Cuando te pregunto: ¿a qué te saben las lentejas?, ¿cómo las preparas?, lo que en realidad quiero saber son las recetas que recuerdas cuando las comes, ¿a qué te sabe la memoria?
José, un inmigrante que ahora está en Tijuana, dice que las lentejas le recuerdan a Venezuela . A este venezolano de 33 años de edad lo conocí en la falda del Colorado, un símbolo al Este de la ciudad de Tijuana, mientras él desayunaba lentejas y tortillas hechas a mano en un albergue de esta frontera.
José forma parte del primer grupo de venezolanos retornados a México por la Garita del Chaparral, como parte del acuerdo migratorio con Estados Unidos, en el que el gobierno de Joe Biden se comprometió a realizar un proceso seguro para las personas que huyen de la crisis humanitaria y económica de Venezuela. Se ofrecieron 24 mil visas laborales a cambio de que México recibiera migrantes que cruzan de manera irregular bajo el Título 42.
José dice que el Darien lo consumió, dice que cuando salió de Venezuela la última semana de agosto: “Yo pesaba 110 kilos cuando salí de mi casa, ahora peso como 90 kilos, he sudado mucho, nos ha tocado caminar y caminar para llegar al Sueño Americano . El objetivo no se cumplió”.
Hasta ahora, más de 800 venezolanos han sido retornados de Estados Unidos vía Tijuana. Hoy esta ciudad fronteriza es su nueva casa, una casa que no imaginaron, una casa donde el INAMI los ha recibido y al primer grupo les otorgó un permiso por 7 días que venció el pasado 20 de octubre.
A los grupos que llegaron en los siguientes días se les llevó a una estación migratoria en la colonia La Esmeralda, ahí los venezolanos levantaron la voz y se produjo un motín, según la Cruz Roja atendieron a 10 personas, según la subsecretaría de Migración de Baja California sólo 3 personas necesitaron atención médica.
Los retornados más recientes no corrieron con la misma “suerte”, ellos han sido trasladados a la Central Camionera, han pasado las noches en esta estación de camiones, donde no tienen ni para comprar un boleto, los viajeros que llegan al lugar les han compartido comida y les han dado apoyo económico.
El sueño americano ha resquebrajado familias. De los venezolanos que han compartido su testimonio conmigo, como Luis quien dice que cruzó por la frontera por Ciudad Juárez y fue retornado a Tijuana, está atravesado por el hecho de que a su esposa la regresaron por Juárez, entonces ahora están separados y buscan dinero para poder reunirse nuevamente. “A nosotros nos montaron en un avión y no nos dijeron absolutamente nada. Nos trajeron engañados”.
A José lo he visto un par de veces más, me dice que cuando había tiempos malos en Venezuela también comía lentejas porque era para lo que alcanzaba. En el albergue las come también. “No están malas las lentejas, están buenas, el picante le da un sabor bueno, las tortillas, no nos podemos quejar de nada, dentro de lo que cabe acá, no cumplimos con el objetivo, no podemos decir nada porque nos están dando techo, tenemos un colchón, no tenemos ensalada, la proteína, lo importante es echarle algo al estómago”.
La memoria siempre nos juega a traición, formamos los recuerdos y los transformamos en momentos de felicidad, porque lo malo, dicen, hay que dejarlo atrás. Para José estar en su casa eran tiempos buenos, hoy ha iniciado la verdadera andanza por encontrar nuevas lentejas en el suelo americano.
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