Durante muchos años Google ha sido reconocido como sinónimo de renovación por su carácter proactivo, por mantenerse siempre a la vanguardia en la introducción de nuevas tecnologías y aplicaciones.
El motor de búsqueda proyectó a Google hasta convertirla en una de las tres marcas más valiosas en el mundo, como destacan los reportes que anualmente realizan las firmas Kantar e Interbrand sobre las marcas más valiosas.
Sin embargo, en años recientes la actitud de Google parece haber cambiado.
Disfrutar durante tantos años de una posición preponderante entre los motores de búsqueda parece haberle instalado a Google en un acentuado conformismo.
La consecuencia más evidente del conformismo que ha imperado es el notable descuido en la calidad de los resultados que ofrece en las búsquedas realizadas por los usuarios.
Se volvió común encontrar en las páginas de resultados escasa información relevante, mientras que los espacios para publicidad se multiplicaron de manera alarmante.
La chatarrización de los contenidos que ofrece Google resulta tan evidente como lamentable.
Sin embargo, el panorama cambió abruptamente con la introducción de Bing Chat, una innovadora funcionalidad introducida en el buscador Bing, propiedad de Microsoft.
Microsoft decidió disputar a Alphabet un territorio en el cual la hegemonía de su motor de búsqueda parecía absoluta e incuestionable.
El desafío directo parece haber sacudido a Google de su prolongado letargo.
En marzo, Google anunció el desarrollo de Bard, un ambiente concebido para competir con ChatGPT.
En abril, Google informó que uniría el talento de su grupo de investigación de Inteligencia Artificial (IA) con DeepMind, otra compañía de Alphabet que también desarrolla IA.
Google ahora está empezando a incorporar tecnología de generación de texto en su producto principal, la búsqueda de información.
En la reciente conferencia I/O de Google, celebrada el miércoles 10 de mayo en un formato híbrido, el cual combinaba la presencia física con la virtual, hubo una noticia que definitivamente acaparó la atención de la prensa: la presentación de Pixel Fold, el nuevo teléfono inteligente plegable de Google.
Los interesados en adquirir el nuevo teléfono inteligente plegable de Google tendrán que pagar una modesta suma, superior a $1,700 dólares.
A pesar de la expectación que generó la introducción del Pixel Fold, los observadores más agudos advirtieron la relevancia de la información relativa a las señales de vida que aún ofrece el buscador de Google.
Google anunció que está trabajando en una versión experimental en la transformación de su buscador, en la cual serán incorporadas tecnologías de generación de texto, similares a las utilizadas por ChatGPT y otros chatbots avanzados.
ChatGPT funciona con un modelo de aprendizaje automático, el cual fue entrenado para predecir las palabras que probablemente seguirán una cadena de texto al asimilar gran cantidad de palabras, incluyendo un considerable número de páginas web.
La capacitación adicional del ambiente fue proporcionada por humanos, quienes calificaron la calidad de las respuestas del bot. Ello permitió realizar los ajustes pertinentes para asegurar ChatGPT fuera más hábil para responder preguntas y mantener una conversación.
De acuerdo con información publicada por la revista Wired, el nuevo formato de búsqueda de Google sigue necesitando que los usuarios escriban sus consultas.
Las respuestas del renovado Google siguen remitiendo a enlaces de sitios web, fragmentos de contenido y, por supuesto, a anuncios publicitarios.
Sin embargo, en ciertas situaciones, en la parte superior de la página de resultados del buscador se presentará texto generado por IA, el cual procede de información contenida en diversas fuentes en la web, proporcionando los vínculos a las respectivas páginas.
Los usuarios tendrán la posibilidad de realizar determinadas preguntas de seguimiento para obtener información más específica. Ello representa un relativo avance en términos de interactividad y personalización de los resultados de búsqueda.
Una consulta sobre la coronación del nuevo rey de Gran Bretaña podría responderse con un par de párrafos que resumen el evento. Si se le pregunta acerca de las bicicletas eléctricas, los algoritmos de Google pueden enumerar resúmenes de viñetas de reseñas de productos publicadas por varios sitios web y vincular a tiendas en línea donde un usuario puede realizar una compra.
Se podrá acceder a la versión renovada de la búsqueda en EE. UU. a través de una nueva función llamada Search Labs, pero no se activará de forma predeterminada ni para todos los usuarios de Google (Wired).
Sin embargo, como los modelos de lenguaje pueden fabricar información, las compañías involucradas en el desarrollo de IA generativa deben desarrollar robustos sistemas de verificación, que permitan garantizar que la información proporcionada a los usuarios efectivamente sea correcta.
Sundar Pichai -director ejecutivo de Google- señala que lo primero es la inteligencia artificial.
Sin embargo, el modelo de referencia no es propio, es Chat GPT. La respuesta de Google es la expresión de una postura eminentemente defensiva, posiblemente precipitada.
Google nunca consideró la posibilidad de que alguna firma tecnológica pudiera disputarle su liderazgo en materia de búsquedas de información. Hoy, además de enfrentar la competencia desplegada por Microsoft, Google se enfrenta a un enemigo más peligroso: sus inercias.
Las acciones hasta ahora emprendidas por Google resultan reveladoras. Google enfrenta una delicada disyuntiva. Si desarrolla contenido generativo puede afectar el atractivo negocio que le representa la publicidad en las búsquedas.
Por ello, las acciones emprendidas son cambios en forma y no en fondo.
Las capacidades de ChatGPT definitivamente han inquietado a Google -por sus intereses comerciales-y a un gran número de expertos -por intereses más humanos y altruistas-. El acelerado progreso en la IA podría desencadenar efectos irreversibles.
En días pasados, Jeoffrey Hinton, considerado como el “padrino de la Inteligencia Artificial” por haber desarrollado la base intelectual para esta tecnología, renunció a Google para poder hablar sobre los “peligros” de la tecnología que ayudó a desarrollar.
El trabajo de Hinton en materia de redes neuronales impulsó el desarrollo de los sistemas de Inteligencia Artificial (IA) que soporta a muchos productos basados en IA Generativa.
En una desconcertante autocrítica, Hinton afirmó que no puede evitar sentirse algo arrepentido por ello.
Ello, definitivamente debe inquietarnos.