Claudia Sheinbaum anunció este jueves a quienes encabezarán cinco Secretarías de Estado esenciales para el bienestar de todos los mexicanos: Economía (Marcelo Ebrard), Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación (Rosaura Ruiz), Relaciones Exteriores (Juan Ramón De la Fuente), Medio Ambiente y Recursos Naturales (Alicia Bárcena) y Agricultura y Desarrollo Rural (Julio Berdegué).

El mensaje de la próxima presidenta de México parece inequívoco. En política no hay casualidades, dicen. No pasa desapercibido el simbolismo de que sean –precisamente éstas– las primeras Secretarías en anunciarse, ni que se den a conocer –simultáneamente– a dos futuras secretarias y tres secretarios con experiencia y compromiso con la ciencia, el cuidado ambiental y el papel de México en el mundo. Bienvenida la nueva Secretaría de ciencia.

El contraste con la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador no podría ser más evidente.

Son cinco servidores públicos que serán responsables de carteras claves para el futuro de México, y que tendrán que lograr los resultados que todos demandamos. y son biólogas-ecólogas y es agrónomo. Como jefe de gobierno, Marcelo Ebrard impulsó la transformación de la Ciudad de México con su “plan verde” y fue nombrado Mejor Alcalde del Mundo por movilizar a otros alcaldes contra el cambio climático. Juan Ramón De la Fuente es médico, fue rector de la UNAM y secretario de Salud, por lo que tiene clara la interdependencia entre un ambiente sano y la salud humana.

Cuatro de los cinco –Ruiz, De la Fuente, Berdegué y Bárcena– tienen reconocidas trayectorias en la investigación científica.

Cuatro de los cinco también cuentan con sólida experiencia en política internacional. Bárcena como secretaria general adjunta de Administración y Gestión de la ONU, jefa de gabinete del secretario general de la ONU y secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); Ebrard como secretario de Relaciones Exteriores; De la Fuente como embajador de México ante la ONU; y Berdegué como subdirector general de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y su representante regional para América Latina y el Caribe.

Pareciera que con estos nombramientos la ciencia y el respeto al medio ambiente tendrán un papel central en las políticas públicas de la nueva administración, y que México buscará recuperar su liderazgo en la agenda ambiental internacional, sobre todo en el combate al cambio climático y protección de la biodiversidad. Y que la próxima presidenta, en congruencia con su trayectoria científica y ambientalista –fue secretaria de medio ambiente de la Ciudad de México y miembro del Grupo de expertos de la ONU sobre cambio climático– valora en toda su dimensión el papel de la naturaleza para el bienestar humano.

De ser así, esperaríamos que el conocimiento científico será brújula del quehacer gubernamental, y el reconocimiento de que únicamente con un ambiente sano se puede combatir la pobreza, forjando economías sólidas y sociedades justas; que sólo así podremos mejorar la salud pública y la seguridad alimentaria, energética e hídrica de 130 millones de mexicanos.

Así lo creo, aunque (de nuevo) peque de ingenuo. Amanecerá y veremos.

Porque, , agua, medio ambiente y cambio climático deben ser prioridades presidenciales y nacionales. Algunos de los desafíos más apremiantes que enfrentarán la futura presidenta y su equipo incluyen: proteger a los defensores ambientales; recuperar la confianza de científicos y ambientalistas; sumar al sector empresarial para que contribuya con lo que le corresponde; y rescatar las instituciones encargadas del cambio climático, agua, bosques, mares, pesca, áreas naturales protegidas, conocimiento de la biodiversidad y procuración de justicia.

Por otro lado, el mayor reto de México en el ámbito ambiental internacional será recuperar su liderazgo en América Latina y el mundo, particularmente en el combate al cambio climático. Debemos aliarnos con mandatarios progresistas –Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Gustavo Petro (Colombia) y Gabriel Boric (Chile)– que han demostrado su compromiso en la lucha contra el cambio climático. Esta alianza cobra hoy más relevancia dada la alta probabilidad de que Donald Trump –el más feroz negacionista del cambio climático y enemigo número uno del multilateralismo– gane la presidencia de Estados Unidos el 5 de noviembre.

En síntesis, los nombramientos recientes son, en principio, buenas noticias para poder avanzar en la búsqueda de un México más justo, sustentable y próspero. Será responsabilidad de cada mexicano vigilar el desempeño ambiental de la nueva administración federal y de cada uno de sus integrantes.

@ovidalp

Google News