Cada vez son más comunes las medidas de compensación de plásticos (plastics offsetting) implementadas por diversas empresas para mostrar que están haciendo algo para combatir la contaminación plástica. Un ejemplo de esto es la conversión de residuos en energía (waste to energy) que Nestlé México, entre otras, están promoviendo mediante esquemas que pueden incluir el co-procesamiento (incineración) de residuos en hornos cementeros. Sin embargo, estas medidas deben analizarse más profundamente para determinar qué tan adecuadas son en términos ambientales o si se trata solo de greenwashing (publicidad engañosa).
Recientemente, Nestlé México anunció un acuerdo con Geocycle, una empresa de gestión de residuos que forma parte de la cementera Holcim Group, para que esta compañía recolecte residuos plásticos para después ser coprocesados en hornos cementeros para producir energía a utilizar en el mismo proceso de producción del cemento. Esta medida de Nestlé, para alcanzar su política de neutralidad plástica, es presentada por sus directivos como una apuesta sustentable para reducir la contaminación por plásticos y al mismo tiempo combatir el cambio climático con energía “limpia”.
Por muy lindo que esto suene, la realidad es que el co-procesamiento de residuos, como otras formas de incineración y valorización energética, no soluciona la contaminación por plásticos y además, agrava la crisis climática. Aquí algunas razones de por qué esto es así:
- La valorización de residuos, incluida la energética, es una de las últimas fases de la jerarquía de gestión de residuos y de la economía circular, es decir, antes de llegar a la valorización se debe buscar la prevención y la minimización en la generación de residuos, ya que el mejor desecho es el que no se genera. En este sentido, es esencial que las empresas avancen en el rediseño de sus productos para que no sean desechables, para que sean reutilizables, para que puedan repararse, reacondicionarse, remanufacturarse, reciclarse, todo para extender su vida útil, evitando que se conviertan en desechos.
- El co-procesamiento de residuos, como incineración que es, genera emisiones de gases de efecto invernadero y de otras sustancias tóxicas que dañan la salud de las personas y la del planeta. Comunidades como Apaxco en el Estado de México tienen años denunciando los graves efectos que esto ocasiona en la salud de su población [1].
- La valorización energética crea incentivos para seguir produciendo y consumiendo plásticos de un solo uso (algo que resulta muy conveniente para las empresas que los producen y comercializan), lo cual no atiende las causas de raíz de la contaminación plástica. Y esto es justamente lo que buscan las medidas de compensación de plásticos, es decir, que las compañías puedan compensar su consumo de plásticos mediante la compra de créditos o la financiación directa de proyectos ambientales y sociales
relacionados con los residuos plásticos. Este esquema es preocupante porque no incentiva que las empresas hagan cambios reales en su comportamiento, sino que simplemente les permite continuar con sus prácticas intensivas en el uso de plásticos, en lugar de reducir el uso innecesario de estos [2]. Para solucionar este problema ambiental debemos reducir la producción y consumo de estos plásticos y transitar hacia productos reutilizables.
A pesar de esto, la medida de Nestlé puede verse muy popular en el contexto actual del país, en el que otras empresas e incluso gobiernos locales están implementando medidas similares con la excusa de evitar la llegada de los residuos al océano.
Así también, desde el gobierno federal se busca establecer una Estrategia Nacional de Economía Circular que parte de la valorización energética (que incluye el co-procesamiento) y desde el Senado de la República se han impulsado modificaciones legislativas a la LGPGIR (Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos) y la creación de una nueva Ley General de Economía Circular para posicionar a la valorización energética como una alternativa prioritaria en la gestión de residuos en el país y como base del modelo de economía circular a implementar en México.
Todo esto es un claro ejemplo de la colusión entre los intereses económicos y los políticos, donde las legislaciones y políticas públicas del país se hacen a modo para beneficiar los intereses de las grandes empresas, mientras se deja de lado el bien común y la protección ambiental.
Es sumamente importante que esta tendencia hacia la valorización energética como base de la economía circular y de la gestión de los residuos se revierta. Para ello, las y los senadores no deben aprobar los dictámenes de plásticos y economía circular que están a punto de subir a discusión al pleno, ya que priorizan este tipo de valorización. Así también, es esencial que las empresas como Nestlé se hagan realmente responsables de su contaminación, no aliándose con cementeras para quemar plásticos, sino transitando a la reutilización y brindando a sus consumidores alternativas libres de plásticos de un solo uso.
[2] Prevented Ocean Plastic, After Carbon Offsetting, comes Plastic Offsetting, https://www.preventedoceanplastic.com/plastic-offsetting/