Por: Stephanie Henaro

Pasaron sólo tres días para que China reaccionara a la decisión de Estados Unidos de restringir la exportación de semiconductores a su país y esto confirmó que la Inteligencia Artificial, se ha convertido en un nuevo frente de batalla entre ambos países.

Todo comenzó cuando el martes de la semana pasada, el Departamento de Comercio de EEUU tomó la decisión de cerrar los huecos que habían quedado de vetos comerciales anteriores y anunció la restricción de chips utilizados tanto para fines militares, como para Inteligencia Artificial, al gigante asiático.

La noticia todavía no se había hecho vieja, cuando China decidió responder ojo por ojo y anunció que restringiría las exportaciones de grafito, un componente esencial en las baterías de los vehículos eléctricos del que China produce dos tercios de la demanda global, y refina el 90% del  que es usado en las baterías de vehículos eléctricos.

Lo interesante de esto es que el forcejeo de ambos no solamente impactará el precio del grafito natural, sino que también lo hará con el precio del artificial y esto a su vez, afectará a compañías de ambos países.

China produce el 90% del grafito sintético, que se genera a partir de hidrocarburos y que se ha vuelto muy popular con los productores de materias de vehículos eléctricos, porque tiene un rendimiento mayor que el del grafito natural, además de mayor consistencia y esto hace que dure más, cargue más rápido y sea más seguro.

La decisión de Estados Unidos de imponer restricciones a los chips afectará sobretodo a  la compañía Nvidia fundada en 1993 en California, y que se convertido en uno de los líderes de producción de chips para aplicaciones de Inteligencia Artificial y que al ver que la temperatura subía entre ambos países desde la era Trump, se dio la tarea de desarrollar versiones diferentes de sus chips que no fueran a estar sujetas a vetos comerciales, y es que todo iba bien hasta que Huawei se dio la tarea de mostrarle al mundo su última hazaña.

El lanzamiento del mes pasado del nuevo smartphone de la compañía china, mostró al mundo el avance que ha tenido desde  las primeras sanciones impuestas en el 2019, con su primer procesador de alta gama.

Esto claramente prendió las alarmas, porque se demostró cuánto han avanzado las capacidades de semiconductores chinas y demostró la habilidad de diseñar y manufacturar un chip relativamente avanzado, que Estados Unidos no sabía que China tenía.

Es muy probable que las restricciones de exportación de Estados Unidos se extiendan a países como Taiwán y Corea del Sur, por el rol crucial que las compañías de ese país juegan en el ecosistema de los semiconductores y esto forzará a que China busque lo mejor que tiene en el armario para responder de la misma manera.

De hecho, a principios de este año, Holanda -por presión de Estados Unidos-, también dejó de exportar las máquinas que producen los semiconductores más avanzados y como consecuencia, China también lo hizo con dos de los minerales esenciales para producir chips, como lo son el galio y el germanio. Su producción está dominada por ellos y como las exportaciones bajaron, los precios subieron y esto ha hecho que EEUU y sus aliados estén buscando cómo sustituirlos.

Todo parece apuntar a que nos encontramos en la antesala de una Guerra Fría tecnológica, en donde los mismos de siempre pagaremos los platos rotos.

El último en salir, apague la luz.

@StephanieHenaro

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