Una realidad innegable para nuestro bello país es que vivimos enfrentando las consecuencias de una economía lineal que ha incentivado el consumismo, el desperdicio y terribles problemas de contaminación en agua, tierra y aire.

Por: Edgar Lugo y Ornela Garelli*
 

Haría falta espacio para describir aquí el abanico de efectos negativos en las áreas de salud, empleo, convivencia, medio ambiente y economía, que en todo el mundo se manifiestan debido al sistema de “producir, consumir y tirar” que desde la Revolución Industrial ha dominado en el mundo. Ahora toca a esta y futuras generaciones implementar los cambios que favorezcan la regeneración del planeta y devuelvan el equilibrio a la vida.

Las acciones a realizar son en todos los niveles y para cada persona, desde las nuevas madres que deciden usar pañales lavables, las personas que desarrollan su huerto casero, los jóvenes ambientalistas (de redes sociales o de acción en el terreno), las personas consumidoras que optan por productos ecológicos o las iniciativas o negocios de consumo responsable que venden opciones verdes y socialmente justas. Sin embargo, entre estas responsabilidades destaca la de los gobiernos, ya que a estos, en cada entidad y ciudad, les toca establecer nuevas leyes y normas que propicien con reglas claras y factibles el actuar de todos los actores para el tránsito hacia lo ambientalmente necesario.

Y aquí es donde gobiernos de todo el mundo están buscando llevar sus estrategias de protección al medio ambiente hacia nuevos modelos económicos como la economía circular, pero ¿qué es la economía circular? Hay quienes usan el término de manera indiscriminada como sinónimo de reciclaje, grave error, ya que la economía circular no es reciclaje, no es una gestión integral de residuos, no es basura cero, es todo eso y mucho más. La economía circular es un modelo económico sostenible cuyo objetivo es que el valor de los productos, los materiales y los recursos se mantengan en el mercado el mayor tiempo posible y que al terminar la vida útil de los bienes/productos estos se vuelvan recursos que son usados como materias primas. La economía circular implica eliminar la misma concepción del residuo y avanzar hacia nuevas formas de distribuir productos y brindar servicios basadas en la reutilización de opciones durables, de calidad y resistentes.

La economía circular puede ser aplicada en las ciudades, comunidades o en los servicios o productos, en el transporte, vivienda, al ser un modelo económico su aplicación es múltiple y diversa. La economía circular suena bien, pero el cambiar y/o implementar un nuevo modelo económico tiene un costo, implica cambios, modificar paradigmas, arriesgarse, dar el primer paso.

Aquí es donde el gobierno de la Ciudad de México está tomando la iniciativa, la CDMX ha iniciado el cambio hacia un modelo de economía circular que puede dar beneficios a corto plazo a todos los habitantes, empresas, gobiernos y sobre todo al medio ambiente.

La implementación ha iniciado a través de un instrumento llamado Plan de Manejo de Bienes, este plan implica a todos los diversos actores que participan en el ciclo de vida de los productos, desde la fabricación o importación, distribución, comercialización, recuperación, reparación, separación, reciclado, ingreso a la cadena de producción y en su caso disposición final. Es decir, se trata de un modelo de la cuna a la cuna, todos los involucrados deben de estar en el plan, especificando sus responsabilidades, estableciendo indicadores, metas y entregando reportes semestrales.

¿Suena esto irreal? Tal vez pareciera que solo podría ser posible en los países del primer mundo, pero no es así. Es una realidad que empieza a delinearse en México y que debemos reforzar. Por ejemplo, es importante mencionar que estos planes de manejo de bienes son ya obligatorios para los plásticos de un solo uso compostables, bolsas reutilizables y para los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos en la capital del país. Bienes que, como ya ha sido ampliamente difundido en medios de comunicación, tienen una amplia responsabilidad en la contaminación de los ecosistemas cuando terminan su vida útil. Estos planes de manejo buscan cambiar dicha situación.

Si fabricas, importas, distribuyes, comercializas o entregas aparatos eléctricos o electrónicos o plásticos de un solo uso o bolsas reutilizables es una obligación contar con un Plan de Manejo de Bienes autorizado por la SEDEMA, en caso contrario, se es acreedor de sanciones que pueden ir hasta la prohibición del desarrollo de tu actividad en la CDMX.

El Plan ya es una realidad, sin embargo, algunas empresas han buscado incumplir la ley y las normas ambientales o buscado la forma de seguir en su zona de confort, evitando desarrollar planes de este tipo que cumplan lo estipulado por la ley y que por tanto deriven en beneficios ambientales reales. No obstante, el cambio es inminente y todos los sectores deben apoyar este plan, crear sinergias, pedir y brindar transparencia, denunciar para que el modelo de economía circular siga y no se detenga. La CDMX, como capital del país, puede ser una referencia para otros estados y ciudades, y por ello, si se está iniciando una transformación importante en favor del medio ambiente a través de nuevos esquemas de economía circular, es muy importante que apoyemos su consolidación, ya que puede constituirse en ejemplo para el resto del país.

Los planes de manejo de bienes y su adecuada implementación son acciones esenciales a favor del medio ambiente ya que parten de esquemas circulares cuya base es la responsabilidad extendida del productor, es decir, de las empresas que ponen estos productos en el mercado y que por tanto deben hacerse responsables de los mismos durante todo su ciclo de vida. La rueda está en marcha y medidas como éstas otorgan al sector comercial de nuestra ciudad una nueva mirada hacia la responsabilidad extendida y nos encamina en serio, hacia la economía circular.

*Edgar Lugo Integrante de la Alianza México sin Plásticos (AMSP). Asociación de Recicladores de Residuos Electrónicos (AMRRE) y de Organi-K
Ornela Garelli Ríos, Especialista en Consumo Responsable y Cambio Climático de Greenpeace México e integrante de la Alianza México sin Plásticos (AMSP).

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