El pasado lunes, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del tercer trimestre de 2023 y en general las cifras fueron favorables impulsadas por un buen dinamismo de la economía, disminución de la inflación y mejoras salariales.

Al día siguiente, con esa fuente el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), dio a conocer la información referente a la pobreza laboral siendo de 37.3%, que como destacó El Universal ayer, si bien reflejan una mejoría respecto a 40.1% del tercer trimestre del año pasado, todavía no regresa a los niveles del primer trimestre de 2020, cuando fue de 36.6%.

Entre los aspectos positivos que reportó la ENOE considerando los comparativos del tercer trimestre de 2023 con los del mismo periodo del año pasado se destacó que la tasa de participación, esto es, la población económicamente activa (PEA) como porcentaje de la población de 15 años y más subió de 50.9% a 60.6%, y se debió a que la de mujeres pasó de 45.1% a 46.4%, puesto que la de los hombres se mantuvo en 76.6%. Si bien es una buena noticia, tampoco es para echar las campanas al vuelo, porque sigue siendo bastante baja, incluso comparada con otros países de América Latina.

La Tasa de Desocupación, que considera a la población que se encuentra sin trabajar, pero que busca trabajo, como porcentaje de la PEA pasó de 3.4% a 3%. A su vez, la Tasa de Presión General, que incluye, además de a las personas desocupadas y las ocupadas que buscan empleo bajó de 6.3% a 6.1%; y, especialmente la Tasa de Condiciones Críticas de Ocupación, que incluye a las personas que trabajan menos de 35 horas a la semana por razones ajenas a sus decisiones, las que trabajan más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo y las que laboran más de 48 horas semanales y ganan hasta dos salarios mínimos, pasó de 34.1% a 30.3% como proporción de la población ocupada.

Sin embargo, los comparativos que no son favorables, Inegi los dejó de difundir en el boletín, como es el porcentaje de población ocupada que gana hasta un salario, que subió de 31.9% a 33.3%; aunque quienes ganan entre 1 y 2 salarios mínimos pasó de 33.4% a 33.7%, el porcentaje de las personas que reciben más de 2 salarios mínimos y hasta 3 mínimos bajó de 10.5% a 9.2%.

Lo anterior es comprensible porque a medida que el salario mínimo ha subido porcentualmente más que las demás remuneraciones, más personas por nivel de ingresos caen en estos estratos, lo que no es vistoso en el discurso oficial.

Cabe hacer algunos comentarios sobre el efecto acumulado de incrementos a los salarios mínimos desde 2017, y especialmente en los últimos cuatro años. Algunas empresas que en la parte más baja de sus tabuladores pagaban por arriba del mínimo, han tenido que hacer alzas mayores para mantenerse en ese rango. Esto es más complicado en las empresas micro y pequeñas en las que los costos salariales son una proporción mayor de los totales y tienen menos margen de maniobra para absorberlos.

En ese sentido, la mayoría de los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México en la última minuta han alertado sobre que los incrementos salariales continúan siendo elevados y uno de ellos destacó que el promedio móvil de 12 meses de las revisiones salariales contractuales para el sector privado era de 9.3%, lo que podría generar presiones inflacionarias. En el anuncio de Política Monetaria se mencionaba en general “las mayores presiones de costos”.

Pero en contrapartida, en la medida en que la inflación siga siendo elevada y ello presione a demandas salariales más elevadas, refuerza la postura de mantener la tasa de referencia sin cambio hasta que las expectativas inflacionarias se reduzcan.

Por lo que respecta a la pobreza laboral que  mide la evolución del ingreso laboral y su relación con el costo de la canasta alimentaria, Coneval destacó que a pesar de un aumento en el empleo (1.7 millones de personas ocupadas), así como un incremento en el ingreso laboral per cápita de 11.3%, presentó una disminución a nivel nacional de sólo 2.8 puntos porcentuales al pasar de 40.1% a 37.3% entre el tercer trimestre de 2022 y el de este año, porque el alza en el costo de la canasta alimentaria fue superior a la inflación anual.

Coneval llama la atención sobre la mayor brecha de género del ingreso si consideramos que: “En el tercer trimestre de 2023, el ingreso laboral real promedio de la población ocupada a nivel nacional fue de 6 mil 921.75 pesos al mes. Los hombres ocupados reportaron un ingreso laboral real mensual de 7 mil 583.29 y las mujeres de 5 mil 971.40 pesos reales”; y que en variación anual el de los hombres ocupados subió 10%, mientras que el de las mujeres, 7%.

La brecha entre los ingresos laborales en la ocupación formal e informal es elevada. El ingreso laboral mensual fue de 9 mil 817.49 pesos en situación formal, mientras que para los informales llegó a 4 mil 791.46 durante el tercer trimestre. En variación anual, crecieron respectivamente 8.3% y 7.8%.

La diferencia entre formalidad e informalidad seguirá siendo muy elevada considerando que en el tercer trimestre de 2023 la Tasa de Informalidad Laboral fue de 55.1% de la población ocupada, un incremento de 680 mil personas respecto al mismo periodo del año pasado, y; la Tasa de Ocupación en el Sector Informal de 28.2%, un aumento de 520 mil personas.

Mientras que algunos medios de comunicación destacaron las cifras favorables de la ENOE, ocultaron las que un día después difundió Coneval sobre la pobreza laboral. Tampoco mencionaron las desfavorables como la Tasa de Ocupación Parcial y Desocupación, que considera a la población desocupada y a la ocupada que trabajó menos de 15 horas a la semana, la cual pasó de 9% a 9.1% al 3T de 2023, o la Tasa de Subocupación, que mide el porcentaje de la población ocupada que tiene la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual le permite, que se mantuvo en 8%.

Adenda

1) La inflación general subió ligeramente en la primera quincena de noviembre a 4.32% respecto a 4.25% de la segunda de octubre; pero la subyacente bajó de 5.46% a 5.31%, por lo que ese ligero repunte no tendría que significar un cambio de tendencia.

2) El tipo de cambio se ha vuelto a fortalecer desde el 25 de octubre, la expectativa de que la Fed ya no subirá sus tasas y de que Banco de México las mantendrá varios meses sin cambio le ha dado estabilidad, pero podría cambiar en función de las cifras observadas de inflación en ambos países.

3) La relocalización (nearshoring) y el comercio preferente con aliados (friendshoring) son conceptos complementarios que se confunden. El uso de energías renovables es uno de los factores que limita el potencial de la relocalización, pero no es el único factor. Cuidado con las modas, no todos los proyectos se concretan en inversión efectiva.

4) No se espera mucho del COP 28. Veamos qué dicen las/os expertos.

Economista, catedrático de la Maestría en Administración e Innovación del Turismo de la EST-IPN

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