Varias de las piedras angulares para que la economía nacional vuelva a crecer, han sido colocadas en sólo unos días. Mas para que ésta se reafirme, funcione a toda su capacidad y produzca los resultados que se desean, es indispensable fijarlas con una mezcla de confianza y credibilidad, en un contexto de indispensable seguridad. De perderse esta oportunidad, muy difícilmente otra volverá a presentarse.
El primer soporte de esta inmejorable perspectiva, es la protocolización del T-MEC, que tuvo lugar en Washington el miércoles pasado. Sobre esa base, México puede incrementar el intercambio comercial que tiene ahora con sus socios: Canadá y Estados Unidos. Entre este país y el nuestro, esa actividad, hoy, asciende a unos mil millones de dólares por día.
Sobre el nuevo Tratado, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo: “Es una buena noticia porque va a significar más confianza en México para la llegada de inversiones, para que se instalen empresas, que haya trabajo con buenos salarios, que haya bienestar para nuestro país y para su pueblo”.
Previamente, como un segundo pilote, que se podría considerar como el verdadero arranque de una mejor relación entre el gobierno y los empresarios, se anunció la inversión de casi 100 mil millones de dólares en 137 proyectos en el sector energético, con lo cual se dará un fuerte impulso a la economía.
Un tercer punto de apoyo como respuesta a la necesidad de que la economía crezca y a fin de que una de sus vertientes derive en mayor mejoría de las condiciones de vida de los mexicanos, es la apertura de la llave del gasto público.
Con esa decisión, las obras más representativas de la administración federal, como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe Ángeles, se redinamizará la economía y, eventualmente, solidificará sus objetivos sociales.
Mirando a la realización de estos, es un acierto que Andrés Manuel López Obrador haya nombrado como Coordinador del Gobierno para el Crecimiento Económico a su también jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo Garza. Todo mundo sabe que, de larga data, el regiomontano es un exitoso empresario; pertenece al sector, es interlocutor válido y accesible a todos los detentadores de capital y, con la capacidad de decisión y ejecución que lo caracterizan, será la clave para concretar la nueva etapa de la economía mexicana, que ya está aquí.
Con esos arreglos, ninguno de los cuales es fortuito, el titular del Poder Ejecutivo tendría razón, al menos por el momento, en desdeñar la caída del PIB a -0.1% en 2019. Que ese indicador es el peor en una década, es incontestable, pues es oficial. Pero que la situación puede cambiar para mejor prácticamente en lo inmediato por las prometedoras condiciones de hoy, también es incuestionable.
Empero, para potenciar esta coyuntura, es imperativo que el gobierno, y expresamente el presidente de la República, mantenga una constante en sus decisiones económicas y en su relación con el empresariado, que ha sido leal con él y se mantiene firme con el país pese a algunos malos momentos.
Si a eso se agrega la contención de la criminalidad, que necesariamente se traduciría en mayor seguridad para todos, el círculo virtuoso, con implicaciones políticas, económicas y sociales, se recrearía de forma continua en un proceso de ganar-ganar para todos.
SOTTO VOCE…
Loable, la postura del presidente de la República sobre el ataque a la libertad de expresión y los derechos humanos. Su premisa de que nada atente contra la ciudadanía, fortalecerá la democracia…Bien que los gobernadores priístas apoyen el Insabi; tarde o temprano, por lo que se ve, los del PAN se sumarán al programa…El estado de Morelos se desintegra entre la corrupción, la criminalidad y el abandono de las autoridades ¿Alguien frenará ese proceso?
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