Tradicionalmente, el cuarto año de gobierno ha sido el que refleja el esplendor del presidente en turno. Pero el que se halla en curso será una excepción. No porque el de Andrés Manuel López Obrador no lo vaya a ser, sino porque tendrá un poder como ninguno de sus antecesores.
Aun en medio de las crisis económica y sanitaria que envuelven al país y de los graves problemas que siguen sin resolverse, algunos indicadores denotan la desmesurada acumulación de su poder.
La base de este se halla en la aceptación que tiene; el promedio de las encuestas sobre el desempeño de su administración, es de 70%, lo cual le da un amplísimo margen de actuación; sobre ese piso, las decisiones que asuma seguirán teniendo aprobación.
A eso, se agregará el esperado resultado de la consulta de revocación de mandato, que está muy próxima. Sea como fuere que se lleve a cabo ese ejercicio de lo que se llama democracia participativa, como si la electiva no lo fuera, la gente le dirá “quédate… no te vayas… te necesitamos… no puedes abandonarnos a la mitad del camino”, lo cual consolidará su posición.
En junio, varios millones de personas irán a las urnas para elegir seis gobernadores y, previsiblemente, su partido arrasará. El propio dirigente del PAN, Marko Cortés, ha confesado que la única esperanza de triunfo que tiene su partido es en Aguascalientes. Y aun cuando en algunas entidades se “asocie” con el PRI y el PRD, la alianza no tiene garantizada la victoria.
Los candidatos que ha postulado Morena son decisión del presidente, y no cabe duda de que tendrán todo el apoyo. Los métodos para hacerlo son de larga data, pero él los ha “renovado”, alejándose incluso de las normas.
Con previsión y precisión matemáticas, AMLO tiene definidos, además, los tiempos para la “entrega” de sus obras insignia. El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, que arrancará sus operaciones el 21 de marzo. Luego seguirá la refinería Dos Bocas y el Tren Maya, lo que con certeza aumentará su consenso.
En el interregno, hará todo lo posible para que se aprueben las reformas que más le interesan por ahora: la que propone para que la Guardia Nacional sea parte de la secretaría de la Defensa, y la eléctrica. El Parlamento Abierto que se realizará para el análisis de ésta, sólo servirá para convalidar una decisión asumida bajo la fórmula: “los oímos, pero nunca los tomamos en cuenta”.
Con todos los poderes bajo su control y con el andamiaje legal para su proyecto de la 4-T muy avanzado, el gobierno de López Obrador no sólo no empezará a declinar después del cuarto año, sino que, a diferencia de los que lo antecedieron, su poder será inconmensurable, con lo cual podría hacer casi cualquier cosa.
El poder político, como ningún otro entre los muchos que existen, debe ser empleado mirando a un solo objetivo: procurar el bienestar de las personas con base en la solución de sus problemas.
Con independencia de eso, un desafío histórico que se planteará en la próxima sucesión es: ¿qué personaje llenará el enorme hueco, especialmente afectivo, que quedará en casi 50 millones de mexicanos que actualmente lo apoyan, cuando AMLO se vaya?
SOTTO VOCE.— Por su capacidad y experiencia, Claudia Herrera Beltrán sustituye a Juan Ramón Flores en la dirección de Comunicación de la SEP. Según se comenta en la propia dependencia, al exfuncionario lo persiguen sus vínculos con el exgobernador de Chihuahua, César Duarte. Lo señalan también de que tenía en la nómina a decenas de aviadores, algunos, incluso, viviendo en el extranjero… Con toda la prudencia y exagerando las medidas sanitarias, un reducidísimo grupo de amigos se reunirán con el arquitecto Joaquín Álvarez Ordóñez el próximo lunes para rememorar momentos de experiencias profesionales y políticas.