El plan ortodoxo anunciado por el gobierno argentino de Javier Milei el martes pasado no fue ninguna sorpresa. En campaña electoral lo promovió ampliamente entre el electorado, por lo que no se pueden llamar a engaño quienes votaron por este excéntrico personaje. Una economía altamente estatizada, con una clase política enquistada, beneficiada del manejo del gasto público, con un déficit público cada vez más elevado y prácticas corruptas convencieron a la mayoría de los argentinos que había que correr el riesgo del cambio.

El nuevo ministro de Economía Luis Caputo al anunciar las 10 medidas a implementar señaló que “estamos frente a la peor herencia de nuestra historia”, alertando que la situación se pondría peor, pero dando la esperanza de que dentro de un año las cosas estarían mejor. Con un plan de ajuste bastante drástico se pretende estabilizar la economía.

La gran interrogante es si la gente logrará aguantar el empeoramiento en sus condiciones de vida. Una de las medidas anunciadas, es la de duplicar el subsidio para las familias sin empleo y aumentar 50% la ayuda social para comprar alimentos, busca atenuar o paliar el daño que se ve venir. La gran interrogante es si eso será eficaz y eficientemente implementado y si los disturbios sociales que se avizoran no echarían para atrás algunas de las acciones implementadas.

También está claro que algunas medidas radicales como la dolarización y la desaparición del Banco Central tendrán que esperar, porque no son viables en este momento, ya que el país no cuenta con suficientes divisas para implementar la medida. Este ultraliberal tuvo que caer en la cuenta de que romper relaciones con Brasil y China no es una buena idea cuando son importantes socios comerciales, por lo que tendrá que adoptar una postura más pragmática y responsable. El que su partido, La Libertad Avanza, no cuente con mayoría parlamentaria da cierta tranquilidad a los inversionistas de que no tomará decisiones precipitadas o contraproducentes.

Sin embargo, esto no será posible asegurarlo considerando el carácter impredecible, explosivo y contradictorio del personaje. No en balde el apodo del Loco. A diferencia de Donald Trump que tiene una posición más proteccionista y conservadora sobre el comercio exterior, Milei apuesta a la liberación comercial y ve la devaluación del peso argentino como una oportunidad para impulsar las exportaciones y reducir el déficit externo.

La historia argentina ha estado atrapada entre modelos populistas impulsados por el neoperonismo que han generado crisis de finanzas públicas, devaluaciones, hiperinflación y endeudamiento, o de modelos neoliberales radicales que han aplicado drásticas medidas de ajuste provocando fuertes crisis sociales. No se ha podido generar una economía de mercado que funcione eficientemente, genere crecimiento, reduzca la pobreza y la desigualdad. Para esto son necesarios entes reguladores que promuevan la competencia económica sin la interferencia de grupos de interés que a cambio de prebendas reciben rentas monopólicas.

A pesar de sus diferencias ideológicas entre Andrés Manuel López Obrador, de izquierda y estatista, y de Milei, de ultraderecha y liberal en lo económico y conservador en lo moral, cercano a las posturas de Ronald Reagan de que el problema es el gobierno y de una manera más amplia el Estado, que debería encargarse de las funciones esenciales y dejarle el espacio al sector privado; ambos tienen una tendencia francamente autoritaria. Llegaron al poder por procesos electorales democráticos, pero podrían estar tentados a buscar sostenerse en el mismo o a su movimiento, modificando las reglas del juego para asegurar ser siempre la mayoría como sucedía con el PRI en el siglo XX, o recurriendo a las fuerzas armadas para poner “orden”, como lo fue en caso de las dictaduras cono sureñas.

Si bien Milei no me genera esperanzas, no es resultado de un accidente como algunos han pretendido explicarlo. La mejor muestra de ello es las recientes victorias de la extrema derecha en países europeos, el avance en las preferencias de Trump, la presencia en su toma de posesión del mandatario húngaro Viktor Orban, con quien comparte posturas en contra de la diversidad sexual y la penalización de aborto, reflejan una tendencia contraria a las instituciones democráticas, a los derechos humanos y a las libertades.

El plan de “motosierra” y la “terapia de shock” llegó. Habrá que ver si la sociedad argentina soporta sus rigores. Difícilmente, si no funcionan los amortiguadores sociales. En el pasado, algunos planes económicos de ajuste fracasaron por ello, pero no le tocó a la población joven de hoy.

Adenda

1) La Reserva Federal (Fed) abrió la puerta para tres recortes el próximo año. El mercado recibió bien el anuncio apostando a un “aterrizaje suave”.

2) La decisión de la Fed ayuda al Banco de México a replicar la estrategia.

3) El presidente adelantó la idea de proponer el Plan C para febrero. La intención es clara, meter en la campaña electoral las propuestas para controlar al Poder Judicial, a las autoridades electorales y para transferir la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa. En la misma lógica de regresión autoritaria se ubica la propuesta de desaparecer a los autónomos que le estorban.

4) El encarecimiento de las operaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México busca desalentar su uso. El resultado será boletos más caros y resistencia a trasladarse al AIFA.

5) El derecho de piso está generando más presiones inflacionarias de lo que las cifras oficiales reconocen. A los analistas les extrañaron los datos de Acapulco de noviembre.

Economista, catedrático de la Maestría en Administración e Innovación del Turismo de la EST-IPN

Email: 

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.


Google News

TEMAS RELACIONADOS