Con el “Nueve Ninguna se Mueve”, las mujeres mexicanas marcarán un hito, cobrarán toda su importancia y su presencia en el Estado, accederán plenamente a su Ser y, por primera vez en la Historia, conocerán su verdadera dimensión. En lo sucesivo, no serán un sector más de la población. Mucho menos volverán a ser las víctimas tradicionales de todos los excesos. Fundarán una nueva cultura en las relaciones sociales y serán factótum del cambio.
En el país somos 125 millones de personas: 51% mujeres y 49% hombres, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica, del Inegi. Y según las proyecciones, 30 millones pararán sus actividades el lunes. Es un número muy elevado. Imposible no verlas, no tener en mente lo que se proponen.
Sobre todo, porque su decisión de movilizarse-desmovilizarse no las involucra únicamente a ellas. Una gran mayoría tienen relación con hombres que las respaldan, de modo que la cantidad de ciudadanos en contra de la violencia de género, aunque ahora sólo se hagan ver y sentir ellas, conforma un extraordinario universo que, consciente, movilizado y decidido, puede impulsar e incluso protagonizar por sí mismo cualquier cambio.
Visualizado ahora, ese no es un fenómeno para menospreciar, tratar de ignorar ni mucho menos estigmatizar. Es una oportunidad para sumarlo y sumarse; alentarlo, envolverlo y capitalizar la enorme fuerza que tiene y que irá in crescendo.
Sin las mujeres, en ninguna Nación se pueden concebir transformaciones de fondo, positivas y pacíficas; heroicas e históricas. Ellas, aquí, saben eso. Y nadie puede esperar que después del lunes esa fecha quede como mera efeméride. Será el punto de partida hacia la construcción de un mundo nuevo, de un México distinto, que todos anhelamos y al que las mujeres están poniendo los cimientos.
Consideradas en las elecciones de 2021, tendrán un peso determinante en los resultados de la disputa nunca vista que se celebrará por el mayor número de puestos electivos en el país.
Si el nueve será para ellas un despertar, si el diez será un nuevo amanecer y si en lo sucesivo el Sol no dejará de brillarles por el papel transformador que ya juegan y que no dejarán jamás, lo mejor es caminar con ellas. Ya son y se consolidarán como Historia. No subirse a su momento y su circunstancia; no estar en, con y por sus ideales y sus sueños, en su lucha, es un error; es estar fuera de tiempo, quedarse al margen.
Todas las revoluciones, desde la Gloriosa, de Inglaterra, de 1688; la francesa, de 1789; la mexicana, de 1910; la rusa, de 1917, han sido protagonizadas mayoritariamente por hombres. Pero ha sonado el momento de las mujeres. Y suena en México.
Todos esos movimientos, se dieron para demoler estructuras, usos y costumbres; acabar con excesos y atropellos, limitar poderes, acabar con lo viejo, antifuncional e inadmisible. Para imponer lo nuevo. Todos contenían, de algún modo, el lema de la República Francesa de “Liberté, Égalité, Fraternité”, que aún se reclama en muchos lados.
En México, esa premisa cobra especial actualidad y urgencia. Requiere incluso de una actualización, clara exigencia de la sociedad, y en particular de las mujeres, con lo cual el nuevo grito podría quedar así:
“Libertad, Igualdad, Fraternidad…Visibilidad… No Muerte”, principios estos dos últimos, que también estuvieron en aquella demanda universal y que ahora, como nunca, son un imperativo.
Sotto Voce…
Una muestra de sensibilidad, la que dio el presidente de la República, al cambiar el inicio de la rifa del avión… Según señalamientos del jefe de la UIF, Santiago Nieto, complementado por la Prensa Nacional y Local, Morelos es un desastre, pues quienes lo “gobiernan” están entregados a saquearlo sin misericordia. Esos excesos y ofensas a la sociedad que ya no deben permitirse… Todo indica que avanza la investigación contra el “Chilorio Power” y sus esbirros.
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