El desafío está planteado. La declaración de guerra está hecha. El poder económico luchará contra el poder político. En 2024, el país asistirá a un choque de trenes. Será democrático, en las urnas. Se jugará la Presidencia de la República. El electorado será el fiel de la balanza.
Ese escenario salta a la vista con el anuncio que hicieron los empresarios Gustavo de Hoyos Walter, expresidente de la Coparmex, y Claudio X. González, de trabajar —con Va por México—, en la configuración de una coalición formada por PAN, PRI, PRD y MC con la finalidad de echar a Morena de Palacio Nacional.
Esos dos personajes —sobre todo el último—, por sí mismos tienen recursos suficientes para hacer o inducir decisiones importantes en el país. Su sector, el empresarial, jugó ese papel en el pasado, aunque de manera subrepticia. Hoy, lo hace abiertamente, encabezado por De Hoyos y González, pero seguramente respaldados por toda su élite, lo cual es irreprochable.
Después de tres años del gobierno lopezobradorista, ese deseo se acentuó; se ha convertido en una necesidad por la política económica, que considera errática e injusta. Y es lo que se propone cambiar. Con su enorme fuerza impulsará un candidato para que, en su momento, favorezca sus intereses. Este propósito tiene como justificación, igual que tantas cosas en México, la búsqueda de “democracia”.
La decisión de los empresarios de confrontar a Morena en los comicios está motivada, además, porque el gobierno no es su aliado para sus negocios, y porque los partidos, solos, no tienen posibilidad de desplazar a Morena del poder.
Estos conocen muy bien su realidad y no es de dudar que acepten “mantener la solidez de la Coalición Va por México para vencer al oficialismo”, como dice el exdirigente empresarial. Únicamente juntos, con un abanderado común y el respaldo ilimitado del dinero que sus detentadores pueden aportar, tendrían oportunidad de éxito.
Pero ante eso, ni el gobierno ni su partido van a cruzarse de brazos. Se han dado a la tarea de armar todo el andamiaje legal que les permita recrearse dentro de tres años como partido dominante, con la Presidencia en sus manos.
La otra línea de acción que habrán de desplegar, está en las carpetas de investigación, a las que todos cuantos han desempeñado cargos públicos temen en algún grado. Son un instrumento altamente eficaz para doblegar a cualquiera.
Así, la confrontación se puede prever “descarnadamente democrática”. No se avizora ni leal, ni limpia. Una y otra parte apelarán a todos los instrumentos y recursos legales y o ilegales a su alcance. El poder de ambos será altamente corrosivo, pero, por fortuna, apuntará a desembocar en la “fiesta” electoral de 2024.
Mas, asumiendo que hay luchas que se ganan sin una confrontación directa, el que probablemente tiene las de ganar, si se vale de la razón, es el poder político.
La opción que tiene para ello, está que en la toma decisiones no populistas, sino populares; no que satisfagan a una militancia ciega, sorda, muda y obediente, sino a una sociedad pensante, libre, despierta y actuante. Pero por lo visto, no tiene intención de hacerlo.
Pero encontrar un candidato ad hoc para que satisfaga a los cuatro partidos, históricamente antagónicos parece sencillamente imposible.
SOTTO VOCE…
Loable y admirable, la labor que está haciendo el Procurador Fiscal de la Federación, don Carlos Romero Aranda. Por primera vez, un titular de esa dependencia rompe con la corrupción y colusión históricas entre empresas, empresarios, factureros y autoridades fiscales… Buena, la intención de infiltrar los penales para combatir los crímenes que se cometen desde ahí, pero un error lanzar la voz de alerta… Un triunfo para todos, que la Corte haya confirmado la suspensión del Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil.