del aire y cambio climático de Greenpeace México