Excepcionalmente, hoy como pocas veces, la Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha cubierto de gloria. Con su sentencia emitida esta semana —aprobada por todos los ministros—, en la que declara inconstitucional la penalización del aborto, se yergue como un muro de contención a la concentración de poder, recrea la indispensable división de poderes y reafirma su función de verdadero tribunal constitucional del que puede esperarse el imperio de la ley.
En los estados nacionales, el derecho, base de su fundación, lo es todo. Cuando su rigurosa y desinteresada observancia se convierte en justicia, que es su máximo ideal, las sociedades tienen la más amplia y sólida garantía de que vivirán seguras, en paz y ordenadamente. Sobre esas condiciones, podrán desarrollar todas sus potencialidades y ser mejores en todos los aspectos.
La aportación de la Corte en ese sentido es realmente trascendente, histórica, pues marca un hito. De inicio, pone a salvo a decenas, cientos de mujeres, de enfrentar sentencias injustas establecidas en la misma ley que, hasta ahora todavía en 28 estados, se les pueden aplicar por interrumpir un embarazo.
Derivado de esto, los ministros reconocen el derecho —quizás el más importante—, a que las mujeres decidan qué hacer en caso de un hijo no deseado. Cada una de ellas, y sólo ellas, conocen las razones por las que no quieren ser madres y nadie, absolutamente nadie, debería arrogarse la facultad de ordenarles lo contrario y mucho menos los jueces para penalizarlas.
De esta absurdidad deviene, precisamente, una injusta, retrógrada e inaceptable realidad: el encarcelamiento del que son víctimas ahora infinidad de mujeres en todo el país, muchas, incluso, sin haber sido sentenciadas. Es indispensable y urgente liberarlas. Por eso, es muy loable el empeño del ministro presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, por concretar ese objetivo.
Otra de las consideraciones para aquilatar la decisión del máximo tribunal de justicia sobre el tema, son los riesgos que se evitan para quienes desean abortar; por el solo hecho de que no tienen que buscar asistencia en la clandestinidad, sino recibir apoyo de las autoridades, se asegura su vida que, vista en términos de justicia, es tan invaluable como incuestionable.
En el mismo proceso, incluso, el gobierno y la sociedad son beneficiarios de la no criminalización del aborto, pues el primero alivia sus presiones presupuestales para atender más niños, y puede canalizarlos a atender las muchas necesidades de la población.
Por lo general, las decisiones jurídicas no dejan satisfechos a todos. Y hay algunas que, incluso, generan animadversión y protestas, pero si una ley se ajusta al espíritu que siempre debe tener, que es la procuración del máximo beneficio para el mayor número, no queda más que recordar y aceptar la sentencia clásica de que, la ley es dura, pero es la ley…
Sotto Voce… La reunión del líder del PAN, Julen Rementería, y de 15 senadores de su partido con el dirigente de Vox, movió muchas piezas en el tablero político nacional. Sin embargo, la memoria del mexicano es muy corta; su nivel cultural ínfimo, su falta de interés en los asuntos públicos y su desinformación absoluta, dejarán en el olvido ese asunto muy pronto… La no criminalización del aborto ha ocupado, con sobrada razón,toda la atención de los medios, pero hay otra decisión de la Suprema Corte que también debe valorarse: la declaración de inconstitucionalidad de la Ley General de Comunicación Social, que permite al gobierno total discrecionalidad para castigar y premiar a los medios con de la publicidad… El secretario de Gobierno del Estado de México, Ernesto Nemer, se perfila como una excelente opción para competir por la gubernatura en su momento, con grandes posibilidades de relevar a Alfredo del Mazo Maza, quien ha hecho una obra relevante y trascendente.