Desde que era una niña, Valeria Méndez sintió la inquietud de participar en las tradiciones de Tepotzotlán, Estado de México, lugar donde nació y vive actualmente. A los cinco años ya formaba parte de actividades culturales y de apoyo a personas necesitadas.
Fotos: Cortesía
“Éramos 20 chiquillos que nos juntábamos para presentar pastorelas y recolectar ropa y juguetes en buen estado para llevarla a los pueblos de pocos recursos”.
Hoy, a sus 36 años, Valeria continúa trabajando en la preservación del legado cultural de Tepotzotlán. En 1996 fundó el grupo Jóvenes al Rescate de Tepotzotlán (JART), con el que ella y sus compañeros idearon formas de atraer turismo a su tierra, en especial durante la temporada de Día de Muertos.
“Cuando yo tenía 13 años, y mi hermana 15, queríamos pertenecer a un grupo, es la etapa en donde buscas tu identidad. Entonces mis papás nos plantearon la posibilidad de tener un grupo de amigos en donde nos pudiéramos enfocar, principalmente, en actividades culturales.
La principal atracción creada por JART es la ya tradicional Ofrenda Monumental de Tepotzotlán, cuya primera instalación fue en 1997. Valeria dice que aquel año consideró que era muy importante recuperar las tradiciones mexicanas:
“La gente había perdido la costumbre de recordar a sus difuntos de esta manera, el Halloween ganaba competencia al Día de Muertos, ya no había ofrendas”.
Valeria y su hermana Rocío, conscientes de la situación, se propusieron hacer algo al respecto para traer de vuelta estas costumbres.
Inicia la tradición
El 2 noviembre de 1997 los jóvenes de JART se reunieron a las afueras de la iglesia de San Pedro Apóstol para trabajar en su primera ofrenda, fue muy austera y apenas ocupó una mesa de un metro de largo.
Llamó la atención de sus vecinos, no era común ver en las calles ese tipo de instalaciones. Así comenzó una nueva tradición:
“La anécdota de aquella vez fue que un perro se robó un pan de muerto de una bandeja. Al quedarse vacía, la gente pensó que la canastita era para recolectar dinero para la ofrenda del año siguiente, ‘para que quedara más bonita’, decían”.
Alentados por el buen recibimiento de su comunidad, los chicos de JART planearon para 1998 una ofrenda más grande, esta vez con un petate al frente y con artículos que los vecinos regalaron al grupo.
“La gente subía de los panteones a dejar lo que les sobrara: veladoras, flores, comida, hasta fotografías de sus familiares”, explica Méndez. Su ofrenda se convirtió en una actividad colectiva.
Ya para 1999, la ofrenda se montó por primera vez en el Atrio de los Olivos, espacio de más de 5 mil metros cuadrados, ubicado a un costado del Museo del Virreinato.
“Jamás imaginamos que fuéramos a tomar estas dimensiones, el año pasado se registraron entre 140 y 150 mil visitantes, porque son actividades culturales gratuitas”, comentan los integrantes de este grupo.
Su ofrenda, que empezó en un pequeño tablón de un metro de largo, ahora mide más de 4 mil. En JART saben que esto ya no es un pasatiempo, sino un proyecto serio.
Antes, se apoyaban en lo que la gente donaba y con lo poco que ellos conseguían por su cuenta. Este 2019 para montar la Ofrenda Monumental y organizar las actividades complementarias, fue necesaria una inversión de aproximadamente 300 mil pesos.
Para conseguir esa cantidad, subastan las piezas artesanales que ellos mismos hacen, también cuentan con el apoyo del Ayuntamiento de Tepotzotlán y reciben ayuda de comercios de la zona, algunas empresas, amigos, turistas y vecinos.
Cada año buscan mejorar la edición anterior y esta vez planearon una nueva actividad que esperan se convierta también en una tradición, al igual que su ofrenda.
Legado que se expande
La nueva atracción de JART para 2019 fue el primer Desfile de Catrinas de Tepotzotlán, que se llevó a cabo el domingo 27 de octubre en las calles del centro del municipio.
El objetivo de este evento fue hacer una versión local del desfile que se hace en Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, debido a que muchas familias no pueden trasladarse hasta ese punto para mirarlo, ya sea por la distancia o por falta de recursos. Por ello consideraron que era una buena idea hacer uno similar para su gente lo disfrute.
15 integrantes de JART y más de 100 voluntarios desfilaron caracterizados de catrines. Hubo carros alegóricos y más de 50 piezas de cartonería, que miden entre 80 cm y 3.5 metros de alto. El municipio de Coyotepec se sumó a la idea y envió a un grupo de músicos para amenizar el evento.
Muchos de los otros voluntarios fueron parte de JART en algún momento, Valeria dice a que a lo largo de los 20 años del grupo, algunos integrantes hicieron sus propios proyectos, pero que trabajan en conjunto en la temporada de Día de Muertos.
“Tepotzotlán cuenta ya con varias ofrendas, por ejemplo, una de las más importantes se monta en el panteón viejo del pueblo”, menciona Méndez.
De dónde somos
La edición 2019 de la Ofrenda Monumental de Tepotzotlán, explica Valeria, está inspirada en la temática del mestizaje y en un hecho concreto: los 500 años del encuentro de Moctezuma y Hernán Cortés.
Tepotzotlán tiene un pasado que se remonta a la época prehispánica, fue lugar de asentamientos otomíes, teotihuacanos y chichimecas. Luego, con la Conquista, llegaron los evangelistas españoles.
En estas regiones, de acuerdo con la doctora Alma Montero, investigadora del Museo Nacional del Virreinato, se educaban a los familiares cercanos de Moctezuma y de la nobleza indígena, lo que convirtió a la zona como un centro de encuentro cultural y social para los mexicas.
La experta comenta que Cuautitlán y Tepotzotlán, fueron puntos de evangelización de los Franciscanos. También los Jesuitas se instalaron en el siglo XVII y fundaron el Colegio de San Francisco Javier donde se educaba a los jóvenes que aspiraban a tener un alto rango dentro de su orden.
“En 300 años de historia virreinal se dio un mestizaje muy basto, porque no llegan solamente españoles, sino también de otras partes de Europa y muchos africanos, que representaron hasta el 30% de la población virreinal. Parte de la cultura ‘afro’ nos hace ser lo que somos hoy en día”, explica Montero.
Añade que el mestizaje del que nace la cultura mexicana no solo es producto de las diferentes castas que se mezclaron por varios años, sino también, es un reflejo de los paisajes, animales o comida, que aquí no existían.
Concluye con la idea de que “hay que celebrar el mestizaje y la tolerancia; la diversidad y las culturas”.
Nido de Talento
Una de las prioridades de JART, es el desarrollo del talento. La característica fundamental de la ofrenda es que ellos mismos hacen todas las piezas de artesanía que se exhiben.
“Desarrollado varias técnicas, no somos los mejores pero si somos muy buenos”, comenta Valeria. Dice que en 1999 se acercaron a una familia para aprender sobre cartonería con la idea de hacer sus propios adornos y así evitar comprar nuevos cada año.
La importancia de trabajar la cartonería, refiere Méndez, es que: “Tepotzotlán no cuenta como tal con una artesanía típica, pero la gente la adoptó de buena manera. Esto les da un sentido de pertenencia y la convirtieron en un elemento característico del municipio”.
Este año la Ofrenda Monumental contará con aproximadamente 100 piezas totalmente nuevas y 11 del año pasado, que miden aproximadamente 3 metros.
El proceso de elaboración de las piezas de este año comenzó en junio. Se utilizaron nuevas técnicas para hacerlas más resistentes y duraderas, considerando, sobretodo, las condiciones meteorológicas.
Trabajan con moldes con fibra de vidrio, carrizo, unicel e incluso, con estructuras de herrería. Los chicos de JART aprendieron también a soldar y a pintar con aerógrafo.
También, hicieron talleres abiertos al público para que todos los interesados en colaborar con la construcción de la Ofrenda Monumental pudieran crear alguna pieza.
Asimismo, impartieron algunas clases con alumnos de escuelas del centro del municipio para enseñarles cómo se trabaja con la cartonería y las cosas que pueden crear.
Lo que buscan es que la comunidad se integre en esta actividad, ya sea con ellos o con sus propios grupos. Entre los nuevos objetivos de JART está el apoyar el surgimiento de nuevas familias cartoneras y consolidar esta forma de arte como característica cultural del municipio.
Lo que sigue ahora, es abrir un Museo de Cartonería, para que así, quienes visitan Tepotzotlán en otras épocas del año, conozcan el trabajo que hacen los jóvenes.
Este espacio sería un centro creativo y de promoción de los cartoneros, que los ayude a vivir de este oficio con la venta de sus obras.
“No podemos darles un valor fijo, pues se trata de que sea accesible y se valore también el trabajo que hacemos. Para nosotros cada metro de la Ofrenda representa magia. Hay chicos que llegaron desde pequeños y no se creían capaces de elaborar algo con sus propias manos; tienen mucho potencial y solo falta un empujón para que crean en sí mismos y se conviertan en verdaderos artistas”, concluyó Valeria.