Por YANITZA NICOLE FLÓREZ RODRÍGUEZ
En México, las últimas dos décadas han sido testigos de un alarmante incremento en las muertes violentas y los actos delictivos, derivados principalmente de los enfrentamientos entre los cárteles del narcotráfico y el gobierno. Esta situación ha sumido al país en un estado de constante conflicto e inseguridad, el cual persiste hasta la fecha.
Según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2023 se registraron 32,223 víctimas de homicidio, lo que se traduce en una tasa de 25 asesinatos por cada 100,000 habitantes. Esta estadística coloca a México entre los países con más asesinatos en el continente americano, evidenciando la persistencia de este problema.
Las repercusiones de esta violencia van más allá de la seguridad de los ciudadanos. Impacta directamente en la supervivencia de la población y provoca desplazamientos, alterando la dinámica demográfica, política, social y económica (Aburto et al., 2018; Rodríguez Chávez, 2020). Sin embargo, un aspecto menos discutido, pero igualmente crucial, es el impacto de la violencia en la fecundidad, es decir, el número de hijos que tiene una mujer durante su vida reproductiva.
En los últimos años, muchos medios han destacado el descenso de la fecundidad en diversas regiones del mundo, un fenómeno que también se observa en México. Las principales razones de estos cambios incluyen el acceso a métodos anticonceptivos de manera general, la incorporación de las mujeres al mercado laboral y el incremento en el nivel educativo en la población femenina. Pero en contextos de alta violencia, la dinámica se torna aún más compleja (Davis & Blake, 1956; Zavala de Cosío, 1992).
Estudios han comenzado a explorar cómo la violencia cambia las tasas de natalidad durante y después de los conflictos. Se ha demostrado que la fecundidad tiende a disminuir durante periodos de alta violencia y se recupera cuando la situación mejora. No obstante, otras investigaciones han encontrado que la violencia puede llevar a las personas a tener hijos a una edad más temprana, debido a la sensación de inseguridad y la percepción de una vida más urgente y efímera (Khawaja et al., 2009; Khawaja & Randall, 2006; Ospina & Hurtado, 2022).
Los resultados recientes son reveladores en el contexto mexicano, encontrando una clara asociación entre la fecundidad a nivel municipal y los diferentes tipos de violencia criminal. En particular, la violencia física y los homicidios reportados en el año 2000 están mayormente relacionados con la disminución de la fecundidad durante el periodo del 2010. Esto puede indicar que la violencia afecta las decisiones de las mujeres y sus parejas sobre tener hijos. Es evidente que vivir en un entorno violento influye profundamente en estas decisiones, haciendo que las mujeres reconsideren la idea de traer un hijo a un mundo tan inseguro.
En conclusión, la violencia en México guarda una relación significativa con la fecundidad, pero no actúa sola. Junto a otros elementos como el uso de métodos anticonceptivos, el cambio en las formas de pensamiento referente a la familia y la inserción y permanencia de las mujeres en el mundo laboral, la decisión de tener un hijo se vuelve más compleja y desfavorable. Esta problemática es de gran relevancia para el futuro, ya que no solo se deben atacar cuestiones de salud pública como el acceso a métodos anticonceptivos y la salud reproductiva, sino que también debe considerarse desde una perspectiva más social y contextual. Es necesario entender que desarrollarse en un entorno violento o conflictivo puede alterar la dinámica poblacional a corto y largo plazo.
Colaboradora invitada
@NicoleeFloreez
Psicóloga y estudiante de Maestría en Demografía, El Colegio de México.
Información extraída de la tesis “Efecto de la Violencia en la Fecundidad en México, 2000-2020” del Colegio de México
Referencias
Aburto, J. M., Riffe, T., & Canudas-Romo, V. (2018). Trends in avoidable mortality over the life course in Mexico, 1990-2015: A cross-sectional demographic analysis. BMJ Open, 8(7). https://doi.org/10.1136/bmjopen-2018-022350
Davis, K., & Blake, J. (1956). Social Structure and Fertility: An Analytic Framework. Economic Development and Cultural Change, 4(3), 211–235.
Khawaja, M., Assaf, S., & Jarallah, Y. (2009). The transition to lower fertility in the West Bank and Gaza Strip: evidence from recent surveys. Source: Journal of Population Research, 26(2), 153–174. https://doi.org/10.1007/s
Khawaja, M., & Randall, S. (2006). Intifada, Palestinian fertility and women’s education. Genus, 62(1), 21–51. https://about.jstor.org/terms
Ospina, L. V. U., & Hurtado, D. A. G. (2022). The effect of crime on adolescent fertility in Colombia. Desarrollo y Sociedad, 2022(90), 43–76. https://doi.org/10.13043/DYS.90.2
Rodríguez Chávez, O. (2020). Violencia, desplazamiento interno forzado y dinámica migratoria en México (1995-2015) [El Colegio de México]. https://repositorio.colmex.mx/concern/theses/nk322f49w
Zavala de Cosío, M. E. (1992). Los antecedentes de la transición demográfica en México. Historia Mexicana, 42(1), 103–128. https://www.jstor.org/stable/25138835