Lunes como el de esta semana, en los que el mundo financiero opta por darle juego a sus tres razones de ser: (1) la especulación, (2) siempre que alguien pierde, hay quien gana, y (3) para ganar más hay que perder un poquito; nos recuerdan lo que señalo en mi libro "": el consumo está tomando un papel cada día más relevante en las decisiones económico-financieras. Aquí el #Blindspot de esta semana.

Vámonos a los datos con énfasis en Norteamérica. La población de esta región representa el 7.5% de la población mundial, pero el porcentaje de gasto está alrededor del 35% del consumo de todo el mundo. Además, mientras que el gasto promedio en 2024 a nivel global está calculado en $20.96 dólares per capita, en esta parte del mundo es de $100.58 (). Aquí la trascendencia de este mercado y en dónde estamos gastando.

Es cierto, entre 2018 y 2024, las decisiones políticas han amenazado una y otra vez la economía. Lo que sorprende es que no solo no ha habido una catástrofe importante, sino que, frente a toda predicción hecha bajo las premisas del pasado, los mismos indicadores económicos que antes se hubiesen desmoronado frente a nuestros ojos se fortalecieron. Decisión acertada la de Claudia Sheinbaum al insistir el lunes que el mercado interno tiene fortalezas, porque, aunque haya a quien convenga especular, tiene razón.

Recordemos que el mercado es mayoritariamente el poder adquisitivo y las elecciones de consumo de la población, mientras el poder económico es la antítesis del poder político. El mercado comercia con dinero y deseo de compra, el poder económico busca desesperadamente influencia en el poder político. Con ello generan estructuras de riqueza, no siempre impolutas, pero siempre poderosas.

Es ahí en el cambio de “estructuras” donde está atascado México y en donde estamos perdiendo oportunidades. En resistirnos en lugar de adaptarnos porque el cambio de régimen no solo es político. La resistencia está tanto en el poder político como en el económico. El político debe de entender que el éxito de su Transformación está en modificar con eficacia, y el económico en que muchos de estos cambios han fortalecido a su razón de ser, el consumidor.

En este espectro de posibilidades, hay un sector que desde la pandemia ha entendido con perspicacia las oportunidades que los cambios locales y globales tienen para ellos. Me refiero a las empresas y marcas de lujo.

¿Cuál es su acierto? Comprenden que la comunicación efectiva y dirigida es fundamental, y ejecutan con precisión más allá de tendencias efímeras; además de ofrecer productos y servicios a partir de diseñar experiencias que permitan al rey y la reina -los consumidores-, tener conexiones emocionales con lo que consumen y no solo el placer momentáneo que a todos nos da comprar.

La industria turística es un gran ejemplo y por ello la próxima titular de la Secretaría de Turismo, Josefina Rodríguez Zamora, debe poner especial atención al turismo de lujo porque promueve prácticas sostenibles, se compromete con las comunidades en las que trabaja involucrando a los grupos más vulnerables y generan beneficios multiplicadores. Todas características comunes con los objetivos del segundo piso de la Cuarta Transformación.

Un buen ejemplo es una empresa poco conocida, pero con importante presencia en Estados Unidos, México y Brasil, TL Portafolio de Tina Lyra. Además, es dirigida por mujeres y han logrado un crecimiento sostenido.

En esta era y aunque a los políticos les cueste aceptarlo, estamos en el reinado de la clase consumidora. Amenazarla es atentar contra sus intereses y por eso, la profecía de que seremos Venezuela no será autocumplida.

@osandovalsaenz

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