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El 24 de noviembre, Ian Sample, editor de la sección de Ciencia de The Guardian, publicó declaraciones de Tim Berners-Lee, inventor de la WWW, quien dio a conocer un plan para “salvar internet de la manipulación política, las noticias falsas, las violaciones de privacidad y otras amenazas”.
Desde hace años Berners-Lee ha destacado la necesidad de remediar la web: “si la dejamos como está, hay una gran cantidad de cosas que saldrán mal. Podríamos terminar con una distopía digital si no cambiamos las cosas. No es que necesitemos un plan de 10 años para la web, necesitamos cambiarla ahora”.
Además de la incuestionable autoridad moral de Berners-Lee, la iniciativa cuenta con el respaldo de 150 compañías, entre ellas Google, Facebook, Twitter, Microsoft, así como organismos dedicados al tema de los derechos digitales, como Electronic Froniter Foundation. Los grandes ausentes son Amazon y Apple.
En el “contrato” trabajaron 80 empresas por poco más de un año. Consta de nueve principios: tres competen a gobiernos, tres a organizaciones y tres a personas.
De los principios que conciernen al gobierno, el primero busca asegurar que todos puedan conectarse a internet, para que cualquiera, sin importar quiénes sean o dónde vivan, puedan participar activamente en línea. Este tiene tres secciones que comprenden: objetivos de política; marcos de política; y vías para un acceso significativo a internet.
El segundo supone mantener internet disponible todo el tiempo. Y comprende temas relativos a interrupciones provocadas por gobiernos; eliminación de contenidos ilegales; apertura y competencia.
El tercero concierne a la obligación de respetar y proteger los derechos fundamentales de privacidad y datos en línea de los usuarios, para que puedan usar internet de modo libre, seguro y sin miedo.
Los siguientes tres principios atañen a compañías. Es así que, siguiendo con la lista, el cuarto indica la necesidad de hacer que internet sea asequible y accesible para todos, para que nadie quede excluido de su uso y configuración. Tiene tres secciones: abordar las necesidades de los grupos sistemáticamente excluidos; trabajar por una calidad de servicio cada vez mejor; garantizar el uso de internet para todos.
El quinto principio corresponde a la obligación de respetar la privacidad y los datos para generar confianza, posibilitando que los usuarios tengan el control de sus vidas en internet, con opciones claras. Las tres secciones del apartado son: dar control a las personas sobre su privacidad y datos; apoyar la responsabilidad corporativa y la privacidad robusta y protección de datos; hacer que la privacidad y derechos de datos estén disponibles para todos.
El sexto principio establece la necesidad de desarrollar tecnologías que respalden lo mejor de la humanidad y desafíen lo peor. La web es un bien público que ubica a las personas primero. Las subsecciones son: ser responsables del trabajo; comprometerse con todas las comunidades; e invertir y apoyar los bienes comunes digitales.
El tercer grupo de principios considera a las personas. Así, el séptimo supone ser creadores y colaboradores en la web para ofrecer contenido rico y relevante. Este cuenta con una sección: ser participantes activos en la configuración de la web.
El octavo principio habla de construir comunidades fuertes que respeten el discurso civil y la dignidad humana para que todos se sientan seguros y bienvenidos en línea. La sección considera trabajar por una web más inclusiva.
El último principio es pelear por la web e incluye ser usuarios online activos.