Algunos analistas y funcionarios habían estado insistiendo que el Banco de México (Banxico) debería desvincular su política monetaria de las decisiones que ha tomado la Reserva Federal (Fed) dejando de replicarlas, argumentando que el país había comenzado primero el alza de la tasa de interés de referencia que en Estados Unidos (EU), que la inflación en nuestro país era más baja (en aquel entonces lo era), que un peso demasiado fuerte podría quitarle competitividad a nuestras exportaciones, que un alza exagerada podría dañar el consumo y la inversión y por ende el crecimiento, y que la inflación no era causada por presiones de demanda, sino por choques de oferta, como una fuerte sequía en el mundo o por los efectos colaterales de la Guerra en Ucrania.
Sin embargo, con el paso de los meses la trayectoria comparada de la inflación al consumidor en ambos países se modificó. En EU comenzó a caer en tasa anual desde un máximo de 9.1% en junio pasado a 6.4% en enero; en México llegó a su punto más bajo en noviembre 7.80% y volvió a subir hasta 7.91% en enero a pesar de los casi 400 mil millones de pesos en subsidios que otorgó el gobierno a los combustibles en 2022. Pero lo más grave es que la inflación subyacente que había alcanzado su nivel más alto en noviembre (8.51%), bajó a 8.35% en diciembre, pero volvió a subir a 8.45% en enero.
Cabe comentar que en contraste, la inflación básica (core) en EU, que excluye los componentes volátiles de precios en alimentos y energéticos, similar a la subyacente de México fue de 5.6% en enero, esto es, menor a la inflación general (6.4%), contrario a lo que pasa en México, donde es más elevada.
La sorpresiva alza de la subyacente en enero, explicada por “… un descenso más lento que el previsto en la inflación de las mercancías alimenticias y el repunte en la de los servicios”, así como las expectativas de mayor inflación para 2023 y 2024, convencieron de manera unánime a los integrantes de la Junta de Gobierno de Banxico a incrementar en 50 puntos base (PB) el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día a un nivel de 11.00% hace una semana, distanciándose del alza de 25 PB de la tasa de fondos federales a 4.75% decidida por la Fed a principios de mes, por lo que el diferencial se amplió a 6.25%. Esto es, el desacoplamiento se dio al revés de quienes consideraban que Banxico debería de subir la tasa a menor ritmo e intensidad.
El viernes pasado, durante la mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador criticó la decisión de Banxico alegando que afectaría el crecimiento. Se pronunció porque el banco central no sólo tuviese el objetivo de combatir la inflación, sino que también debiera alentar el crecimiento y el empleo. Ese mismo día, el subgobernador Jonathan Heath le respondió que la tasa de interés comenzaría a descender cuando la inflación disminuya de una manera más clara y que la contribución de Banxico al crecimiento es manteniéndola baja y estable, ratificando que sólo debe tener ese objetivo, ya que eso da certidumbre.
En estas páginas (28 de enero de 2022), comenté porque México había optado por sólo tener un objetivo, como quedó asentado en la Constitución. Señalé que he sido más partidario de que un banco central tenga dos objetivos, a semejanza de la Fed, pero reconocía el riesgo de que se quisieran utilizar las tasas de interés para promover el crecimiento económico, a pesar de las presiones inflacionarias, como sucedió en Turquía, donde su presidente destituyó al director del banco central porque se negaba a bajar las tasas de interés.
Cabe hacer la precisión de que aunque la Fed busca mantener la inflación baja y estable, y, promover el crecimiento y el empleo; pero, cuando estos propósitos entran en conflicto, le da prioridad al objetivo inflacionario. Por ello, Jerome Powell, su presidente, ha insistido reiteradamente en que no bajará las tasas de interés a finales de año como han previsto los inversionistas aunque ocurra una recesión, porque se está muy lejos de alcanzar el nivel del 2% de la inflación deseada por la autoridad monetaria.
Si bien es cierto, que los temores del presidente mexicano de que una mayor alza de las tasas de interés reduciría el crecimiento en el corto plazo no son infundados, y que ello podría afectar los ingresos tributarios y elevar el costo financiero de la deuda pública; también está claro que la gente preferiría observar una menor inflación, que ha sido más elevada en el segmento de los alimentos, afectando en mayor medida a la población de menores ingresos.
La inflación a enero de los productos agropecuarios es más baja que la del mismo mes de 2022 (9.93% vs. 15.32%), pero sigue siendo muy elevada, y además ha afectado la tasa de alimentos procesados, bebidas y tabaco (ubicados en la inflación subyacente), donde se registra un mayor porcentaje en enero de 2023 vs. 2022 (14.08% vs, 8.76%), que ha sido en parte explicada por el traslado de los costos del productor al consumidor final.
Por otra parte, Banxico vuelve a revisar al alza sus pronósticos de inflación comparados con la última versión (15/12/2022), esto es, no es sólo que las expectativas de los especialistas hayan vuelto a subir, sino que la tendencia a la baja es más moderada de lo que pensaba la autoridad. Ahora proyecta un promedio de 7.7% para el primer trimestre de 2023 y de 8.2% para la subyacente, frente a un 7.5% y 7.8%, respectivamente.
La decisión de Banxico se reflejó en refortalecimiento del tipo de cambio. El FIX había llegado a 19.05 el 7 de febrero y el martes ya se ubicaba en 18.53. Esto podría contribuir a reducir la inflación importada, aunque ello afecte la competitividad externa. Sin embargo, la incertidumbre y la volatilidad financiera internacional pudieran revertir la tendencia a la apreciación en un futuro. Pero, en el corto plazo no se ve que pueda haber un choque externo severo ni un error grave de política macroeconómica. Adicionalmente, el nearshoring está apoyando el dinamismo del sector externo mejor de lo esperado.
Lo deseable sería un crecimiento elevado y una baja inflación. Sin embargo, en el corto plazo no se pueden lograr ambas metas si consideramos que las tasas de interés en México y EU seguirán subiendo y no extrañe que la interbancaria cierre en 12% y la de fondos federales en 5.75% en 2023. Preocupados por el corto plazo y los efectos electorales de la situación económica en 2024, se corre el riesgo de cometer un error en el manejo de la política económica.
ADENDA
1) Los legisladores de la Unión Europea aprobaron una ley que prohibirá la venta de vehículos nuevos impulsados por gasolina o diésel acelerando la transición a los vehículos eléctricos a partir de 2035. La determinación es similar a la que ya tomó Estados Unidos. Esto trae consigo la transformación obligada que tendrá la industria automotriz en México y el cuestionamiento a si la política energética será compatible con ese cambio tan radical.
2) El repunte del crecimiento chino no tendrá el mismo efecto en la economía del resto del mundo, tanto porque la intensidad será menor que luego de la Gran recesión de 2008-2009, como porque el dinamismo ahora depende más del mercado interno.
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Catedrático de la EST-IPN
Email: pabloail@yahoo.com.mx