A seis años de haber alcanzado su registro como partido político y a dos de haber conquistado la Presidencia de la República con Andrés Manuel López Obrador, Morena se encuentra rodeado de tiburones opositores dispuestos a impedir que se recree como mayoría congresional en las elecciones de 2021, lo que será una prueba de fuego.
Con meses enfrascado en pugnas internas para elegir a su nueva dirigencia; con disputas interminables de grupos que quieren hacerse del poder y sin el impulso que AMLO le dio como candidato presidencial, Morena deberá encarar la urgencia de sus opositores de reposicionarse entre la ciudadanía, su desesperación por mantener el registro para mantener prerrogativas, y la necesidad de recuperar privilegios, de los que tanto se benefician las camarillas que los encabezan.
En esa lógica, el PRI, PAN y PRD arman alianzas para ir a una misión que consideran realizable sobre el convencimiento de que el electorado no tiene memoria o de que, si la tiene, es masoquista; sin el menor rubor, se presentan ante él y le recetan una alta dosis de verbopropaganda para inducirlo a votar por sus candidatos en la extraordinaria piñata cargada de puestos electivos, entre los cuales 15 gobiernos son los más codiciados. Bien les acomodaría la premisa de que: “a exceso de premios, ganancias de oportunistas”.
Para evitar una más de las muchas decepciones que por tantos años han causado al pueblo, hay que hacer notar que esos partidos, como el resto de la oposición, a la que recién se agregaron otras organizaciones en nombre de una supuesta democratización que se nutre con dinero, únicamente se mueve por ambición, que suelen convertir en traición.
Hoy, priistas, panistas, perredistas y los nuevos entes que terminan en “istas”, están hundidos en la precariedad y en el repudio; unos por conocidos, otros por conocerse, dado su origen. De unos se sabe cómo gobernaron; de otros, se tiene la certeza de que harán lo mismo. Todos llegan ofreciendo todo, obtienen cuanta ganancia lícita o ilícita pueden, y dejan que los problemas se agraven y se multipliquen.
En esa línea, al PRI lo desgastaron siete décadas de predominio; al PAN, doce años en que protagonizó la alternancia, y al PRD su tribalismo, pragmatismo y sus alianzas con ambos, cuyo punto culminante se dio engañosamente como propuesta patriótica en la mezcla anti natura del Pacto por México, firmado al inicio del gobierno de Peña Nieto, pero convertido en ejemplo de degradación y cinismo.
Las coaliciones que se están fraguando, apuntan en esta misma dirección, considerando que, para coagularlas, se olvidan ideales, idearios e ideologías; programas y propuestas. Se soslayan principios y “ética” sin el menor rubor con tal de sumar escuálidas fuerzas individuales para encarar a Morena que, con todos los recursos a su alcance por su posición, es el enemigo a vencer.
Y este, precisamente, es el gran desafío que afrontará ese partido, pues su creador y líder, con todo lo que pueda hacer, tendrá dificultades legales y obstáculos de muchos grupos mirando a que no sea el factótum electoral con base en su imagen y su popularidad.
De donde se sigue que Mario Delgado tendrá qué esforzarse y aportar su experiencia, sensibilidad, olfato político e inteligencia para que los candidatos morenistas a revalidar y/o ampliar su presencia pública, consoliden e institucionalicen una de las piedras angulares de la Cuarta Transformación con la cual…no haya vuelta atrás.
Sotto Voce… Un acierto más, el del canciller Marcelo Ebrard, encaminado a solucionar la crisis sanitaria con la distribución y aplicación de las vacunas contra el Covid-19… La reforma a la ley del Banco de México, que lo obliga, junto con bancos y Casas de Cambio a comprar dólares en efectivo, permitirá a muchos connacionales que visitan el país, a recibir pesos a un buen tipo de cambio, evitando el mercado negro, como sucede.