Octavio Islas

Apocalípticos e integrados frente a la inteligencia artificial

Articulista Octavio Islas. Foto: EL UNIVERSAL
08/01/2024 |17:17
Octavio Islas
Autor de OpiniónVer perfil

Las miradas de Avram Noam Chomsky ―Noam Chomsky― y William Henry Gates III ―Bill Gates― son diametralmente opuestas, y no solo al considerar a la inteligencia artificial (IA)

Gates razona como ingeniero ―desarrollador de software―, exitoso empresario y filántropo. Chomsky, quien también como Gates es de ascendencia judía, razona como lingüista, filósofo y político.

Chomsky no fue indiferente al desarrollo de ChatGPT y a la IA generativa. En marzo de 2023, The New York Times publicó un interesante ensayo: "Noam Chomsky: The False Promise of ChatGPT".

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El lingüista calificó a la IA generativa como “el mayor robo de propiedad intelectual que se registre desde que los colonos europeos llegaron a tierras nativas americanas”.

La mente humana ―afirmó― “no es, como ChatGPT y sus semejantes, una máquina estadística y glotona de cientos de terabytes de datos en pos de obtener la respuesta más plausible a una conversación o la más probable a una pregunta científica”.

La mente humana ―señaló― “es un sistema sorprendentemente eficiente y elegante que opera con una cantidad limitada de información. No trata de lesionar correlaciones a partir de datos, sino que intenta crear explicaciones”.

Chomsky propuso dejar de llamar a la IA como tal y designarla por aquello que efectivamente hace “un software de plagio”, ya que “no crea nada, sino que copia obras existentes, de artistas existentes; las altera lo suficiente como para escapar de las leyes de derechos de autor”.

A finales de diciembre de 2023, Bill Gates ―el fundador de Microsoft― publicó una interesante reflexión sobre el impacto de la IA en la innovación: "AI is about to supercharge the innovation pipeline". Lo hizo en LinkedIn, la red sociodigital de Microsoft.

Gates, un optimista de la innovación y quien en la reciente edición del listado Forbes de los hombres más ricos del mundo fue ubicado en la sexta posición, refirió que siempre ha considerado a la innovación como motor del progreso. La innovación ha mejorado el mundo. Hoy somos mucho más productivos gracias a la revolución informática. Las economías más prósperas están impulsadas por industrias innovadoras que evolucionan para satisfacer las necesidades de un mundo cambiante”.

Para Bill Gates, la innovación admite una estrecha relación con la rentabilidad: “La innovación es la clave para sacar el máximo partido de cada dólar gastado”; en tanto que la IA “está a punto de acelerar el ritmo de los nuevos descubrimientos a un ritmo nunca visto”.

Mientras que un gran número de académicos e investigadores señala el riesgo de que la IA puede extender las brechas de desarrollo y riqueza entre las naciones, Gates sostiene lo contrario. Para él, podría favorecer el advenimiento de un mundo más igualitario. Si hacemos inversiones inteligentes ahora, la IA puede hacer del mundo un lugar más equitativo. Puede reducir o incluso eliminar el desfase entre el momento en que el mundo rico obtiene una innovación y el momento en que lo hace el mundo pobre.

Gates se aventuró a pronosticar que, en los países ricos, como Estados Unidos, faltan entre 18 y 24 meses para que la población general alcance niveles significativos de uso de la IA. En los países pobres, particularmente en África, los resultados comparables podrían presentarse en tres años, opinó.

Sobre la importancia de la innovación, Gates enfatizó que, desde 2000, las vacunas han contribuido a disminuir de forma significativa los índices de mortalidad en los menores de cinco años.

La IA podría acelerar la creación de nuevos medicamentos. Por ejemplo, medicamentos para curar el cáncer.

Sin embargo, el filántropo consideró prioritario atender aquellas enfermedades que particularmente castigan a los países más pobres, como el sida, la tuberculosis y la malaria.

La IA ―acotó― podría ayudar a combatir la resistencia a los antibióticos. La resistencia a los antimicrobianos, o RAM, representa un grave problema mundial, especialmente en África, donde se registran las tasas de mortalidad más altas.

Gates confió en la posibilidad de recurrir a la IA para realizar un exhaustivo registro sobre los patógenos que corren riesgo de desarrollar resistencias y sugerir el fármaco, las dosis y la duración adecuadas.

En el imaginario educativo, Gates subrayó la importancia de los tutores personalizados de IA para cada alumno, al referir los notables resultados que advierte en plataformas como Khanmigo y MATHia, las cuales son capaces de adaptarse a las necesidades formativas de cada alumno.

Cada dos minutos muere una mujer durante el parto ―afirmó Gates―, pero las ecografías con IA pueden ayudar a identificar los riesgos del embarazo.

La IA puede ayudar a las personas a evaluar su riesgo de contraer el VIH. Como la información sobre salud sexual suele ser un tema incómodo para muchas personas, un chatbot sudafricano pretende facilitar la evaluación del riesgo de contraer el VIH. Actúa como un consejero imparcial y sin prejuicios que puede proporcionar asesoramiento las 24 horas del día.

Las miradas de Chomsky y Gates son diametralmente opuestas, no solo al considerar a la IA. Entre ambos, nada podría resultar común. Solo las extrañas relaciones que ambos sostuvieron con Jeffrey Epstein, de la cual Gates públicamente ha expresado arrepentimiento, mientras que Chomsky ha mantenido absoluto hermetismo.