J. Luis Seefoó Luján
En enero 2020 el Gobernador del Estado, Silvano Aureoles Conejo , invitó a los medios de comunicación a no magnificar los hechos violentos que ocurren en Michoacán. Su llamado a no alarmar a la población es prudente, pero su argumento para afirmar que “Michoacán no está tan mal” se apoya en los niveles de violencia que experimentan entidades vecinas, sin cotejar las tasas de homicidios por cada 100 mil habitantes.
Jalisco con 7,844,830 habitantes (INEGI 2015) y 2030 homicidios dolosos (2019) presenta una tasa de 25.87 homicidios por cien mil habitantes; Michoacán, donde residen 4,584,471 y se anotaron 1,653 decesos intencionales, tiene una tasa de 27.73, ligeramente más alta que Jalisco mientras Colima con una población de 711,235 y 660 homicidios en 2019, presenta una tasa de 92.79. La Ciudad de México con 8,918,653 moradores y 1,400 homicidios tendría una tasa de 15.69, una de las más bajas del país.
Zamora-Jacona, con 470 homicidios registrados en 2019 (prensa regional) y con una población total cercana a 300 mil habitantes, tiene una tasa de 156.6 homicidios por cada cien mil habitantes.
Homicidios dolosos, uno de los bienes jurídicos afectados
La incidencia delictiva registrada para Michoacán por el Centro Nacional de Información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) en 2019 es el más completo documento que ofrece un panorama de todo el país; es un reflejo de lo que ocurre, aunque, por razones que comentaremos adolece de subregistro.
El Secretariado clasifica siete grandes tipos de bienes jurídicos afectados, a saber: 1) la vida y la integridad (homicidios, lesiones, feminicidios y aborto); 2) libertad personal (secuestro, tráfico de menores, rapto); 3) libertad y seguridad sexual (abuso sexual, hostigamiento, violación); 4) patrimonio (robo, fraude, abuso de confianza, despojo); 5) familia (violencia familiar, incumplimiento de obligaciones de asistencia); 6) sociedad (corrupción de menores, trata de personas); y, 7) otros (narcomenudeo, amenazas, electorales).
Sin restar importancia a todos los bienes jurídicos y a las distintas formas de afectar en cada uno, por ahora nos interesan los homicidios dolosos.
El total de homicidios dolosos registrados en 2019 en el país fue de 29, 401 mientras que las lesiones dolosas sumaron 154,366. Esos mismos rubros, para el estado de Michoacán, fueron 1,653 y 6, 337.
Es interesante anotar las cifras de homicidios dolosos registrados por mes en el mismo año. Así tenemos: 112, enero; 120, febrero; 105, marzo; 94, abril; 107, mayo; 144, junio; 127 julio; 160, agosto; 176, septiembre; 164, octubre; 156, noviembre; y 188, diciembre, que totalizan 1653, equivalentes a una media de 137.74 mensuales.
Zamora-Jacona
Los municipios conurbados, la tierra en la que vivimos, cerraron en enero de 2020 con 91 casos. De los 91, tenemos 50 homicidios, 39 heridos (lesionados) y 2 ilesos, de lo que se infiere una letalidad (eficiencia) de 55% (50/91 = 54.94).
Zamora registra 30 decesos, 34 heridos y 2 ilesos, mientras que Jacona sobre sale en letalidad: 80% (20 decesos y 5 heridos).
Continúa siendo una violencia marcadamente masculina con 74% (67/91= 73.62), pero enero ha sido uno de los meses con mayor proporción de mujeres asesinadas: 21 que representan el 26%.
Por la distribución espacial destaca Jacona que con el 26% de la población anota el 40% de los homicidios. Zamora tiene el 74% de la población y un 60% de los homicidios.
Ahora, al interior de la ciudad de Zamora, sin perder cierta primacía el noroeste (12%) con nombres que se repiten mes con mes como Valencia y La Libertad otras colonias presentan preocupantes irrupciones como El Porvenir-Ramírez, Duero-Jardines de Catedral, Vergel-Casita Blanca y Acanto-Monte Olivo.
En perspectiva, la violencia de Zamora-Jacona, en enero de 2020, se consolidó al rebasar los 90 casos totales a partir de noviembre de 2019 con más de un homicidio diario. Sin observar la tendencia creciente, desde meses anteriores, podríamos suponer que se trata de una irregularidad, pero los 130 homicidios de septiembre-diciembre de 2018 (32.5 mensuales) y los 470 contabilizados en 2019 (39 cada mes) sugieren que no se trata de eventos al azar sino de una tendencia al alza.
¿Qué podemos hacer?
Aparte de construir cuarteles, ¿habrá recursos humanos y materiales para conocer mejor los barrios y hallar maneras de prevenir los hechos delictivos? Siempre queda la pregunta flotando sin respuestas de las que estemos convencidos.
Investigador invitado
@observatoriore4