En enero de 2025, mientras el mundo enfrenta los efectos cada vez más visibles del cambio climático, el sector financiero se encuentra en una posición estratégica para liderar la transición hacia un futuro sostenible. En México y América Latina, una región rica en recursos naturales pero marcada por desigualdades estructurales, las finanzas sostenibles representan una oportunidad crucial para impulsar el desarrollo económico y abordar la crisis climática de manera simultánea.
El concepto de un sistema financiero verde no es nuevo, pero su importancia ha crecido exponencialmente en los últimos años. Este enfoque busca redirigir los flujos de capital hacia proyectos y empresas que generen beneficios ambientales y sociales. En la práctica, esto se traduce en una serie de instrumentos y estrategias que ya están ganando terreno en la región, como los bonos verdes, los mercados de carbono y las inversiones de impacto.
Un ejemplo concreto de este compromiso es la Taxonomía Sostenible desarrollada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México. Este marco normativo, diseñado para clasificar actividades económicas que contribuyen a objetivos ambientales y sociales, busca brindar mayor claridad y confianza a los inversionistas. Al definir qué proyectos son considerados sostenibles, la taxonomía no solo impulsa la transparencia, sino que también fomenta la movilización de recursos hacia sectores clave como energía renovable, infraestructura resiliente y transporte limpio.
En México, los bonos verdes es otro ejemplo claro del potencial de las finanzas climáticas. Desde la emisión del primer bono verde por parte de Nacional Financiera en 2015, el mercado ha mostrado un crecimiento constante. Estos instrumentos han financiado proyectos de energía renovable, transporte limpio y eficiencia energética, contribuyendo a reducir las emisiones de carbono y a generar empleos verdes. A nivel regional, países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia también han liderado iniciativas similares, demostrando que las finanzas sostenibles no solo son viables, sino también rentables.
El papel de la tecnología también está revolucionando el panorama financiero en América Latina. La Green FinTech, por ejemplo, utiliza herramientas como blockchain para rastrear el impacto de las inversiones verdes y garantizar la transparencia en los proyectos financiados. Estas innovaciones no solo mejoran la eficiencia, sino que también generan confianza entre los inversionistas, un aspecto clave en una región donde la percepción del riesgo puede ser un obstáculo significativo.
Para que las finanzas sostenibles alcancen su máximo potencial, es fundamental contar con un marco regulatorio que promueva la adopción de estas prácticas. Las políticas públicas verdes, como los incentivos fiscales para proyectos sostenibles o la introducción de impuestos al carbono, pueden catalizar la transición hacia una economía baja en carbono. Además, la colaboración entre los sectores público, privado y académico es esencial para escalar estas iniciativas y garantizar que los beneficios se distribuyan de manera equitativa.
En este contexto, las bolsas de valores sostenibles juegan un papel crucial. Estas plataformas no solo fomentan la transparencia al exigir la divulgación de riesgos ambientales, sino que también crean un entorno propicio para que las empresas comprometidas con la sostenibilidad atraigan capital. En México, la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) y la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) ya han dado pasos significativos en esta dirección, pero el potencial para expandir estas iniciativas es enorme.
Los beneficios tangibles de las finanzas sostenibles en México y América Latina son amplios y reales. Estos incluyen la creación de empleos verdes, el desarrollo de infraestructura resiliente al clima y la reducción de emisiones de carbono. Por ejemplo, los proyectos financiados con bonos verdes no solo han generado ingresos significativos para las comunidades locales, sino que también han mejorado la calidad de vida mediante un acceso ampliado a energía limpia y transporte sostenible. A corto plazo, esto se traduce en un incremento en la inversión extranjera directa y una mayor confianza en los mercados locales. A mediano plazo, se espera que estas inversiones contribuyan a una diversificación económica que reduzca la dependencia de los combustibles fósiles. A largo plazo, el impacto será la consolidación de una economía baja en carbono, acompañada de sociedades más resilientes y equitativas.
La región también enfrenta desafíos significativos. La desigualdad económica y el acceso limitado al financiamiento siguen siendo barreras importantes, especialmente para las pequeñas y medianas empresas (PyMEs), que en los negocios son el motor económico de muchos países latinoamericanos. Por ello, es crucial desarrollar mecanismos que permitan a estas empresas acceder a financiamiento verde y participar en la transición climática. Una posible solución es la creación de fondos de inversión verdes específicos para PyMEs, respaldados por gobiernos y organismos multilaterales.
Otro aspecto a considerar es la educación y concienciación de los actores financieros. La falta de conocimiento sobre los beneficios y oportunidades de las finanzas sostenibles puede limitar su adopción. Por ello, es fundamental promover programas de capacitación y difusión que impulsen una mayor comprensión y participación en estos mercados y en los negocios.
Las finanzas sostenibles y climáticas ofrecen una oportunidad única para transformar las economías de México y América Latina. Al alinear los objetivos financieros con las metas ambientales y sociales, podemos construir una región más resiliente, equitativa y sostenible. Sin embargo, para lograr este cambio, es necesario un compromiso decidido de todos los actores: gobiernos, empresas, instituciones financieras, universidades, escuelas de negocios y sociedad civil. Solo así podremos aprovechar el verdadero potencial de las finanzas sostenibles y climáticas, para garantizar un futuro justo y próspero para las generaciones venideras.
Director Regional de EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey para CDMX y Región Centro Sur.
@pablonecoechea