Con más de 420 conferencias mañaneras que el presidente ha ofrecido en menos de dos años de gestión, México se erige como una República Mediática. Como nunca, el poder que ejerce el titular del Ejecutivo se origina y circula a través de los medios de comunicación, convirtiéndolos en su mayor y mejor aliado, más allá de los poderes formales, reducidos a simples agregados del aparato burocrático.
Ese es un fenómeno nuevo. Refleja un estilo personal de gobernar totalmente original, útil para los fines presidenciales que son, entre otros, definir y cerrar la agenda nacional del día con los temas que aborda, e inducir el interés social únicamente hacia lo que para él es prioritario.
Ese ejercicio descifra la pregunta: ¿Quién manda aquí?, obra de Felipe González, Gerson Damiani y José Fernández-Albertos, pues desde la tribuna de Palacio Nacional que utiliza cotidianamente, responde a las críticas, lo cual es incuestionablemente legítimo; opina sobre una amplia gama de asuntos, cuestiona y decide sobre asuntos vitales para la Nación, soslayando consejos y sugerencias.
En ese escenario, la única voz es la de él y a veces la de algunos de sus colaboradores, los muy pocos que pueden ejercer alguna influencia sobre sus decisiones y, sin taxativas, corrige siempre a quienes piensan diferente.
Difundida profusamente esa forma de ejercer el poder, el presidente Andrés Manuel López Obrador lo acrecienta y lo reafirma de manera permanente; se vuelve casi temible, de tal modo que ningún actor o sector osa pensar, decir o hacer nada que le produzca disgusto. Los posibles correctivos para alguna eventualidad en ese sentido, pueden ir desde un desdén hasta un ataque frontal para que no quede duda de “Quién manda aquí”.
Así, la visibilidad intensiva de la figura presidencial, su permanente sobreexposición en los medios definiendo y decidiendo todo, así sea bien o mal, hace girar la vida toda del país en torno a Andrés Manuel López Obrador, con lo cual los contrapesos formales y todos los demás poderes quedan neutralizados.
Por eso, en el mensaje que dio con motivo de su Segundo Informe, los analistas encontraron muy poca sustancia. Lo primero que varios dijeron al respecto, fue que faltó autocrítica y que había mucho triunfalismo, dado que la realidad en varios rubros difiere bastante de su percepción.
Lo que alarma a algunos, es que no se vean visos de rectificación o reorientación en el nuevo modelo presidencial de conducción política. Y parece haber razón, si se considera que el presidente gobierna sobre la premisa del “no arregles lo que funciona”.
Para él, esa máxima parece inamovible, puesto que le da los resultados que quiere; o sea, un alto nivel de aceptación popular, como lo reflejan las encuestas.
Empero, la gran pregunta es si lo que al presidente le funciona bien le funciona también al país, a la sociedad y a la democracia; si le seguirá dando resultados positivos al día de la primera gran prueba que él y su partido tendrán en las urnas el 6 de junio de 2021, y si, en suma, le alcanzará para cubrir todo el sexenio, ante lo cual estará siempre lo que él ha reiterado, de que “es de sabios rectificar”.
Sotto Voce…
A como van las cosas, la pelea por la dirigencia de Morena se decidirá entre el líder de Morena en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, y la secretaria general de ese partido, Yeidckol Polevnsky… Parecía imposible, pero le llegó la hora a Gerardo Sosa Castelán, prueba de lo que seguramente se traducirá en el obsequio de nuevas órdenes de aprehensión contra muchos personajes que tienen expedientes de larga data…En las encuestas por la gubernatura de Zacatecas, tanto en Morena como entre la población, David Monreal Ávila va muy arriba. Su ventaja es tal, que muy difícilmente alguien podría siquiera aspirar a reducirla.