Por: Vanessa Rodríguez García

En México, desde hace varios años se ha tratado de implementar el acceso a la justicia con perspectiva de género, aspecto que a nosotras como mujeres se nos debe garantizar. La necesidad de incorporar esta perspectiva surge a raíz de que las instituciones de justicia y sus procesos han sido diseñadas en su gran mayoría por hombres, lo que implicaba que las diferencias de género fueran poco comprendidas.

¿Qué se busca? La respuesta es sencilla, mas no fácil de alcanzar: lograr que las instituciones realicen cambios estructurales necesarios para asegurar una visión de género al interior, a la par que los funcionarios (jueces, juezas, ministerios públicos, elementos policiales, defensores públicos, entre otros) cuenten con las herramientas necesarias para atender a las mujeres.

¿Con qué propósito? Para entender que hay diferencias de género (más allá de las biológicas) que requieren un enfoque diferenciado y así poner un alto a la vulneración de los derechos de las mujeres en los procesos de justicia.

Garantizar el acceso a la justicia con perspectiva de género permite detener la vulneración de los derechos de las mujeres, y lo digo por experiencia. Desde los nueve años supe lo que es que una mujer tenga que recurrir a las autoridades por motivos de violencia; en aquel entonces, el concepto de perspectiva de género no se aplicaba en los procesos de justicia en las instituciones de Nuevo León, al menos no como ahora.

Hoy, a mis 23 años, reconozco la labor que las autoridades de mi estado han realizado para comenzar a incorporar la perspectiva de género a los procesos de justicia. Existe la Fiscalía Especializada en Feminicidios y Violencia contra la Mujer, el Instituto Estatal de las Mujeres –que, aunque ya existía ha tomado un rol más activo–, así como organizaciones de la sociedad civil que trabajan arduamente para que se incorpore y se aplique correctamente la perspectiva de género, como método y herramienta, en todos los canales de justicia para poder facilitar a las mujeres un acceso a la justicia más humano y digno.

No obstante, aún hay mucho camino por recorrer en la materia tanto en lo local como en lo federal. México es un país con altos índices de violencia contra la mujer y de feminicidios. En el primer semestre de 2021 hubo 508 víctimas de feminicidios y 274 víctimas mujeres de trata de personas, mientras que la violencia familiar es el segundo delito con el mayor número de carpetas iniciadas.

La perspectiva de género es una herramienta útil, pero no es una solución mágica para erradicar la violencia que cada día podemos sufrir como mujeres. Es un método que nos hace, a nosotras, menos vulnerables a la hora de pedir ayuda; nos garantiza que se nos va a escuchar sin prejuicios; y que se permitirá que se minimice la revictimización a la que muchas veces hemos sido sometidas.

Entender el acceso a la justicia con perspectiva de género es entender que, así como hay mujeres víctimas, también hay mujeres victimarias que necesitan que sus sentencias sean llevadas con este enfoque para proteger su integridad y el derecho a la igualdad.

Se necesitan comprender las razones por las cuales las mujeres no piden ayuda a las autoridades correspondientes y trabajar desde ahí. Asimismo, incorporar la perspectiva de género a los procesos de justicia es no dudar de los testimonios de las víctimas que con mucho esfuerzo se acercan a la autoridad.

Poder acceder a la justicia con perspectiva de género es un proceso que involucra no solo a las instituciones y a los funcionarios y funcionarias, sino también a nosotras y a nosotros desde lo individual hasta lo social, en nuestro actuar del día a día, para detectar y corregir las desigualdades de género que aún prevalecen.

Analista del Observatorio de Seguridad y Justicia, Consejo Nuevo León

@ Vanessardzg_
@ConsejoNL

Las opiniones expresadas por los columnistas invitados no reflejan necesariamente el punto de vista del Observatorio Nacional Ciudadano.

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