Durante el segundo semestre del año pasado, analistas en Estados Unidos (EU) estuvieron alertando sobre que la agresiva alza de la tasa de interés de referencia (fondos federales) podría ocasionar una recesión. Si bien no se provocó la tan temida caída de la actividad económica, si ocasionó serios daños en el sistema bancario, afectando a instituciones como Silicon Valley Bank (SVB) a principios de marzo llevando a las autoridades financieras a intervenir para evitar el efecto contagio.
SVB tenía entre sus principales clientes a empresas de alta tecnología, incluidas startups exitosas, esto es, se trataba de un banco de dimensiones importantes y como ha quedado planteado el problema se debió a una estrategia errónea en el manejo de activos y de mercado de dinero. La corrida contra los depósitos del banco dejó sembrada la duda sobre si los bancos regionales tendrían la suficiente solvencia y solidez, para soportar un episodio similar.
Uno de ellos fue First Republic Bank (FRB), que recibió una inyección de 30 mil millones de dólares para evitar la quiebra y tranquilizar a los mercados. Posteriormente, llegaron los informes financieros del primer trimestre. El contraste entre los bancos que reportaron buenos resultados y los que no, reforzó la expectativa de mover el dinero a instituciones más seguras. Desde 2022, ya se habían prendido los focos rojos sobre FRB.
The Wall Street Journal informó que más de la mitad de sus préstamos eran hipotecas residenciales a una tasa promedio de 2.89%. Si la tasa de fondos federales ya estaba en ese entonces arriba de 4.5%, era evidente que no iba a poder sostener las pérdidas. La base del negocio de un banco es que las tasas de interés de los créditos que otorga (activas) sean mayores a las que paga al público por sus depósitos (pasivas). Los problemas se complicaron cuando la Reserva Federal (Fed) subió agresivamente las tasas de interés el año pasado, lo que dificultó la operación de los manejadores de fondos de los bancos, porque no se pensaba que la inflación llegara a ser tan elevada. Así, el fantasma de la recesión era usado por ellos para alentar la baja de tasas de interés.
FRB perdió el mes pasado depósitos por 100 mil millones de dólares y obligó a la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC por sus siglas en inglés) a intervenir a uno de los 20 bancos más importantes de EU, siendo el peor colapso desde 2008, luego del caso de Washington Mutual Inc. El salvamento vino con la adquisición de J.P. Morgan Chase que compartirá las pérdidas sobre los créditos con la FDIC.
El efecto contagio pudiera continuar, como ha alertado la prensa especializada, destacando el desplome de las acciones de bancos regionales el 2 de mayo como un síntoma de ello. La caída de bancos regionales es como el cuento de las casas de los tres cochinitos. Sólo las instituciones sólidas van a sobrevivir. El resultado será una mayor concentración y los grandes absorberán a los medianos y pequeños rompiendo con los esquemas de funcionamiento local.
El nerviosismo en el sector bancario no evitó que la Fed subiera por décima ocasión consecutiva la tasa de referencia de fondos federales a un rango entre 5% y 5.25%, siendo el nivel más elevado desde hace 16 años. El alza por 25 puntos base (0.25%) fue por 11 votos de 12.
Los analistas consideraron que la Fed podría tomar una pausa en la postura de seguir subiéndola, pero no están tan seguros de que no continúe haciéndolo a futuro porque los niveles de inflación siguen siendo elevados y por encima del objetivo de 2%. Sin embargo, los operadores apuestan a que comenzarán a bajarla pronto y que a finales de año termine en 4.5%.
Otro de los contrastes más marcados se ha dado entre los economistas en EU y los expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Los primeros consideran que los problemas en el sistema bancario no tendrán un impacto económico, mientras el organismo opina que sí va a ser un factor que contribuirá a la recesión, puesto que se restringirá el otorgamiento del crédito desalentando más la actividad económica.
Por un lado, están quienes consideran que una previsible recesión quitará presiones a la demanda agregada y provocará un descenso rápido de la inflación, por lo que la Fed podría aflojar un poco la restricción monetaria. En contrapartida, está lo posición más dura (halcones), quienes consideran que la Fed no debe ceder a bajar pronto la tasa de referencia, aunque haya recesión, porque ello podría echar por la borda todo el esfuerzo restrictivo y ocasionar un repunte de la inflación más adelante (Paul Volker dixit).
La opinión mayoritaria es que en EU habrá recesión en el segundo semestre del año. La discusión es si el aterrizaje será suave o más fuerte, y si ello hará reconsiderar a la Fed en sostener elevadas las tasas de interés un mayor tiempo, esto es, hasta 2024.
En caso de que una recesión se presente en EU, impactará con cierto rezago en México, pero dada la fuerte interdependencia entre sus economías es muy difícil que el país escape de sus efectos. Victoria Rodríguez Ceja, gobernadora del Banco de México en su comparecencia ante el Senado dio a entender que la tasa de referencia en México ya habría alcanzado su máximo. Por su parte, Hacienda alertó que las altas tasas de interés están teniendo un fuerte impacto en las finanzas públicas al aumentar el costo financiero, por lo que se han intensificado las presiones para que ya no suba la tasa de referencia.
Por lo pronto el sistema de indicadores cíclicos de febrero anunciado ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) apoya la tesis de la reactivación de la actividad económica observada en el primer trimestre de 2023. En el corto plazo se anticipa desaceleración, esto es, crecer a un menor ritmo en México, pero no recesión.
ADENDA
1) Errata del artículo anterior: es Convenio 169 no Convención.
2) Precisión: hasta diciembre de 2019, la Ley Federal de Derechos distribuía los ingresos por turistas de esta forma: 20% para el Instituto Nacional de Migración (INM), 70% para el Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) y 10% al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur). Luego quedó 20% para el INM y 80% de manera genérica, a saber “se destinará para estudios, proyectos e inversión en infraestructura que determine el Gobierno Federal con objeto de conectar, fortalecer, generar accesibilidad, iniciar o mejorar los destinos turísticos del país, entre otros”, pero que se asignaban a Fonatur porque son tareas vinculadas con sus funciones. Como el Tren Maya quedó bajo la responsabilidad de Fonatur, terminó recibiendo esos recursos para sufragar en parte la inversión.
Con la reciente reforma, 80% se destina a un fideicomiso turístico, que se presume irá a una empresa estatal bajo control de las fuerzas armadas encargada de la operación del tren. En conclusión, los recursos destinados al Ramo 21 Turismo, quitando el Tren Maya seguirán estando castigados.
3) Las finanzas públicas del primer trimestre dejaron señales de alerta por el lado de los ingresos.
Catedrático de la EST-IPN
Email: pabloail@yahoo.com.mx