Por Gerardo Bonilla
Hace poco menos de un mes el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó los resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del tercer trimestre de 2023. Buena parte de los medios de comunicación destacaron que la percepción de inseguridad se encontraba a la baja o que el sentimiento de seguridad había alcanzado su máximo histórico desde 2013. En el mismo tenor, servidores públicos locales y federales se apresuraron a asociar la mejoría en la dimensión subjetiva de la seguridad con disminuciones en la incidencia delictiva.
Ciertamente, los datos del INEGI indican que en el ámbito urbano la percepción de inseguridad se encuentra en su mínimo histórico (61.4%), lo cual representa una disminución de 3 puntos porcentuales respecto al mismo periodo del año previo. Sin embargo, que 6 de cada 10 personas se sientan inseguras en sus ciudades no es para echar las campanas al vuelo. No se niega la mejoría, pero hay que tomarla con mesura y analizarla con perspectiva de género.
Los pocos estudios empíricos sobre el temor al delito en México (Jasso, 2013; Vilalta, 2012) han encontrado que los siguientes factores aumentan significativamente la percepción de inseguridad: atestiguamiento de conductas antisociales, desconfianza en las policías locales, haber sido víctima directa o indirecta de un delito y el sexo femenino. Al respecto, la información recabada en la ENSU sugiere cambios ambivalentes.
Por un lado, ha disminuido el porcentaje de ciudadanos que han observado directamente el consumo de alcohol en las calles, robos o asaltos, vandalismo y pandillerismo. Ninguna de estas conductas se encuentra en mínimos históricos, pero hay reducciones notorias respecto a 2013, cuando se inició el levantamiento de la ENSU. Por otro lado, el reporte de disparos frecuentes con armas ha incrementado en 11 puntos porcentuales desde 2013 y el consumo o venta de drogas se mantiene estable alrededor del 40%.
Las señales más optimistas se encuentran en la percepción positiva del desempeño de las policías locales. Desde 2015 a la fecha ha incrementado en casi 13 puntos porcentuales la confianza en la policía estatal y cerca de 14 en la policía municipal. En ambos casos el apoyo ronda el 50%; todavía es bajo, pero el aumento es claro. Mientras que la prevalencia delictiva se ha mantenido relativamente estable. Las mediciones de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) indican ligeras mejoras, pero estadísticamente significativas. En 2022 se alcanzó la prevalencia delictiva en las personas más baja desde 2012 con una tasa de 22,587 víctimas por cada 100 mil habitantes.
Las señales de alerta se encuentran en la variable sexo como factor determinante de la percepción de inseguridad. Los datos de la ENSU indican que en el tercer trimestre de 2023 el 54.1% de los hombres y el 67.4% de las mujeres consideraron que vivir en su ciudad era
inseguro. Aunque las mujeres tienden a expresar mayor sensación de inseguridad, la brecha se ha ampliado notoriamente en una década. En el mismo periodo de 2013 la diferencia era cercana a 5 puntos porcentuales (alrededor de 65% hombres y 70% mujeres).
En suma, los datos de la ENSU sugieren avances moderados. Lo que sea que esté incidiendo en la disminución del temor al delito, beneficia en mayor medida a los hombres. De ahí que se requieran más y mejores evaluaciones para identificar las causas de la mejoría en la percepción de inseguridad y para descartar explicaciones alternativas relacionadas con posibles procesos de normalización de la violencia y la delincuencia. Así como intervenciones de política pública con perspectiva de género, la ampliación de esta brecha es preocupante y demanda acciones urgentes.
@Ger_Bonilla
Investigador del Observatorio Nacional Ciudadano
Referencias:
Jasso, Carmina. (2013). “Percepción de inseguridad en México”, Revista Mexicana de Opinión Pública, julio-diciembre, pp. 13.29.
Vilalta, Carlos (2012). Los determinantes de la percepción de inseguridad frente al delito en México. Documento de trabajo del BID # IDB-WP-381. Banco Interamericano de Desarrollo.