Hace 11 millones de años empezaba a formarse el mar de Cortés;
hace alrededor de 6 millones de años adquiría su forma actual;
hace entre 8 y 10 mil años pueblos indígenas subsistían en sus costas pescando y cazando en sus ricas aguas;
hace 1000 años albergaba centros culturales y socioeconómicos importantes para los pueblos originarios;
en 1539, el explorador español Francisco de Ulloa le daba su nombre, en honor al conquistador ibérico Hernán Cortés.
Y, entonces, en los siglos 16 y 17:
indígenas Pericúe, Guaycura, Cochimí, Seri, Yuma, Pima Altos y Pápago subsistían pescando, cazando y recolectando en sus costas,
exploradores y conquistadores españoles, como Francisco de Ulloa, Hernán Cortés, Melchor Díaz, Sebastián Vizcaíno, Juan de Iturbi, Álvar Núñez Cabeza de Vaca e Isidro de Atondo y Antillón, navegaban sus aguas, subyugaban a los pueblos originarios, introducían nuevas y mortales enfermedades infecciosas, y trazaban los primeros mapas de la región,
misioneros Jesuitas, Franciscanos y Dominicos, como los padres Miguel del Barco González, Juan María de Salvatierra, Eusebio Francisco Kino, Juan de Ugarte, Luis Sales, Francisco María Piccolo, Clemente Guillen, Fernando Consag y Junipero Serra evangelizaban a los pueblos indígenas y construían misiones en las costas del mar de Cortés,
piratas y corsarios ingleses, como Francis Drake, Thomas Cavendish y Woodes Roger asolaban su comercio marítimo;
en 1769, Jean-Baptiste Chappe d’Auteroche, de la Académie des Sciences de Francia, realizaba la primera expedición científica (documentando el tránsito de Venus desde una localidad cerca de San José del Cabo, Baja California);
entre 1846 y 1848, tuvo lugar la Primera Intervención estadounidense en México. Como resultado de esta guerra, el país perdió más de 2 millones de kilómetros cuadrados de territorio, incluyendo mucho de lo que hoy son los estados de California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah y Colorado, además de Texas, que ya le había sido arrebatada en 1836;
en 1847, el capitán mexicano Manuel Pineda repelía a los invasores estadounidenses en Mulegé, Baja California;
en 1853, el aventurero estadounidense William Walker (que en 1856 logró ser presidente de Nicaragua) arribaba a La Paz y declaraba la independencia de la república de Baja California y Sonora, autoproclamándose su presidente;
en el siglo 19, el capitán Charles Melville Scammon y otros balleneros cazaban ballenas grises en sus lagunas de crianza en la costa del Pacífico de Baja California (también en el mar de Cortés), llevando a la especie cerca de la extinción;
en 1861, el gobernador de Baja California, Teodoro Riveroll, escribía al presidente Benito Juárez quejándose de los barcos balleneros extranjeros que operaban en la región;
en 1877, 1881 y 1889, respectivamente, nacían en Heroica Guaymas de Zaragoza, Sonora, tres presidentes de México, Plutarco Elías Calles, Adolfo de la Huerta y Abelardo L. Rodríguez;
en 1924, Charles Chaplin y Lillita Louisa McMurray contraían matrimonio en Empalme, una población cercana a Guaymas;
en la década de 1920, se iniciaba en el mar de Cortés el uso intensivo de redes de enmalle, una de las artes de pesca menos selectivas y más destructivas. Estas redes diezmaron especies que hoy, 100 años después, están amenazadas de extinción, como la totoaba, la vaquita y varias especies de tortugas marinas;
en la década de 1930, la pesca de arrastre, una de las artes de pesca con mayor impacto ambiental que jamás se haya diseñado, empezaba en el mar de Cortés;
en 1940, Ed Ricketts y John Steinbeck zarpaban de Monterey, California, en el Western Flyer, iniciando la expedición más memorable que se haya hecho al mar de Cortés;
en la década de 1960, se iniciaba la pesquería de sardina, un pez clave en la cadena alimenticia para muchas otras especies de peces, aves y mamíferos marinos e importante fuente de empleo; esta pesquería ha colapsado varias veces, en 1992, 1998, 2004 y 2013;
en 1973, Richard Brusca publicaba su trascendental libro, Un manual de los invertebrados comunes de la zona entre mareas del golfo de California, en aquel entonces el estudio más completo de su tipo;
en la segunda mitad del siglo 20, historiadores, exploradores y científicos documentaban y estudiaban la enorme riqueza natural del mar de Cortés. Entre ellos sobresalen Pablo Martínez, Jacques Cousteau, Bernardo Villa, Richard Brusca, Lloyd Findley, Anelio Aguayo, Exequiel Ezcurra y Saul Álvarez-Borrego;
en 2005, la UNESCO inscribía las islas, islotes y zonas litorales del mar de Cortés como Sitio de Patrimonio Mundial;
en 2009, la UNESCO incluía al mar de Cortés en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro;
en 2020, en un minúsculo rincón de la Baja California, sobreviven sólo dos hablantes de Kiliwa y menos de 20 vaquitas; una lengua y un mamífero marino, ambos exclusivamente mexicanos, que no hemos sido capaces de proteger y hemos condenado a la extinción.
Dedicado a los pueblos Cochimí (m’ti-pa), Cucapá (es-pei), Pa ipai (akwa’al a), Kumiai (ti’pai) y Kiliwa (ko’lev) de Baja California, cuyas lenguas están en peligro de extinción, y a los Seri (comcaac), Yaqui, Guarijío, Pápago, Pima y Kikapú de Sonora, los Mayo de Sonora y Sinaloa, y los Zuaque de Sinaloa.
Científico y ambientalista
Twitter: @ovidalp