Ángel Serrano Gálvez

Como cada día 20 de cada mes, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), hizo públicos los datos de incidencia delictiva, que son recuperados a partir de lo que se registra en las carpetas de investigación de las 32 entidades federativas, en esta ocasión la información publicada llevaba consigo una carga adicional puesto que es el primer indicador a nivel nacional de la incidencia delictiva en tiempos de la Jornada Nacional de Sana Distancia.

No obstante, y aunque uno pensaría que la discusión se centraría en el impacto que tuvo y tendrá el confinamiento en la actividad criminal, la más reciente publicación de los datos trajo nuevamente a la conversación pública añejas discusiones sobre si los datos sobre carpetas de investigación deben de ser utilizados o no para entender el comportamiento delictivo.

Considero que la discusión va más allá, y debería estar alejada de los qués, y centradas en los cómos. No es una sorpresa, ni una revelación para nadie, las problemáticas presentes en estos datos, mucho menos lo es la existencia y magnitud de la cifra negra en las estadísticas delictivas en México, vamos que sí no fuera tan grande no sería necesaria la realización de encuestas de victimización como las que realiza INEGI a nivel nacional, o como las que realiza el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) a nivel municipal.

Aprovechemos la coyuntura para analizar qué sí y qué no, nos dice esta fotografía nada alegre de la incidencia delictiva, de los datos publicados, sabemos que el 2020 se perfila para ser el año con más homicidios dolosos de la historia desde que tenemos registro, si comparamos abril 2019 contra abril 2020.

A pesar del confinamiento, el homicidio doloso registró un aumento, y es que con o sin COVID México atraviesa una crisis en materia de homicidios que no se ha sabido atender, y no hay indicios de que se sabrá al menos en lo que resta del año.

El resto de los delitos, particularmente los patrimoniales aparentan descensos importantes, donde destacan extorsión y robo de negocio, y es aquí donde radica la importancia de saber leer los datos, y no querer hacerlos hablar, esta reducción como bien apuntan algunos, sin duda tendrá algo que ver con el confinamiento, sin embargo también nos puede estar hablando de una reducción en el número de denuncias presentadas y por lo tanto en el número de carpetas de investigación, situación que tendrá que ser matizada en su momento con las encuestas de victimización.

Hay que entender el dato como es y de donde viene, con sus oportunidades y fortalezas, hoy los datos de carpetas de investigación son el único dato sistematizado y comparable, al cual tenemos acceso de forma periódica, sus áreas de oportunidad, pueden y deben de ser consideradas al momento de estar elaborando los diagnósticos a partir de estos, y esto no solo aplica para los datos del SESNSP, sino para todos incluidos los epidemiológicos, no podemos esperar a que el dato hable por sí solo y genere diagnósticos automáticos.

Coordinador de la Red Nacional de Observatorios

@datero_mexa

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