Ángel Fernández
Muchos espacios se han utilizado para reflexionar en torno a las implicaciones que tiene la pandemia por Covid-19 en la Ciudad de México. Los impactos no son menores, pues casi todas las actividades cotidianas se han visto afectadas por la difusión del virus. Pero ¿Qué pasa con la violencia e inseguridad? ¿Existen elementos para pensar que los patrones espaciales de su comportamiento se vean afectados? ¿Los videos recientes, como el ataque al Secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, y los de robos ejecutados y frustrados, acaso no son una señal de que las condiciones de violencia y la inseguridad poco han cambiado en la urbe? En los siguientes párrafos realizaremos algunos esbozos de lo que ha pasado en la Ciudad a un nivel desagrado.
De inicio, las estadísticas generales indican una baja extendida de los delitos. Hace algunos días el Observatorio de la Ciudad de México y el Observatorio Nacional Ciudadano presentaron su reporte de incidencia delictiva en el cual dieron cuenta que, en el marco de la propagación del virus y las medidas para evitarla, la gran mayoría de los delitos ocurridos en la capital del país habían experimentado una baja.
Esto al comparar el segundo trimestre de 2019 con el mismo periodo de 2020. Por ejemplo, el homicidio intencional, el robo con violencia, el secuestro, la extorsión, la violencia familiar, son delitos que presentaron una baja en sus tasas por cada 100 mil habitantes. En contraste, el homicidio culposo y el feminicidio tuvieron repuntes.
Pero ¿Qué es lo que ocurrió a un nivel más desagregado? ¿Estos comportamientos se mantienen? Para poder acercarnos a la respuesta, analizamos el delito de homicidio doloso pues, como se ha demostrado en distinto tipo de investigaciones, tiene la menor cifra negra y es una buena variable para medir la inseguridad y la violencia. Para hacer este análisis tomamos en cuenta los datos a nivel punto que proporciona el portal de datos de la Ciudad de México, posteriormente los agregamos según el Área Geoestadística Básica (AGEB) en donde ocurrieron.
Lo primero que hallamos es que el homicidio intencional es de baja frecuencia en todo el territorio de la Ciudad de México. Esto a pesar de los importantes cambios en las rutinas que ha generado la pandemia. Del total de AGEBs en las que está dividida la Ciudad de México (2431), en 87% no ocurrieron homicidios intencionales durante el segundo trimestre 2019. Para el mismo periodo, pero de 2020, esa proporción pasó a 89%. Por tanto, si bien los homicidios georreferenciados se redujeron en poco más de 20% en toda la Ciudad, la cobertura territorial en donde no hay un solo caso de violencia letal aumentó en el contexto de la crisis sanitaria.
Por su parte, al comparar los homicidios ocurridos en el segundo trimestre de 2019 con el mismo periodo de 2020 encontramos comportamientos heterogéneos. En dos AGEBs se redujeron los homicidios de cuatro a cero, estas áreas se ubican en la alcaldía de Iztapalapa. Por el contrario, el incremento más importante se presentó en una AGEB de la parte central de la ciudad, muy cerca de las colonias Peralvillo y Morelos, en dicha área se dio un crecimiento de cero a tres casos. Ahora bien, en donde se dio el aumento de un solo homicidio fue en 194 AGEBs, la mayoría de ellas se encuentran emplazadas en la parte periférica de la urbe, sobre todo en la parte oriente, norte y sur.
Finalmente, otro hallazgo que merece ser mencionado es que, si bien este delito es poco común, parece tener espacios de ocurrencia más o menos definidos, independientemente del periodo. Por ejemplo, en la parte del norte del centro histórico, se localizan 14 AGEBs en donde ocurrieron 36 homicidios intencionales, como resultado de que entre marzo y junio de 2019 se reportaron 18 eventos, mientras que en el mismo periodo de 2020 también fueron reportados la misma cantidad. Así pues, parece que la pandemia poco a modificado los patrones de concentración de la violencia.
A partir de lo anterior ¿Qué podemos esperar en los meses en la capital del país? La pregunta es muy complicada de contestar a bote pronto pues la pandemia sigue sin definirnos un futuro más o menos certero. Pero una hipótesis que podríamos esgrimir es que, si la propagación del virus no logra ser contenida en el corto plazo en la Ciudad, es posible que los distintos barrios serán objeto del incremento de la pobreza, del debilitamiento de sus recursos asociativos y con ello se mermarán las capacidades para contener la violencia y el delito.
@DonJAngel