El pasado 8 de octubre de 2024 se dio a conocer la Estrategia Nacional de Seguridad de la actual administración federal (2024-2030). El Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) fue el encargado de hacer la presentación oficial. Las diapositivas que se proyectaron durante la “mañanera del pueblo” y el documento que se circuló a medios de comunicación son por demás escuetos. Sin embargo, se pueden apreciar cuáles serán las prioridades, así como las semejanzas y diferencias respecto a lo realizado en pasados gobiernos.

Esta (¿nueva?) estrategia consta de cuatro ejes. El primero, atención a las causas en el que la prioridad será la política social focalizada en las familias más vulnerables. El segundo, la consolidación de la Guardia Nacional para hacer frente a la delincuencia organizada. El tercero, el fortalecimiento de la inteligencia y la investigación a partir de la creación de la Subsecretaría correspondiente en la SSPC. El cuarto, coordinación absoluta en el Gabinete de Seguridad y con las Entidades Federativas con lo cual se priorizará el desarrollo policial en el ámbito local.

Dada esta estructura de la estrategia, es normal que algunos analistas y periodistas hayan encontrado más semejanzas con la política de seguridad de Calderón Hinojosa que la de su predecesor López Obrador. Sobre todo, porque nuevamente se habla de “neutralizar” agentes generadores de violencia, así como de la implementación de una Academia Nacional de Seguridad, el fortalecimiento del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y un Sistema de Evaluación para el Desarrollo Policial.

Ciertamente, encontramos un cambio -no menor- en la narrativa oficial. Sin embargo, parece que, aunque están claros los objetivos, no sucede lo mismo con los medios que se seguirán para alcanzarlos. En la Dirección de Investigación del ONC vemos con buenos ojos que se recuperen las acciones en materia de desarrollo policial y se reactive el SESNSP. Sin embargo, nos preocupa que no se haya hablado de recursos presupuestarios para esas labores. Además, la SSPC operará prácticamente sin policías operativos.

Todo indica que el personal de la SSPC con formación policial se dedicará a labores de inteligencia e investigación. Lo cual nos parece correcto y necesario, durante el sexenio anterior se desaprovecharon estas capacidades adquiridas en el marco de la implementación del Sistema de Desarrollo Policial (SIDEPOL). Sin embargo, la SSPC no tendrá la fuerza operativa para “neutralizar” a esos “generadores de violencia”. En la Ciudad de México le funcionó al Secretario Harfuch, pero contaba con la policía más grande del país.

Ahora, en el mejor de los casos, tendrá a eficientes agentes de investigación y analistas. Dicho de otra manera, dependerá completamente de la SEDENA para cumplir con esta labor. Tampoco queda claro cómo identificar y clasificar a esos generadores de violencia, a esos “blancos prioritarios”. En el sexenio de Calderón Hinojosa se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) una lista con los nombres y adscripciones criminales de los 37 líderes criminales más buscados. Ahí se ubicaba tanto a “capos” como a lugartenientes regionales. En esta ocasión parece que no irán por las principales -o más visibles- cabezas criminales sino por mandos medios.

En el mismo sentido, quedan dudas de cómo se fortalecerá el SESNSP. ¿Se incorporarán más actores e instancias al Consejo Nacional de Seguridad Pública? ¿Se abrirán a la supervisión ciudadana, más allá de los asientos que ocupan representantes de la sociedad civil? ¿Se dotará de mayores poderes de decisión sobre las autoridades estatales y municipales? Lo mismo sucede con el anunciado “sistema de evaluación para el desarrollo de las 32 policías, 32 fiscalías y 32 sistemas penitenciarios”. ¿Cómo se evaluará? ¿Cuáles serán los indicadores? ¿Se incluirán incentivos y sanciones?

En suma, parece ser que aún no tienen claro cómo operarán la estrategia nacional de seguridad y están ganando tiempo anunciando ejes temáticos y prioritarios. No está mal, pero esperamos que eventualmente den puntual respuesta a estas dudas y otras tantas que se han planteado en medios de comunicación, en la academia y desde la sociedad civil organizada. La transparencia y rendición de cuentas deben ser un eje transversal de cualquier estrategia de seguridad.

Dirección de Investigación del ONC

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