El año 2024 se perfila como uno clave. A seis años de la fecha límite de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de la Naciones Unidas, el 2024 se caracteriza por una integración más profunda de la sustentabilidad en las estrategias nacionales e internacionales como respuesta a las crecientes riesgos sociales, de salud y ambientales. Esta situación marca una renovación en la relación entre sustentabilidad, tecnología y regulación, redefiniendo los sistemas actuales, haciéndoles más resilientes.
Adicionalmente, México tendrá su mayor proceso democrático en 2024. Se llevarán a cabo elecciones tanto a nivel federal como en las 32 entidades federativas. Según los datos proporcionados por el INE, las elecciones de 2024 marcarán un hito en la historia de la democracia de México, donde las elecciones más grandes del país se llevarán a cabo con alrededor de 98 millones de votantes e implicarán la elección del presidente, 128 senadores, 500 diputados federales, 8 gubernaturas, la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y la renovación de 31 congresos locales.
Además de su importancia, las próximas elecciones son cruciales debido a la polarización política predominante en el país, así como las implicaciones que conlleva un cambio de gobierno en un país con un presidencialismo tan fuerte. Sin embargo, no se debe perder de vista al cambio climático, que de acuerdo con Foro Económico Mundial es uno de los mayores riesgos que enfrentan los seres humanos, y que tendrá efecto sobre las siguientes generaciones. El cambio climático ha sido identificado por importantes organismos internacionales como un peligro global financiero y no financiero. Los riesgos relacionados con el cambio climático se manifiestan cada vez más con un rápido aumento respecto al volumen y la escala de los fenómenos meteorológicos extremos que causan daños físicos y perturban a la sociedad.
El impacto del cambio climático se ha hecho cada vez más indiscutible por una serie de fenómenos meteorológicos extremos que han ocurrido alrededor del mundo. La integridad de las personas, organizaciones y sistemas se ve cada vez más expuesta a fenómenos ambientales extremos, entre los que se cuentan inundaciones, sequías severas, incendios masivos, huracanes y olas de calor con mayor severidad nunca antes registradas.
En ese sentido, enfrentar los problemas del medio ambiente es también una misión del Estado, sobre todo del democrático, que busca satisfacer las necesidades de la población y no de quien ejerce el poder. Es por ello que la atención a los problemas medioambientales no puede ser ajena a la deliberación democrática. La fragilidad de los sistemas naturales en las regiones más diversas del orbe es resultado directo de factores antropogénicos, los cuales derivan directamente de la actividad humana, como la deforestación, la ganadería, el uso de combustibles fósiles, etc.
México es uno de los países más vulnerables al cambio climático. La ubicación geográfica, topográfica e hidrológica del país crean condiciones vulnerables a eventos hidrológicos o meteorológicos extremos. Como resultado, los ecosistemas y las personas son particularmente vulnerables a daños significativos debido al cambio climático. La falta de interés en la agenda climática evidencia mayor vulnerabilidad frente a los impactos derivados del calentamiento global.
Sin embargo, México muestra áreas de oportunidad en cuanto a su agenda climática. Muchos partidos políticos o gobiernos delegan la formulación y la ejecución de la políticas públicas medioambientales a otro nivel de gobierno o a la iniciativa privada, prefiriendo centrarse en medidas más inmediatas y convencionales. El país presenta una falta de ambición en compromisos internacionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (mediante contribuciones nacionalmente determinadas). La falta de ambición y compromiso que muestra el país representa un retroceso en materia de cambio climático, y en la progresividad cooperativa para lo establecido en el Acuerdo de París. Así como retrasos en el cumplimiento al marco legal existente a nivel nacional en materia de Ley General de Cambio Climático (LGCC), que desde el 2012 establece disposiciones para enfrentar los efectos adversos del cambio climático y regular las acciones para la mitigación y adaptación al cambio climático en México. Cabe recordar que atender los problemas del medio ambiente implica modificar comportamientos e intereses en todos los sectores que componen la economía, lo que lo convierte en un tema político que busca representar el interés mayoritario.
No se puede negar la evidencia científica de la crisis climática, exigimos que la ciencia se reconozca como fuente de información y análisis de escenarios para la toma de decisión pública. Si un partido político o gobierno presta atención a los datos científicos u opta por su negación, estamos ante un debate político relevante. Por tanto, los riesgos climáticos frente a las elecciones de México de 2024 son un asunto pertinente a la democracia actual.
No podemos permitir que un partido político o gobierno vaya en contra de la evidencia irrefutable. La comunidad científica internacional recomienda enfrentar esta crisis que afecta a la supervivencia colectiva, teniendo en cuenta un criterio de justicia climática, ya que no todas las personas ni todos los países la sufren de la misma forma, especialmente los grupos y territorios más vulnerabilizados, las mujeres, la infancia y los colectivos con diversidad.
Necesitamos una mayor acción climática basada en la ciencia y recomendaciones de expertos, así como una mejor democracia con participación ciudadana significativa para proteger una transición justa hacia un desarrollo sostenible.
Esperemos que el proceso democrático 2024 sea el proceso histórico más igualitario y participativo que busque hacer frente a la extrema emergencia climática, incorporando a todos los actores implicados en la toma de decisiones públicas sin dejar a nadie atrás. Y al mismo tiempo, tiene que estar a la altura de sus circunstancias, donde se deberá votar teniendo en mente al planeta y a las personas.
Pablo Necoechea
@pablonecoechea pablonecoechea@gmail.com
Pablo Necoechea, experto en sustentabilidad y responsabilidad social empresarial. Es Licenciado y Maestro en Desarrollo Económico por la Universidad Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Maestro en Innovación y Competitividad por Deusto Business School, Maestro en Economía por la Universidad Autónoma de Madrid, y Candidato a Doctor en Economía por la Universidad Complutense de Madrid. Pablo ha trabajado como investigador en temas de energía y sustentabilidad para el European Centre for Energy and Resource Security (EUCERS) del King's College London. Además de haber sido consultor senior en firmas reconocidas especializadas en Consultoría; ha desempeñado papeles como funcionario público gestionando proyectos de sustentabilidad. Y, ha compartido sus conocimientos como profesor universitario en la Universidad Anáhuac Norte, y como Gerente y Director ESG y Sustentabilidad en reconocidas empresas en México. Actualmente es Gerente Nacional de Sostenibilidad y Cambio Climático en el Tecnológico de Monterrey.