La democracia electoral que hicieron posible 30 millones de ciudadanos en 2018, está en déficit, pues empata cada vez menos con la democracia legislativa y gubernativa que se está ejerciendo ahora. Más aún, toma características de la forma de gobierno antitética, que nada bueno auguraría para nadie.
El gobierno popular es, por definición, abierto, participativo y transparente. Atiende a los gobernados. Los escucha. Se propone formar consensos. Busca el acuerdo. Es incluyente. Es tolerante y a la vez firme. Sabe lo que quiere para la mayoría. Lo busca por todos los medios. Asume decisiones con la colectividad. Se nutre y se recrea en, y con ella.
Con un gobierno que se esgrime en esa línea, a cualquier sociedad le va bien. Vive en concordia, en paz y en orden. Puede desarrollar todas sus capacidades individualmente y en conjunto. Sobre esta base, es capaz de alcanzar el bienestar, el progreso y, en última instancia, la felicidad. Es la mejor salvaguarda para todos los estados. Ponerles estas bases, es la única posibilidad de conservarlos y engrandecerlos.
Mirando a ese objetivo, es como el verdadero político busca ejercer el poder. Ese, es propósito vital del genuino demócrata. Sólo entonces cristaliza la mejor constitución que conoce el Hombre. Sólo entonces, la democracia se da por el pueblo, con el pueblo y para el pueblo, como se estableció desde la antigüedad y como muchos lo postulan ahora, pero distantes de sus palabras y de la realidad.
Teóricamente, y en la praxis, la democracia tiene como antípoda a la tiranía, considerada desde siempre la peor forma de gobierno. Esta se define por la arbitrariedad; es la vía de acceso al poder de quien lo toma por la fuerza. Por fortuna, aquí eso en nada se parece a como se dio la sucesión.
Esta, quedará en los anales como un hecho sin precedentes, único, histórico, en el que la voluntad mayoritaria, en las urnas, decidió inteligentemente el cambio añorado por tantos años.
Empero, no ha tenido la continuidad suficiente que requiere en algunos casos para acentuar su esencia, sus rasgos, sus características y sus objetivos sociales.
Pero, como el propio Presidente ha dicho, rectificar es de sabios y se debe mantener siempre una actitud humilde para aceptar los errores cuando se incurre en ellos. Y lo mejor para ello, es escuchar.
Con eso, Andrés Manuel López Obrador se pone en línea con Ortega y Gasset y otros pensadores, en que, la Opinión Pública no sólo no debe soslayarse, sino que es y debe ser fundamental para gobernar.
El filósofo español recuerda: “…mandar no es gesto de arrebatar el poder, sino tranquilo ejercicio de él (…) mandar es sentarse. Trono, silla curul, banco azul, poltrona ministerial, sede. (…) El estado es, en definitiva, el estado de la opinión, una situación de equilibrio, de estática. (…) No se puede mandar contra la Opinión Pública”.
Esta, en un régimen democrático como el nuestro, debe tener especial estima y uso, que seguro le seguirá confiriendo el gobierno de la 4T como certeza de mejores decisiones.
Sotto Voce…
El gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, recibió de manos del director del IMPI, Juan Lozano, el reconocimiento de la Declaración de Protección de la Denominación de Origen del Café Pluma. Con este logro, se beneficiarán 28 mil cafeticultores de 30 municipios de la Costa y Sierra Sur de la entidad. Esta, con la Denominación del Mezcal, conseguida en 1994, ya suma dos, de tal manera que esos productos, debidamente protegidos y reconocidos por su gran calidad, continuarán reafirmándose en el gusto de los consumidores y en el mercado y, a la vez, generarán inestimables beneficios para las comunidades. Todo, como resultado de la conciencia social, sensibilidad, entusiasmo y trabajo del mandatario estatal.
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