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Concluyó la reciente cumbre del G7 en Biarritz. El saldo admite ser considerado favorable para Emmanuel Macron, el presidente de Francia, quien consiguió desactivar los impuestos al vino francés que podría aplicar Donald Trump como posible represalia al llamado impuesto GAFA (Google, Apple, Facebook, Amazon).
El G7 asumió el compromiso de simplificar y modernizar la fiscalización internacional en el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), para impedir prácticas de “competencia desleal” de los gigantes de internet, las cuales acostumbran eludir el pago de impuestos. La OCDE prepara un nuevo sistema de tasación internacional que presentará en 2020, el cual permitiría gravar a las compañías que realizan negocios multimillonarios en países en los que no están físicamente presentes.
En Francia, la llamada tasa GAFA se aplica retroactivamente desde los primeros meses del año en curso, gravando con una tasa de 3% los ingresos de servicios digitales de todas las firmas que tengan un volumen de negocios superior a 750 millones de euros en todo el mundo, y de 25 millones en Francia.
Las influyentes firmas estadounidenses afectadas ejercieron presión en el gobierno del presidente Trump, a quien lograron persuadir de actuar “contra el impuesto que el gobierno francés pretende injustamente aplicar a firmas estadounidenses”.
En respuesta, el gobierno del presidente Emmanuel Macron destacó que la llamada tasa GAFA no es un impuesto contra firmas estadounidenses, sino contra cualquier multinacional que obtiene millonarias ganancias y evade el pago de impuestos a través de paraísos fiscales. En Biarritz, Francia asumió el compromiso de eliminar GAFA en el momento en el cual sea establecido un efectivo sistema de fiscalización internacional que impida a las grandes empresas de internet eludir el pago de impuestos en los países en los cuales operan.
Al gobierno francés no le interesa mantener la llamada tasa GAFA con un gravamen que parece simbólico (3%). El verdadero propósito es impulsar la indispensable modernización del sistema de fiscalización internacional, el cual ha permitido a las compañías que nacieron con la vocación de “transformar al mundo”, eludir el pago de sus responsabilidades fiscales en las naciones en las cuales operan.
Sorprende la reticencia de las grandes firmas de internet a la aplicación de un impuesto tan reducido. Sería deseable que la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico establezca un impuesto efectivamente congruente con las enormes ganancias de estas empresas tecnológicas, que superan, y por mucho, el Producto Interno Bruto de no pocas naciones en el mundo desarrollado.
De acuerdo con lo asentado en el reporte BrandZ Top 100 Most Valuable Global Brands 2019, realizado por la firma Kantar Millward Brown, las tres marcas más valiosas del mundo son 1.Amazon, 2.Apple,
3.Google. Facebook está en sexto lugar.
El comportamiento fiscal de estas marcas tecnológicas, siempre dispuestas a evadir el debido pago de impuestos en las
naciones en las cuales operan, representa la rotunda negación de los elevados compromisos y valores que tanto pregonan en su literatura institucional.
Es deseable que lo ocurrido en Biarritz efectivamente contribuya a la gestación de un nuevo sistema de fiscalización internacional, que obligue a las grandes firmas de internet a pagar sus impuestos en todas las naciones donde operan.
La pregunta resulta natural y casi obligada: en México, ¿cuándo?