Por: Nurit Martínez
Los maestros mexicanos de nuevo están convertidos en agentes de la movilización, promoción y operadores de una elección presidencial, a pesar de que durante casi 25 años se acusó que se les utilizaba en ello. Esta vez, no es Elba Esther Gordillo Morales la electora y operadora del magisterio, pero los profesores están de nuevo en el centro de la elección presidencial, impulsados desde Palacio Nacional.
La tentación de tener el voto corporativo se repite. Los acuerdos políticos permitieron que el dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Alfonso Cepeda Salas fuera incorporado en la lista de senadores plurinominales del partido del presidente Andrés Manuel López Obrador: Movimiento de Regeneración Nacional.
Ello es la ratificación de la manera en que el líder de más de un millón de profesores ha actuado frente al gobierno federal en un momento en el que los beneficios de salarios y prestaciones fueron desiguales, las protestas por pagos que siguen pendientes, la reforma educativa que sigue sancionando a través de la evaluación.
Es decir, pocos beneficios para los docentes, pero sí para un dirigente que hace seis años apostó el capital político de un magisterio golpeado y perseguido en los judicial hacia sus dirigentes con acusaciones de corrupción, asociación delictuosa y desvío de recursos al candidato del PRI, José Antonio Meade.
En el inicio de la administración coqueteó con el presidente López Obrador queriendo ganar puntos con un regalo beisbolístico, pero no se lo aceptaron en presidencia. Todo parecía indicar que serían tiempos complicados, pero con las buenas enseñanzas de la política elbista logró finalmente estar del lado presidencia y ganar simpatías que hoy lo colocan en la posición 11 de la lista directa al próximo Congreso de la Unión con una senaduría plurinominal.
Es la apuesta, y pareciera, que la carga de puntajes en las encuestas a favor de la candidatura presidencial de la doctora Claudia Sheinbaum le hacen soltar más que sonrisas entre la dirigencia del SNTE para poder empezar a vislumbrar a su sucesor o sucesora.
Ese escenario fue el que no le gustó a la disidencia del magisterio y por ello la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) empujó por todos los medios para lograr varias mesas directas con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El pasado 22 de abril el mandatario los reconoció como sus aliados, a pesar del enojo de otros momentos en los que incluso él mismo fue víctima de lo extremo de sus acciones, por ejemplo: el 27 de agosto de 2021 cuando integrantes de la CNTE no lo dejaron llegar a una conferencia de prensa matutina que se desarrollaría desde el campo militar en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
En cuanto se supo de la candidatura concedida a Cepeda Salas la CNTE hizo de todo para lograr una “interlocución al más alto nivel”, consideraron que el respaldo de Morena al dirigente sindical era una ofensa para este sector que se movilizó en zonas donde están sus principales bastiones para llevar votos al hoy presidente tabasqueño.
No faltó quien acusó que Cepeda había sido uno de los operadores en la elección con la cual Elba Esther Gordillo, siendo presidenta del SNTE, hizo ganar a Felipe Calderón y más tarde aportó al triunfo de Enrique Peña Nieto.
Los reclamos de la CNTE provocaron que el presidente sentara en la misma mesa al menos a cuatro secretarios del gabinete presidencial y a directores de otras áreas del gobierno federal para tranquilizar los reclamos.
De ambas partes saben que si no hay movilización del magisterio a favor de los candidatos oficiales difícilmente habrá elementos para continuar la negociación más adelante. Así juega la CNTE, pero también el SNTE. Una vez más el magisterio en el centro de la operación electoral.
Cada maestro como ciudadano está en posibilidades de votar y ser votado, es una garantía constitucional. Lo que está nuevamente en tela de juicio es esta forma de operación corporativa.
Más allá de lo que el presidente López Obrador reconoce que hay quienes pueden cometer errores y corregirlos, siendo dirigentes. Esto a propósito de la candidatura de Alfonso Cepeda en Morena, cuando antes apoyó al PRI, lo cierto es que el magisterio se volvió a colocar como la pieza clave en la operación política. Es el único grupo corporativo con representación en todos los rincones del país y el día de la elección esa presencia pesa. En última instancia, la forma en que los maestros ejerzan su voto y su influencia en la política seguirá siendo un tema de debate y reflexión en el panorama electoral mexicano.