José Luis Seefoo 

La cantidad de efectivos policiaco-militares y pertrechos que acompañan a Silvano Aureoles Conejo en sus giras dan la impresión de un “escudo” protector extendido sobre su círculo más próximo, pero quizá sea una falsa imagen tras la que se encubre su fragilidad. Además, si en Michoacán hay paz, ¿por qué exhibir tanta fuerza?

El accidente aéreo del miércoles 25 de julio en que fallecieron José Martín Godoy Castro, secretario de Seguridad Pública, Germán Ortega, secretario del Seguro Popular; Arturo Duclaux y Humberto Suárez, pilotos, alimenta dudas. Causas meteorológicas se anuncia como variable de ese evento referenciado en la localidad de Zárate, entre Platanillo y Maizal, cerca de Curucupatzeo, tierras de Villa Madero.

Es inaceptable que los integrantes del núcleo cercano al gobernador emprendan un vuelo sin conocer el estado del tiempo y sus cambiantes variaciones en la temperatura y presión ocasionada por la emisión de ondas de choque debidas a disparos de acetileno antigranizo. La superficie de las montañas cambia la coloración y textura de su vegetación, no ubicación ni altura.

El legado de José Martín Godoy Castro

Si tomamos en cuenta que Godoy Castro estuvo colocado en los más altos puestos de la procuraduría de justicia y de la secretaría de seguridad, desde 2014 con Alfredo Castillo Cervantes (impuesto por la federación a Fausto Vallejo) y si extendemos la afirmación de Silvano Aureoles: “fue pieza importante en el cumplimiento y búsqueda de la pacificación en Michoacán”, entonces no es aventurado conjeturar vinculaciones de Godoy Castro por acciones y omisiones al frente de la Procuraduría de Justicia.

Por los puestos que Godoy Castro ha ocupado está relacionado con estos eventos: el “michoacanazo” (2014); la privación de la libertad y destierro de Mireles y 82 auto defensas (2014); los homicidios de Ostula (2015); la represión en Calzontzin (2017); homicidios de Arantepacua (2017); represión en Tiripitío (2017); homicidios de comuneros en Santo Tomás (2019), el arme y desarme seguido de la aniquilación selectiva y/o de su privación de la libertad de autodefensas; el uso desmedido de la represión contra el magisterio, y una relación interminable de acciones y omisiones del ejercicio gubernamental de la violencia legítima.

En cuanto a la acción estatal contra el narcotráfico, los resultados aparentes son la aniquilación y reestructuración de la Familia Michoacana y de Los Caballeros Templarios, el desmembramiento y reacomodo de Los Viagras y la consolidación del Cártel Jalisco Nueva Generación. En parte por las luchas internas y mucho por la acción gubernamental, La Familia Michoacana y otros grupos fueron severamente golpeados posibilitando que el CJNG emergiere con renovados bríos. ¿Indirectamente el Estado contribuyó a su fortalecimiento?

¿Exculpar a la delincuencia organizada y/o transferir responsabilidades?

Godoy Castro y los funcionarios más próximos a Silvano han reelaborado interesantes conceptos para comprender las causas de la violencia. Dos de las “perlas” más sobresalientes son atribuir al aumento de la temperatura ambiental efectos en la ocurrencia de hechos delictivos (Silvano Aureoles, 1-08-2018) y suponer los homicidios como una resultante de la convivencia social. A esta idea nos referiremos ahora como uno de los legados de Godoy Castro.

No fue una ocurrencia del momento. En varias ocasiones expuso su brillante idea: “De los 60 homicidios que hay al mes 52 son de convivencia social (IM Noticias 27-01-2016). Tres meses después diría: “El 90% de los homicidios en Michoacán son por convivencia social y no tiene que ver con la delincuencia organizada (…) los supuestos grupos delictivos que se dieron a conocer últimamente por internet no son estructuras reales…” (Así es, La Voz de Michoacán, 30-03-2016).

En esa misma comparecencia, agregó: “Desde las instituciones de seguridad se trabaja para combatir el 10% de los homicidios que tienen relación con la delincuencia organizada y se pide a la población que ayude para que disminuya el restante 90% ya que son casos de convivencia social como la madre que mató a sus tres hijas” (ibid, 30-03-2016).

José Martín solía decir: “En Michoacán traemos cerca de 80 delitos de convivencia social, en otros estados bajan los homicidios por convivencia hasta 10, 15 o 20, aunque desaparezca la actividad delincuencial, vamos a permanecer con ese número” (IDI Brenda Barajas, 9-II-2018).

En septiembre de 2018, en el marco del foro “A mitad del camino” desarrollado en la Casa de Gobierno, José Martín ofreció un mayor desarrollo de su tesis: La mayoría de los homicidios en Michoacán son por actividad delincuencial de convivencia social, no porque haya tanta delincuencia (…) para disminuir este rubro, se tendría que tener un policía por cada persona para evitar que en un momento determinado, hasta jugando futbol, una persona responda una agresión privando de la vida a otro (…) los 100 homicidios que se suscitan mensualmente en la entidad, tiene que ver en un 70% con la convivencia humana, el otro 30% corresponde al enfrentamiento entre células delictivas (MiMorelia, 27-09-2018).

Cuando se tiene tanto poder, como el que concentró Godoy Castro, se puede decir cualquier cosa impunemente.

Observatorio Regional Zamora A.C.
Colaborador

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