La discriminación considerada como una distinción injustificada de las personas, no tiene mucho de haber sido reconocida como un problema público en México. La cláusula antidiscriminatoria que establece que está prohibida en el país, se incorporó en el artículo 1 de la Constitución apenas en 2001 y la ley secundaria en la materia dos años después, junto con la creación del organismo encargado de enfrentarla, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).
Se le asocia con el racismo y el clasismo existente en el país, así como con la desigualdad extrema, al respecto véase el estudio realizado por Gerardo Esquivel para Oxfam México en 2015, reforzada por prácticas sociales arraigadas al punto que muchas veces quien discrimina o es discriminado, no caen en la cuenta del hecho; sin embargo, es bastante más complicada.
Se trata de un fenómeno multifactorial que no se puede reducir a cuestiones económicas y que está relacionado con aspectos sociales y culturales, pero que se hacen presentes en la vida cotidiana, en un partido de futbol donde se insulta al jugador negro del equipo visitante (Vinicius dixit) con la abierta complicidad de una parte importante de la tribuna, o en el pleito vecinal donde una de las partes involucradas es un argentino y por ese motivo se le agrede con expresiones xenófobas, por poner solo dos ejemplos, que se volvieron mediáticos o se viralizaron en su momento.
Estas reflexiones vienen al caso, porque recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer la Encuesta Nacional sobre Discriminación, ENADIS 2022. El levantamiento se realizó entre el 18 de julio y el 9 de septiembre del año pasado. Se replicó un estudio similar elaborado en 2017 aplicándose las entrevistas entre el 21 de agosto y el 13 de octubre de ese año, pero en esta ocasión sólo con la colaboración del Conapred y de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), agregando algunas preguntas y concentrándose en 10 grupos de interés, cuando antes sólo fue en seis.
Se parte de una definición bastante clara: “La discriminación es el rechazo social basado en estereotipos, prejuicios, estigmas y valores culturales de acuerdo con lo que una sociedad o grupo social considera características aceptables. Y reconociéndola como un fenómeno estructural.
Al comparar los resultados de 2017 y 2022, lo primero que llama la atención es que la prevalencia empeoró, puesto que el porcentaje de la población de 18 años y más que declaró haber sido discriminada en los últimos 12 meses pasó de 20.2% a 23.7%, siendo el incremento más marcado en mujeres (20.1% a 24.5%) que en hombres (20.2% a 22.8%) y estadísticamente significativo en todos los casos.
Por entidad federativa, la prevalencia de la discriminación en 2022 fluctuó entre 13.8% en Sinaloa y 32.1% en Yucatán. Si bien hubo descensos en cinco estados con relación a 2017, en la mayoría de los casos hubo incrementos y en algunos casos muy considerables, como en San Luis Potosí, Querétaro, Yucatán y Durango, por sólo mencionar los casos donde la variación fue superior al 50%. Los detalles de los resultados, la metodología y otros aspectos se pueden consultar en https://www.inegi.org.mx/programas/enadis/2022/.
Inegi estratifica la prevalencia por entidad federativa en cuatro rangos. En el más alto están Yucatán (32.1%), Puebla (30.6%), Querétaro (30.5%) y Ciudad de México (29.6%); en contraste en el más bajo, Sinaloa (13.8%, Sonora (17.5%), Nuevo León (18.4%), Campeche (18.5%) y Chiapas (18.9%). Si bien en principio podría decirse que son los estados donde la situación es mejor y peor porque no se trata de una medición de percepción, sino de un testimonio o de una experiencia personal, habría que puntualizar que se refiere a una vivencia subjetiva. Análogamente, sucede algo similar con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) que mide la violencia hacia las mujeres, donde en algunas zonas del país sólo se le reconoce como tal si es física. Es decir, la prevalencia pudiera ser baja en algunos estados en donde está normalizada la discriminación, por lo que no debieran echarse las campanas al vuelo.
Cuando se observa la prevalencia de experiencias de discriminación de las mujeres por entidad federativa, en el rango superior se ubican Yucatán (32.7%), Puebla (32.6%), Querétaro (31.7%), Ciudad de México (30.5%), Oaxaca (27.9%) y Tabasco (27.0%); en contrapartida en el rango más bajo, Sinaloa (13.5%), Nayarit (18.4%), Chiapas (18.9%), Campeche (19.5%), Tamaulipas (19.8%), Baja California Sur (19.9%), Zacatecas (20.2%) y Sonora (20.8%).
En lo que respecta a las experiencias de discriminación reportadas por los hombres, en el rango superior destacan Yucatán (31.4%), Guerrero (30.2%), Jalisco (29.9%), Querétaro (29.2%), Ciudad de México (28.5%) y Puebla (28.2%); en el rango más bajo, Sonora (14.0%) Sinaloa (14.2%), Nuevo León (14.3%), Colima (16.9%), Quintana Roo (17.0%) y Campeche (17.4%).
Concentrándonos en el rango más alto, desagregar la prevalencia de discriminación por sexo tiene sentido, porque en el caso de las mujeres aparecen estados como Oaxaca y Tabasco, que en las cifras totales no destacan; y en el segmento de hombres Guerrero y Jalisco. Cabe comentar que en el caso de la Ciudad de México, algunos varones consideran discriminatorio no permitir el acceso a vagones en el metro y el metrobus exclusivos para mujeres, cuando se trata de una acción afirmativa, esto es, de una distinción justificada que busca prevenir el acoso sexual.
Al abundar sobre la prevalencia de la discriminación en 2022, se destaca que 30.6% manifestó haberlo sido por su forma de vestir o arreglo personal (tatuajes, ropa, forma de peinarse, perforaciones), seguido de peso estatura (27.9%), opiniones políticas (24.6%), que no se preguntó en 2017, y ser mujer/hombre (23.7%). De nueva cuenta los porcentajes varían fuertemente cuando se desagregan las cifras por sexo.
Entre la población de mujeres de 18 años y más declaró haber sido discriminada en los últimos 12 meses, 35.3% por ser mujeres, 31.8% por su forma de vestir o arreglo personal, 30.7% por su peso o estatura y 23.1% por su edad. En contraste, entre los hombres, experimentaron discriminación principalmente 29.1% por su forma de vestir o arreglo personal, 29.0% sus opiniones políticas, 24.8% su manera de hablar y 23.7% por su peso o estatura; pero, ser hombre no aparece como un motivo destacado (9.6%). Estos datos confirman que las políticas públicas para impulsar la igualdad de género, prevenir y eliminar la discriminación hacia las mujeres siguen siendo fundamentales.
En conclusión, preocupa que el porcentaje de personas que fue víctimas de discriminación haya subido significativamente en 2022 en comparación con 2017 (23.7% vs. 20.2%), por lo que sería necesario que el gobierno federal fortalezca al Conapred, que por ley es el encargado de atenderla, y lo mismo con los organismo estatales y municipales.
ADENDA
Algunas cosas que me llamaron la atención en mi viaje a Japón:
1) Baños públicos gratuitos y limpios como política pública.
2) Transporte público eficiente y conectado (tren, metro y autobús), lo que inhibe el privado y reduce la contaminación.
3) Accesibilidad urbana con rampas, elevadores y guías en las estaciones de tren y de metro.
4) Amabilidad de la gente con turistas.
5) La seguridad, niñas y niños viajan sin riesgos.
6) No hay basura ni botes para tirarla en las calles.
Catedrático de la EST-IPN
Email: pabloail@yahoo.com.mx