El martes pasado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer la inflación al consumidor de la primera quincena de enero de 2023, medida por la variación porcentual del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC). Creció 0.46% respecto a la quincena anterior y 7.94% en comparación a la misma quincena del año pasado.
A su vez, la inflación subyacente, esto es, la que excluye los bienes y servicios cuyos precios son más volátiles, o bien, que su proceso de determinación no responde a condiciones de mercado, como son los productos agropecuarios, los energéticos o las tarifas autorizadas por el gobierno, se elevó 0.44% a tasa quincenal y de 8.45% a tasa anual.
Ambas fueron malas noticias, porque la inflación general en tasa anual ligó tres quincenas consecutivas subiendo, desde 7.46% registrado en la primera quincena de noviembre. La subyacente rompió la tendencia de baja que había reportado hasta 8.34% en la segunda quincena de diciembre, y si bien un mal dato no marca tendencia, sí generó una señal de alerta.
Habitualmente, la inflación de la primera quincena de enero siempre es más elevada porque con el cambio de año, entran en vigor nuevos impuestos y derechos, así como alzas salariales, por lo que algunos bienes y servicios suben de precio. No resulta extraño que entre los productos que hayan aumentado más de precios se encuentren gasolina de bajo octanaje, cigarrillos y refrescos envasados con alzas quincenales de 0.65%, 3.13% y 1.02%, provocados en parte por alzas al impuesto especial sobre bienes y servicios o la reducción de subsidios.
Otros incrementos tienen que ver con actualización de tarifas en negocios como loncherías, fondas, taquerías y torterías (1.00%), restaurantes y similares (0.62%), renta (0.18%). Otros de los precios que se elevaron más están los involucrados con decisiones gubernamentales como la electricidad (0.90%) o los derechos por suministro de agua (1.94%). Finalmente, entre los que más afectados se encuentran el plátano (8.51%) y el tomate verde (13.95%).
Algunos de estos incrementos son de una sola vez y no tendrían por qué reflejarse en una mayor inflación, otros son parte de la estacionalidad tradicional de productos agropecuarios; sin embargo, pareciera ser que el apoyo que se ha dado a la inflación general a partir de subsidios y tarifas públicas que hizo que la inflación no subyacente alcanzara 4.86% en tasa anual en la segunda quincena de noviembre, pudiera estar afectando las finanzas públicas y por ende ésta haya rebotado hasta un 6.44% en la primera quincena de enero.
Pensemos en la tarifa del metro en la Ciudad de México, cuando subió de tres a cinco pesos el 13 de diciembre de 2013, hubo grandes protestas y un fuerte costo político para las autoridades locales. Sin embargo, mantenerlas tanto tiempo sin recibir mayores subsidios por parte del gobierno federal pudiera afectar su funcionamiento. Siendo objetivos, mantener las tarifas públicas sin cambios, ayuda a mantener baja la inflación, pero no refleja las condiciones de mercado y genera otros problemas.
Al comparar la inflación de la primera quincena de enero de 2023 (0.46%), fue similar a la correspondiente de los dos años anteriores (0.39%) y (0.51%), pero más elevada que la de 2020, antes de que comenzara la pandemia (0.27%). Pareciera ser que se ha ubicado en un nivel más elevado después de la pandemia; pero esto pudiera cambiar a futuro si una posible recesión ocasiona una fuerte caída de la demanda provocando un descenso pronunciado de la inflación.
En un escenario de este tipo, algunos analistas están apostando a que los bancos centrales reduzcan la velocidad y la intensidad de las tasas de interés, e incluso, en el caso de Estados Unidos (EU) a que comience a bajarlas a finales de año. La favorable tendencia que ha presentado la inflación que en junio pasado llegó a 9.1% para bajar hasta 6.5% en diciembre, alienta esta expectativa, aunque todavía se ubica lejos de los niveles aceptables para la Reserva Federal (Fed).
Si observamos los componentes más importantes que reporta Inegi, destacan la tasa anual de alimentos, bebidas y tabaco (14.09%), que están incluidos en la subyacente y la de los agropecuarios (9.99%), siendo frutas y verduras (9.97%) y pecuarios (10%), que como ya comentamos están comprendidos en la no subyacente. Estas alzas perjudican más a los hogares de bajos ingresos, puesto que destinan una mayor parte de su gasto a estos tipos de bienes.
Por otra parte, condiciones del clima desfavorable, como sequías o heladas están ocasionando aumentos importantes de precios en este tipo de bienes, ya sea como productos procesados o naturales. Las condiciones climáticas desfavorables dentro y fuera del país, han incrementado los costos y se han trasladado a los precios del consumidor final.
El aspecto que podría definir más claramente las posturas de los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) en su próxima reunión el 9 de febrero para el objetivo de la tasa de interés interbancaria a un día, será la tendencia que seguirá la inflación subyacente. Ese mismo día por la mañana Inegi proporcionará las cifras de la segunda quincena de enero y por ende de todo el mes, y tendrá un poco más de claridad al respecto.
A pesar de la fortaleza que ha registrado el peso, no se ha reflejado en una menor inflación al consumidor; sin embargo, podría ser más elevada, sobre todo el componente importado. Adicionalmente, la disminución del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) de 0.5% en noviembre, ocasionado por la baja de 0.9% del sector terciario, es un indicio adicional de que la demanda agregada se está debilitando.
A su vez, la actividad primaria, con algunos altibajos, ha mostrado una recuperación importante en los últimos meses del año pasado, y en ese sentido podría alentar menores precios de productos agropecuarios más adelante, pero todavía no se observan.
Sin embargo, a Banxico no le agrada que la inflación de México sea más elevada que la de EU en diciembre (7.82% vs. 6.5%) a pesar de que se han entregado subsidios a los energéticos (gasolina y electricidad) y de los precios controlados y administrados que hay en el país.
En conclusión, lo que haga Banxico sobre si incrementa la tasa objetivo 0.50% o 0.25%, no solo dependerá de la decisión de la Fed el 1 de febrero, sino como siga el desempeño de la inflación en México.
ADENDA
1) Hoy se divulga el PIB del cuarto trimestre de 2022 de EU y por ende de todo el año.
2) La próxima semana Inegi anunciará el PIB oportuno de México.
3) Hay gran expectación por la actualización de proyecciones del PIB del Fondo Monetario Internacional el próximo lunes.
4) Habrá que estar atentos a los Informes de las finanzas y de la deuda pública del cuarto trimestre de 2022 la próxima semana.
5) Para el 2024 como año electoral, el gobierno desearía baja inflación y mayor crecimiento en 2023; sin embargo, ambos objetivos no siempre son posibles simultáneamente, y menos en un escenario altamente probable de recesión en EU.
6) Sobre el artículo del jueves pasado, me gustaría aclarar que en el cuarto párrafo hay una errata en la parte que dice "La última recesión en EU fue muy atípica, puesto que comenzó el febrero de 2022 y concluyó en abril de ese año", debió decir "2020".
Catedrático de la EST-IPN
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