El destape grupal anticipado para la sucesión presidencial, convertido ya en el tema nacional que estará presente hasta los comicios de 2024, entraña y supone riesgos y contratiempos contra los que es indispensable blindarlo. Para evitar que se convierta en una guerra de todos contra todos, este espacio se permite aportar una modesta propuesta: que se considere la pertinencia de organizar uno o varios debates entre los destapados de Morena para designar a su candidato.

Hacer ese ejercicio, que sería totalmente nuevo e innovador, se inscribiría en la dinámica transformadora del actual gobierno, en la idea general de ampliar y perfeccionar la democracia, y en el objetivo, que debe ser común, de conservar la estabilidad y el orden; las instituciones y las leyes, abonando a la paz y a la concordia, que tanto se necesitan.

La deliberación entre los políticos que ha mencionado el presidente con posibilidades de sucederlo le daría a él mismo un mayor margen para continuar gobernando y para tener la certeza de que, quienes deseen su puesto, se empeñarán más en darle buenos resultados que en trabarse en desgastantes pleitos callejeros.

Varios de los incluidos en la lista de posibles han declarado que respetan a los demás en su legítimo derecho de tratar de ganar la silla más codiciada, pero la experiencia prueba todo lo contrario. Las consecuencias siempre han sido funestas en muchas vertientes. Y es indispensable cerrarles el paso.

Los aspirantes morenistas convocados a debatir, sabrían a qué atenerse, en el entendido de que se establecieran reglas claras para el juego, el calendario de los encuentros, el número de participantes, los temas a discutir, etc.

Mirando a que fuera una experiencia enriquecedora y democratizadora, sería indispensable definir el perfil y los requisitos a cubrir por cada interesado. Tendrían que hablar por cada cual su formación académica, sus resultados en el desempeño del servicio público y su conocimiento de la problemática nacional. Escuchar sus propuestas de solución sería muy ilustrativo.

En él, o los encuentros eventualmente programables, hablarían de su visión de país y expondrían con detalle su proyecto de Nación; con ello, los ciudadanos se darían una idea muy clara para decidir su voto, considerando en su momento también a los candidatos de los demás partidos.

La inauguración de esa práctica sería altamente legitimadora del candidato de Morena, que podría estipular entre los participantes, incluso, la obligación de apoyar al ganador, sea quien fuere. La unidad, lo pondría en perspectiva de recrearse en el poder.

Morena tiene, hoy, la ocasión inmediata de ejercitarse en esta propuesta. Si la toma, tiene enfrente, para 2022, la elección de seis gobernadores y, en 2023, la de dos más, uno de ellos, el del estado de México, que siempre ha tenido un peso determinante en la elección presidencial.

Un debate entre los presidenciables de AMLO reflejaría muchas cosas positivas que ahora no se pueden contemplar. Pero imaginar a Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Claudia Sheinbaum, Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier y Rocío Nahle —más los que se sumaran—, en el Escenario de la Definición con todo el fogueo, formación, experiencia, trayectoria y obra que cada uno de ellos posee, sería formidable y gratificante.

Con la inteligencia y la racionalidad; el propósito y el ideal se ser mejores como ciudadanos y como país sobre la base de una democracia más acabada, esa modalidad no sólo sentaría un precedente, sino que obligaría a los demás partidos a ir en la misma dirección.

SOTTO VOCE… ¿Se está haciendo lo necesario ante la tercera ola de Covid-19, que ahora se centra en los jóvenes? El presidente López Obrador, confirma que el regreso presencial a clases, el 30 de agosto, es opcional… A 15 días de la consulta para “enjuiciar” a los expresidentes, no se ve mucho entusiasmo para “votar”. Hay quienes temen que será un fracaso por la baja participación.

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@mariobeteta