La inversión sostenible ofrece un enfoque pragmático para abordar problemas de importancia financiera a través de un conjunto de información más amplio que abarca datos no financieros. Asimismo, no solo considera rendimientos financieros sino también los factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés) respecto a las decisiones de dicha inversión. Este concepto emerge como una alternativa competitiva a los instrumentos financieros de inversión tradicionales a medida que las empresas y los inversionistas priorizan la toma de decisiones donde se beneficia a los grupos de interés junto con los accionistas. En este contexto, el uso de factores ESG para orientar las decisiones de inversión se está volviendo cada vez más aceptado a nivel internacional.

Los productos de inversión centrados en factores ESG a menudo registran rendimientos similares o mejores que aquellos con instrumentos creados exclusivamente para el rendimiento ponderado por riesgo. Estos resultados se deben a que también consideran los riesgos y desafíos asociados a temas sociales y ambientales, así como las características de un buen gobierno corporativo, entre otros factores clave que pueden mejorar el desempeño de las empresas y rendimiento de sus inversiones. La inversión sostenible evita invertir en empresas u organizaciones cuyos negocios van en contra de valores y principios éticos, o aquellos negocios donde se perciben externalidades negativas, y como resultado podría generar una mala reputación o futuras controversias.

Para la elaboración de este artículo, entrevisté a Jesús Togno, experto en el tema y Director para América Latina de FTSE Rusell, con el objetivo de comprender por qué cada vez más actores financieros buscan sumarse a la inversión sostenible. De acuerdo con Jesús Togno, los índices ESG de FTSE4Good -desarrollados por los índices globales FTSE Russell- son herramientas diseñadas para que los inversionistas comprendan mejor el impacto que los factores ESG tienen en las empresas y para integrar de manera eficiente las estrategias ESG en las carteras de inversión.

Adicionalmente, Jesús Togno comentó que la pandemia global y la agitación social que se produjeron en 2020 han hecho que la atención sobre las prácticas ESG sea aún más evidente. A medida que se mejora la medición de las emisoras de deuda y capital en estas áreas, se está aprendiendo que las prácticas progresivas de ESG a menudo van de la mano con el desempeño de los negocios. Jesús ve que las emisoras mexicanas se preocupan cada vez más en la calidad y profundidad de sus prácticas ESG, así como en la divulgación de éstas, lo que a su vez fortalece la capacidad para medir y reforzar esta tendencia positiva.

En este sentido, se considera que la inversión sostenible representa una tendencia dentro de los inversionistas que enfocan su atención en instrumentos o empresas rentables que incorporen prácticas de responsabilidad social y ambiental. A medida que la inversión sostenible se ha convertido en una alternativa competitiva, los inversionistas cada vez buscan más métricas ESG prospectivas como un medio para evaluar el riesgo de la cartera más allá de las medidas financieras tradicionales, así como estándares analíticos para ayudar a crear estrategias sólidas con el objetivo de maximizar el desempeño financiero, alcanzar sus metas de inversión y cumplir con las expectativas de un mercado en evolución, cada vez más verde y resiliente.

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