Néstor Guerrero Rojas
¿Sabes cuál es la relación entre la contingencia COVID-19 y la seguridad pública, desde una perspectiva de seguridad humana?
La pandemia del COVID-19 es un reto para la seguridad humana pues afecta a diversos aspectos de la integridad del individuo, por ejemplo, la seguridad: económica, alimentaria, de salud, ambiental, personal, de la comunidad y política.
En este sentido, la respuesta de atención debe ser integral contemplando al menos los sectores de salud, protección social, mercados laborales, fiscal, educación, migración, poblaciones con mayor riesgo y seguridad. En el caso de este último es fundamental formular estrategias preventivas ante la identificación de los escenarios posibles de incremento y decremento de delitos.
En este sentido, diversas publicaciones describen el impacto que ha tenido el distanciamiento social en diferentes ciudades. A inicios de este mes, John McDonald publicó un análisis de delitos reportados en cinco ciudades de Estados Unidos de América: Nueva York, San Francisco, Los Ángeles, Chicago y Filadelfia.
En dicho artículo se menciona que delitos que se desarrollan en las calles como el robo transeúnte han disminuido, como una consecuencia lógica a la falta de posibles víctimas; mismo caso para el robo de casa habitación, toda vez que las personas permanecen más tiempo en sus hogares e incrementan el riesgo para los delincuentes.
Por otro lado, delitos relacionados con automóviles, se han incrementado como resultado de un desplazamiento natural de los delincuentes hacia actividades más rentables y a un incremento de probabilidad de encontrar un objetivo deseable en la búsqueda de este.
En el caso de México, existen algunos análisis descriptivos que permiten clasificar en dos los retos de seguridad derivados de la contingencia de salud: los asociados al crimen organizado y que implican una amenaza a la pacificación del país; y los vinculados con las actividades cotidianas de los ciudadanos o problemas del fuero.
En lo referente al delito del fuero común, existe una descripción del incremento que han tenido delitos contra la integridad física, específicamente violencia intrafamiliar donde la víctima usualmente es la mujer.
Distintas instituciones y organizaciones de la sociedad civil continúan su labor de visibilizar esta problemática para incrementar la presión en la agenda pública y se logre disminuir la impunidad en esta problemática.
Sin embargo, una estrategia poco explorada son las nuevas masculinidades, dentro la decisión racional de un agresor para cometer este delito se encuentran las excusas o detonadores, los programas que buscan replantear la forma en cómo un hombre ejerce su masculinidad están orientados a brindar nuevas herramientas para atender estas excusas o detonadores de un comportamiento masculino tóxico.
Es importante difundir más ampliamente estas estrategias para complementar lo que las instituciones están realizando con número o mecanismos de atención inmediata para detener la violencia contra la mujer.
Por otro lado, las redes del crimen organizado pueden ser de distintos tipos: político-sociales, operativas -se refiere a los halcones, sicarios o lugartenientes- y económico-financieras. En el caso de las primeras, usuarios de redes sociales han documentado la entrega de apoyos sociales (generalmente despensas) en zonas marginadas de México donde el Estado no ha podido ofrecer medios para que sus ciudadanos satisfagan sus necesidades primarias de casa y alimento.
Esto implicaría que la gobernabilidad en esas zonas estaría determinada en buena medida por la influencia de estos grupos criminales, lo que permitiría engrosar el número de halcones, sicarios o lugartenientes con estos pobladores beneficiados.
Para el caso de los grupos de halcones, sicarios o lugartenientes, es natural la hipótesis de sustitución de actividades criminales ante una posible disminución del consumo de drogas ilegales en los grandes mercados estadounidense y europeo, principalmente. Estas actividades sustitutivas podrían ser la extorsión y el secuestro. Lo anterior, debido a las armas con que cuentan y el conocimiento de cómo delinquir.
Por otro lado, respecto a las redes económico-financieras, no es tan clara la evolución de éstas en un ambiente de crisis. En términos financieros se podría esperar que buscaran mercados bursátiles rentables ante una crisis en el consumo de bienes y servicios al público en general.
Finalmente, para confirmar o refutar las hipótesis anteriores es necesario analizar la evolución de los indicadores de homicidios dolosos, feminicidios, violencia familiar, secuestro y extorsión en los próximos meses. En el caso de las actividades económicas y financieras es importante esperar a una consolidación de las unidades administrativas que investigan estos hechos y hagan público su sistema de indicadores de gestión o procesos.
La necesidad de contar con información útil para mejorar la gobernanza es más vigente que a inicios de año, es fundamental promover las estrategias de datos abiertos en diferentes instituciones de seguridad y procuración de justicia sin que vulnere el Estado de derecho pero que permita transformar las posibilidades para resolver los problemas públicos.
En el Observatorio Nacional Ciudadano estamos comprometidos en continuar con los proyectos que nos permiten diseñar soluciones en conjunto con otras organizaciones de la sociedad civil, la ciudadanía en general, el gobierno y expertos en la materia. Muestra de la anterior es el micrositio sobre el COVID-19 que se encuentra en permanente actualización ( https://onc.org.mx/covid19 ), donde se puede acceder a información relevante en materia de seguridad humana frente al contexto de la contingencia de salud.
Investigador del Observatorio Nacional Ciudadano
@nestogrmx