El día que con mi equipo de investigaciones documentamos cómo en el Puesto Central de Control (PCC) del Metro de la Ciudad de México el seguimiento de los trenes para comunicar su secuencia era con papelitos -los conocidos post it- pegados en el tablero donde debería estar electrónicamente la información real, los usuarios de redes sociales reaccionaron con miedo y preocupación. ¿En serio mientras viajan todos los días junto a millones de personas rumbo a sus trabajos o quehaceres los vagones están siendo monitoreados manualmente y con el sistema más antiguo inimaginable? La respuesta era sí. Sharenii Guzmán, la reportera que logró entrar al PCC de la calle Delicias mientras realizábamos ese reportaje sobre las entrañas del metro en 2018, volvió a la redacción contando con voz de sorpresa lo que había descubierto.
Sandra Romandía
En su visita a ese lugar, algunos empleados le confesaron el temor que tenían de que algo grave pasara y las condiciones por demás rupestres con las que debían trabajar.
Y pasó: en enero de 2021 un incendio en el edificio del PCC dejó un muerto y varios lesionados.
Luego, en agosto de 2022, Eduardo Hernández Granados, un empleado con más de 29 años en el Metro, murió mientras revisaba algo en las vías y de pronto un convoy lo atropelló. Empleados entrevistados por el equipo reporteril que coordino en Emeequis explicaron que fue la falta de comunicación lo que pudo haber ocasionado ese accidente. Los equipos “Tetra” de radios no funcionan, entonces deben utilizar WhatsApp y otro medio de mensajería de celular, pero a veces en los túneles no captan la señal.
Los conductores de trenes andan, muchas de las veces, a ciegas.
Esto es algo increíble de creer, en un sistema que transporta diariamente cinco millones de personas y es de los más grandes y antiguos del mundo. Tan difícil de concebir como la anécdota de los post it.
Ambas situaciones resumen el cáncer que padece el monstruo sobre rieles: ese que tiene que ver con la corrupción, negligencia, recorte de presupuesto y complicidad de grupos políticos que han permitido que el sindicato lo controle para menester de los intereses del gobernante en turno.
Durante años, las licitaciones y adjudicaciones para servicios y adquisiciones han estado controladas por unos cuantos que han aprobado el destino de los recursos a empresa fantasmas, o que solo “canibalizan” con las mismas piezas usadas pero recompuestas en pequeños talleres en zonas populares, como documenté en reportajes y columnas.
Mientras la lista de necesidades de piezas y equipo de seguridad crece y crece en los almacenes de los talleres, llenos de anaqueles vacíos y que personalmente he visitado, los listados de compras se resumen a adquisiciones con sobreprecio y a empresas que no son localizables.
He visto los rieles detenidos con polines; he caminado los túneles totalmente oscuros con focos fundidos; hablado con un sinfín de empleados que tienen temor de cuál será el próximo accidente porque el Metro “funciona de milagro”; he visitado talleres en los que la creatividad de los trabajadores sale a flote para crear sus propias piezas a falta de ellas en los almacenes. He visto un Metro pendiendo de un hilo que sobrevive por gracia divina, o por suerte, o por casualidad.
Ahora, con Claudia Sheinbaum, se ha intentado quitarle poder a su líder Fernando Espino, pero las estrategias no han tenido éxito. Parte del Puesto de Central de Control se mudó al C5 con el fin de que éste fuera coordinado por personal afín al gobierno y no al sindicato, pero tampoco ha funcionado del todo. Y ese es otro de los ángulos que deben estar en la investigación de la Fiscalía para entender qué pasó en el accidente ocurrido este sábado pasado en el que murió una persona y cientos resultaron heridas.
Se necesita caminar en las entrañas podridas del sistema Metro para entender que los accidentes que han ocurrido en los últimos años, y por los que ningún funcionario, incluyendo a la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum se han visto realmente sensibles, son pocos en comparación con la situación real del gigante sobre rieles.