Las calamidades siguen azotando a México. La pandemia de coronavirus ha cobrado más de 210 mil vidas y su final aún se ve lejano; la spotdemia, que consiste en la transmisión de 19.8 millones de spots basura del 4 abril al 2 de junio, previsiblemente producirá daños insospechados, uno de los cuales podría ser un abstencionismo histórico el próximo 6 de junio.

Con 21,368 cargos electivos que se disputarán diez partidos, sus candidatos generarán un ambiente sociopolítico-electoral tóxico con sus “propuestas”, lemas y frases huecas e intrascendentes que no dicen nada nuevo, creíble ni viable. Sólo reiteran las mentiras de siempre.

En la tormenta de candidaturas, es imposible que las campañas llamen la atención de la gente, aun considerando que en cada estado ésta ponga énfasis en los representantes que va a elegir. Con eso, previsiblemente ejercerá su derecho entre la confusión, si es el caso; o quizás no vaya a las urnas.

Entre tantos discursos y promesas que mueven los afanes de la jauría tras el poder, se escucharán y se verán por todos los medios electrónicos las peroratas de cuántos se “sacrifican” por el pueblo, pero, como lo demuestra la historia, sólo procuran su provecho.

De los casi 20 millones de promocionales aprobados, 330,000 serán transmitidos entre las 6:00 y 00:00 a través de 2,060 radiodifusoras y 1,371 canales de televisión. Su duración, de 30 segundos cada uno, será sin costo para candidatos y partidos, pues entran en los tiempos del Estado. Así, ¡cuán fácil, económico y cómodo es jugar a la “democracia”!

Si la pandemia ha causado estragos sicológicos y conductuales, habrá que imaginar las consecuencias de tener que soportar la emisión de 18,333 promocionales políticos y 305 spots por minuto en los que partidos y candidatos dicen ¡nada!, sin generar confianza, interés o entusiasmo.

Con la necesidad de atender los medios, la gente no tiene escapatoria al tormento visual y auditivo, pues si cambia de un canal o de una frecuencia para evadir tantas estupideces, irremediablemente caerá en otro espacio.

Muchos “demócratas” se ufanan de que la próxima será una elección única por el número de puestos que están en juego; empero, la cantidad no es sinónimo de calidad. En la democracia mexicana está todo por hacerse, o rehacerse.

No pocos candidatos, sobre todo a diputados federales, son los mismos que han saltado de un cargo a otro por décadas; se han mudado de un partido a otro según su conveniencia. Hay quienes, sin rubor alguno, han recorrido la nomenclatura partidista completa y otros que buscan para sus descendientes lo mismo que ellos tuvieron, en la aberrante práctica de una “democracia hereditaria”.

¿Son esos personajes a los que la ciudadanía va a escuchar con atención y a seguir durante el ataque propagandístico al que la están sometiendo?

¿Es esa clase camaleónica y rapaz por la que, tan conocida y despreciada como es, se dará una votación significativa dentro de 50 días?

La copiosa participación de los comicios de 2018, alentada por la esperanza de un rompimiento radical con el oprobioso pasado político-partidista y demencialmente corrupto, puede convertirse en un revés por desinterés y desánimo, y derivar en un indeseable abstencionismo.

SOTTO VOCE

Entre los 15 estados donde se disputa una gubernatura, Quirino Ordaz, de Sinaloa, es el mejor por segundo mes consecutivo, según Consulta Mitofsky. Su trabajo abonará al resultado electoral…Aun siendo uno de los partidos de más reciente creación, Fuerza por México, comandado por Gerardo Islas, se posiciona en perspectiva de obtener muy buenos resultados en la próxima contienda.