En estos días extraños, cuando enfrentamos una de las más grandes crisis en los tiempos recientes, resulta complicado poder asimilar que, de las pandemias también pueden desprenderse algunos efectos positivos. Uno de los más importantes es el aprendizaje.
El prolongado confinamiento en nuestros hogares nos ha permitido reconocer la importancia que admite la infraestructura digital en imaginarios como la educación, el comercio, la salud, el trabajo, etc.
En nuestras comunicaciones en línea, hemos advertido sensibles variaciones, tanto en estabilidad como en velocidad. La infraestructura digital ha resultado insuficiente para soportar el incremento que ha registrado el tráfico en internet durante los meses recientes, a pesar de las medidas adoptadas para “aplanar” el consumo de datos, fundamentalmente video, para no saturar las redes. Fue necesario recurrir a la gestión de tráfico y restringir la calidad de las transmisiones de video. Ello resulta entendible.
En el estudio El estado de la digitalización de América Latina frente a la pandemia, realizado por Telecom Advisory Services LLC., se indica que los países con una infraestructura de conectividad desarrollada pudieron mitigar 75 por ciento las pérdidas económicas asociadas con la epidemia; sin embargo, solo 23 por ciento de la fuerza de trabajo de países latinoamericanos puede continuar trabajando mediante el teletrabajo.
Podemos apreciar que, en algunos de los imaginarios referidos, lo que veniamos realizando no era suficiente. Estábamos instalados en un plácido conformismo. Hoy, con muchas limitaciones enfrentamos grandes y numerosos problemas. En sentido estricto, distamos mucho de habernos transformado en una sociedad de la información y el conocimiento.
El número de usuarios de internet efectivamente crece cada año. De acuerdo con la la firma We Are Social Hootsuite, en su estudio anual sobre el panorama de las redes sociodigitales en el mundo - Digital 2020 Global Digital Overview Essential Insights into how people around the world use the Internet, Mobile Devices. Social Media and Ecommerce -, estimó 298 millones de nuevos usuarios de internet en el mundo, durante el periodo comprendido entre enero de 2019 y enero de 2020. Ello representó un incremento de 7% en el total de usuarios de internet.
A finales de 2019, en el estudio Measuring Digital Development. Facts and figures 2019, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) estimó 4,100,000,000 usuarios de internet en el mundo y, estableció la penetración de internet en 53.6%
En febrero de 2020, la firma We Are Social Hootsuite estimó la población mundial en 7,750,000,000 personas, de las cuales, 4,540,000,000 son usuarios de internet. La penetración mundial de internet fue establecida en 59%
En marzo de 2020, otra fuente de información, la Internet World Stats (IWS), estimó la población mundial en 7,796,615,710 personas y, consideró 4,574,150,134 usuarios de internet. La penetración mundial de internet la ubicó en 58.7%2
Entre los países desarrollados y las naciones en vías de desarrollo prevalece una amplia brecha digital. Por ejemplo, de acuerdo con We are Social Hootsuite (2020), en el norte de Europa se presenta la más alta penetración de internet (95%). En cambio, África Occidental tiene la más baja (36%).
En naciones desarrolladas, la penetración de internet se ubica en 86% en promedio. En cambio, en algunos países en África Occidental es inferior a 20%
Durante la panemia, los problemas que representa la brecha digital se han agudizado. Por ello, influyentes organismos internacionales como el Banco Mundial, la Unión Internacional de Telecomunicaciones, el Foro Económico Mundial (WEF), la Global System for Mobile Communicatios (GSMA), reguladores de tecnologías de información y comunicaciones, y altos directivos de telecomunicaciones y tecnología, han decidido trabajar en la elaboración de un plan de acción acelerado, para aprovechar mejor las tecnologías digitales y la infraestructura en apoyo de los ciudadanos, gobiernos y empresas durante la pandemia de Covid-19.
Las crisis suelen ser efectivos aceleradores en la historia, movilizando voluntades que, en condiciones de normalidad, exhiben pasmosa indiferencia.
La actual infraestructura de telecomunicaciones cubre a lo largo y ancho el planeta, a través de satélites, cables submarinos de fibra óptica y redes terrestres inalámbricas y por cable. Sin embargo, la penetración global de internet de banda ancha aún es limitada. Se pretende conseguir que ésta ascienda a 75% en el año 2025.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones (2018, 2019), así como la Comisión de Banda Ancha para el Desarrollo Sostenible de la UNESCO (2019), señalan que la banda ancha debe ser considerada como infraestructura fundamental en las naciones, tan importante como las redes de agua potable o electricidad.
Naciones Unidas considera a la banda ancha como un facilitador crítico en los esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La conectividad a internet de banda ancha ubicua y de alta velocidad, además es reconocida como habilitador crítico de los ecosistemas digitales. La banda ancha representa la columna vertebral de la conectividad universal significativa.
Mejor velocidad en la banda ancha representa la posibilidad de obtener mayor provecho del tiempo dedicado a internet. Además, abre la posibilidad de tener acceso a mejores ambientes y plataformas.
De acuerdo con We are Social Hootsuite (2020), en 2019 la velocidad promedio de las conexiones de internet fijas fue de 73.58 MBPS En Singapur, la velocidad de las conexiones de internet fijas fue 200.1 MBPS. En cambio, en Nigeria la velocidad de las conexiones de intermet fijas fue 11.9 MBPS.
En cuanto a las conexiones móviles, la velocidad promedio fue 32.01 MBPS. En Corea del Sur, la velocidad de las conexiones móviles fue 103.2 MBPS. En el extremo opuesto, Tukmenistán, en Asia Central, registró una de las velocidades más bajas (1.71 MBPS).
Estudios realizados por la ITU (2018, 2019), demuestran que la banda ancha móvil agregada produce mayor impacto económico que la banda ancha fija y, el impacto es mayor en los países menos desarrollados.
A nivel mundial, un incremento de 10% en la penetración de banda ancha fija produce un incremento de 0.8% en el Producto Interno Bruto (PIB). En cambio, 10% de incremento en la penetración de banda ancha móvil produce un aumento de 1.5%
Es importante incrementar la velocidad en la banda ancha móvil. Sin embargo, también debemos tener muy presente la importancia de la banda fija y, la pandemia la ha confirmado. Al permanecer en casa, usamos principalmente los accesos fijos, no los móviles.
El tipo y el volumen del tráfico en internet ha cambiado mucho en los años recientes. Hoy, dos terceras partes del tráfico en internet son videos. En septiembre de 2019, fueron estimados más de 21,7 mil millones de dispositivos conectados a internet. Además, cada segundo eran incorporados más de 74,500 GB de datos a la red de redes. (ITU, 2019).
El tráfico en internet aumenta de forma considerable año con año, tanto por el mayor número de usuarios como por el tipo de uso. Además, del video, debemos tener presente el enorme tráfico que demanda el desarrollo de Internet de las Cosas (IOT).
Durante nuestro confinamiento, algunas redes efectivamente han enfrentado los riesgos de la saturación y el eventual colapso. El mundo pudo haber enfrentado algunos de los efectos de la terrible pandemia en mejores condiciones.
Las redes 5G han soportado el repentino incremento en el tráfico, sin afectar la calidad de servicio. La Inteligencia Artificial (IA) en la 5G asegura una administración más efectiva e inteligente de la red en tiempo real, organizando el uso de varias bandas de espectro en redes 5G, ciberseguridad y monitoreo de problemas en la infraestructura de red.
Con 5G la latencia (tiempo de respuesta de la red), podrá reducirse, favoreciendo a los desarrolladores de vehículos autónomos y, en general, a toda la industria de internet de las cosas, pues permitirá tener un mayor número de dispositivos conectados entre sí, compartiendo información en tiempo real. Además, 5G permite navegar hasta a 10 GBps (Gigabytes por segundo), superando, por mucho, a la fibra óptica.
La IA ya está presente en algunas aplicaciones de uso masivo, como asistentes de voz o reconocimiento biométrico. Se pretende incorporarla a vehículos y ciudades inteligentes apoyando en tareas como reconocimiento de lenguaje y facial, seguridad, procesamiento de sensores, comprensión de escenarios y reconocimiento de objetos.
Las ventajas de 5G efectivamente implican la posibilidad de reducir el periodo de vida útil de la 4G. Sin embargo, debemos tener presente que apenas en 2018, la 4G se convirtió en la tecnología móvil líder en el mundo. Por ello, poderosos intereses recurren a estrategias dilatorias.
En Europa, por ejemplo, las costosas campañas de desinformación que fueron puestas en marcha para asociar la propagación del Covid-19 con la 5G, han propiciado lamentables actos de vandalismo contra la infraestructura crítica de la 5G. Tales maniobras, por supuesto que no son obra de la casualidad. En Twitter han sido identificados 3,4 millones de cuentas dedicadas a manipular información sobre el Covid-19.
En los Objetivos de Desarrollo Sostenible que NU estableció para el año 2030, consideró factible poder erradicar el hambre y la pobreza en el mundo, gracias a la contribución de las “tecnologías de frontera”. (UN, 2018). Sin embargo, resulta lógico suponer que la aguda recesión mundial que dio inicio en 2020, a partir de la propagación el Covid-19, obligará a replantear los objetivos de Naciones Unidos en materia de desarrollo sostenible.
En el mundo postcoronavirus, se perfila el posible imaginario de un nuevo sistema mundo. Ojalá pudiera ser mejor. Ello dependerá de que el hombre postcoronavirus sienta, piense y obre de forma diferente. El Covid nos ofreció una extraordinaria oportunidad de aprendizaje. Además, muchos lo entendemos así: se trata de la última llamada. Deemeos acelerar el paso y realizar gran parte de los cambios indispensables que nuestra mentalidad burocrática postergaba una y otra vez.