Esta semana concluyó el juicio que el gobierno de Estados Unidos emprendió contra Google por presuntas prácticas monopólicas.
Leonie Helen Molhomme Brinkema, juez del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Este de Virginia, antes de finalizar el año en curso deberá dar a conocer su veredicto.
La fiscal principal, Taver Wood, ingeniosamente comparó el caso con la novela Historia de dos ciudades, escrita por Charles Dickens y publicada en 1859 en la revista All the Year Round, publicación fundada por el propio Dickens.
La referida novela transcurre en los albores de la Revolución Francesa y se desarrolla en dos países — Inglaterra y Francia—, y particularmente en dos ciudades —Londres y París—.
La primera ciudad —Londres— sintetiza la paz y la tranquilidad, la vida sencilla y ordenada; en cambio, en París representa la agitación, el desafío, el caos. La exquisita sensibilidad de Dickens plasmó el conflicto entre dos cosmogonías antagónicas —estabilidad y cambio—, en una época en la cual se registraba una abrupta aceleración en el pulso y el sentido de la historia.
La fiscal Wood posiblemente relacionó el juicio del gobierno de Estados Unidos contra Google al considerar las primeras líneas de la referida novela de Dickens:
“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo".
Ari Paparo, autor del artículo “DOJ v Google Closing Arguments. A tale of two cities”, publicado en Monopoly Report, sostiene que la acusación del Departamento de Justicia de Estados Unidos contra Google admite ser resumida en seis aspectos clave:
- La definición de mercado propuesta es válida.
- Google posee un poder de monopolio en esos sectores.
- La compañía ha adoptado conductas anticompetitivas.
- Esas conductas no son justificables bajo la legislación vigente.
- No existen razones de diseño de producto que justifiquen estas prácticas.
- Los argumentos de Google para refutar estas acusaciones no tienen fundamento.
El juicio contra Google ha despertado gran entusiasmo entre quienes consideran indispensable limitar y contener a las big tech.
De acuerdo con lo asentado en el texto The Beginning of the End of Big Tech, el cual fue publicado esta semana en la revista Wired, 2025 marcará el final de las grandes firmas tecnológicas.
El autor de esa interesante columna —Heredith Whittaker— afirma:
“desde los políticos hasta las empresas de capital riesgo, todo el mundo se está desenamorando de los titanes tecnológicos mundiales, masivos y orientados al dinero. En su lugar, tenemos la oportunidad de construir algo abierto y digno de confianza”.
El “desenamoramiento” de las grandes firmas de tecnología es tan evidente como profundo. No solo desconfían los usuarios. También desconfía la clase política, en general, y en las más apartadas regiones.
En sus inicios las grandes firmas de tecnología —Google, Apple, Meta Platforms —Facebook—, Microsoft, y Amazon (GAMMA)—, afirmaron su disposición para contribuir a generar un mundo mejor.
Google particularmente pregonaba como lema corporativo “informal” la frase “don’t be evil” —no seas malvado—.
En la gestación de cada una de las grandes compañías de tecnología, los fundadores afirmaron grandes ideales Google (1998), Apple (1976), Microsoft (1975), Meta Platforms —antes Facebook— (2004), Amazon (1994). Sin embargo, el idealismo duró poco.
Con el paso de los años, los grandes “barones de la tecnología”, a quien se ha sumado Elon Musk, han acumulado demasiado poder. Concentrar tanto poder en tan pocas manos puede resultar peligroso.
Para recuperar el liderazgo perdido, Trump no solo necesita de Musk. Trump requiere el respaldo y compromiso de cada una de las big tech.Algunos analistas suponen que el juicio contra Google podría cambiar las reglas del juego en la industria adtech. Sin embargo, el desenlace podría resultar decepcionante; sin apegarse a la razón ni a las leyes. El desenlace podría ser determinado por el realismo político.