Mario Maya

Según datos oficiales los delitos comunes están bajando, pero ¿realmente tenemos menor incidencia delictiva o tenemos menos denuncias?

El foco de la conversación pública se ha concentrado en la salud como prioridad y en lo económico por las repercusiones que la contigencia sanitaria ha provocado, y ¿qué esta pasando en temas de seguridad?

Con base en las cifras de los últimos meses, la tendecnia de los delitos comunes tiende a la baja; sin embargo, esto podría ser no del todo cierto. La cifra negra en México es del 93.2%1; es decir, sólo se denuncian 7 de cada 100 delitos que se cometen y los 93 delitos restantes no figuran en las cifras oficiales que reportan las procuradurías y fiscalías locales y que publica mensualmente el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

En contraste, la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2018 (ENVIPE) que realiza el INEGI al entrevistar a más de 120 mil viviendas de todo el país, da un panorama más claro: uno de cada tres mexicanos afirma haber sido víctima de un delito durante el año anterior y 6 de cada 10 personas no denuncian, mayormente, por causas atribuibles a la autoridad (desconfianza, porque los trámites los consideran largos y difíciles o por actitudes hostiles), por miedo a ser extorsionados o por miedo al agresor.

Ya sea por causas atribuibles a la autoridad, por la percepción de impunidad o cualquier otra razón, en México no se denuncia. Ahora bien, si a esta situación le agregamos una cuarentena que se implementó a nivel nacional para prevenir más contagios por COVID y que ha disminuido sustancialmente la movilidad de las personas, la intención y motivación para salir a denunciar un delito puede ser aún menor.

Cuando una persona acaba de ser víctima de algún delito se siente vulnerable física y emocionalmente y si además se agrega la posibilidad de contagiarse por COVID al salir a la calle para denunciar, la salud se vuelve otro elemento que se pone en riesgo.

Denunciar importa no sólo por el hecho de buscar justicia, sino también porque es un mecanismo a través del cual podemos registrar información, que en el cúmulo, ayuda a tener claridad sobre el estado de seguridad del país. Con mayores denuncias se tiene un panorama más completo de la situación y con ello, un diagnóstico más preciso que ayuda a desarrollar mejores acciones y estrategias para enfrentar el crimen.

Por el contrario, cuando no se denuncia o se denuncia poco se dificulta la construcción de un diagnóstico preciso y, por lo tanto, las acciones y operativos de las instituciones de seguridad pública para combatir la delincuencia son poco eficientes.

Lo ideal sería tener una denuncia por cada delito que se comete para saber qué esta pasando con la seguridad pública y hacia a dónde vamos. Sin embargo, la contingencia esta agudizando problemas en los procesos de procuración de justicia y los mecanismos para denunciar, que ya de por sí eran evidentes, y en los que es necesario repensar.

La mayoría de las fiscalías y procuradurías del país sólo reciben denuncias presenciales; es decir, tu como víctima de algún delito puedes denunciar sólo en las instalaciones del ministerio público. Esta rigidez en los procesos de procuración de justicia -aún en un contexto sin cuarentena- complica la decisión de salir a denunciar y muy probablemente la desmotive; por ello y para evitar este tipo de problemas ¿por qué no repensamos la forma de denunciar?

Denunciar a distancia puede ser una opción para disminuir la cifra negra. Integrar mecanismos de denuncias en línea a través de un sistema digital es una opción que algunas fiscalías como la de Nuevo León y la Ciudad de México han implementado recientemente. Estos mecanismos siguen un procedimiento muy similar a las presenciales ya que las víctimas son atendidas de manera electrónica y personalmente por un agente del ministerio público quien toma la denuncia y desarrolla entrevistas para registrar información en la carpeta de investigación.

Si bien estos mecanismos para denunciar no incluyen delitos de alto impacto como homicidios o feminicidios por la atención que se le debe procurar a las víctimas, sí se pueden registrar la mayor cantidad de delitos, abrir carpetas de investigación y remitir a las áreas correspondiente para su debido proceso.

Se trata de innovar y aprovechar las herramientas tecnológicas que tenemos al alcance. En un país como México donde el porcentaje de delitos no denunciado es tan alto, vale la pena repensar los procesos de procuración de justicia para que las personas -en cualquier contexto- encuentren la motivación y facilidad de denunciar.

Integrar mecanismos novedosos es algo que cuesta en recursos humanos y materiales, pero es una inversión que beneficia a la procuración de justica, a las estrategias de seguridad pública y finalmente, al bienestar de todas y todos los mexicanos.

México, como el mundo entero, enfrenta un contexto adverso con grandes desafíos en materia de salud pública, economíca y seguridad que ponen en riesgo la integridad física y emocional de las personas; sin embargo, esos retos también vienen con grandes oportunidades en los que vale la pena poner atención para repensar, redefinir e implementar.

Investigador del Observatorio Nacional Ciudadano
@MarioMayaol
1 Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2018

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