Por Roberto Heycher Cardiel Soto
La democracia, en medio de luces de resistencia, se enfrenta a la amenaza de las autocracias y los impulsos iliberales que la erosionan. Hoy, menos del 50% de la población mundial vive en democracia. Países que en 2018 se consideraban democráticos han cedido ante el autoritarismo, entre otros: Hong Kong, Túnez, Perú, Paraguay, México y Ecuador. Incluso, democracias consolidadas han exhibido señales de debilitamiento institucional, como Malta o los Estados Unidos durante la era Trump. No debemos obviar el doloroso ejemplo de Ucrania, una democracia invadida por una injustificada guerra promovida por una autocracia. Así lo consigna el Índice de Democracia 2022 de la Unidad de Inteligencia de The Economist.
El 15 de septiembre, Día Internacional de la Democracia, es una fecha para reflexionar. Persisten brechas de desigualdad política, económica y social, incluso en democracias sólidas. Urge dirigir la mirada hacia los fundamentos de décadas de convivencia pacífica, que hoy son utilizados para ocultar alternativas autocráticas en la distribución del poder político. Cuatro elementos utilizados para mantener esta fachada:
Elecciones: las elecciones representan la esencia misma de la legitimidad democrática, siempre que sean libres y auténticas. No obstante, estas pueden ser utilizadas para legitimar triunfos autocráticos. Como lo afirma Flavia Freidenberg, en países como Brasil, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Hungría y Polonia, se han elegido líderes y partidos que buscan cambiar las reglas del juego desde dentro del sistema, protegidos por la legitimidad de las elecciones. Se presentan elecciones multipartidistas, pero con reglas sesgadas, prácticas clientelares y desprecio por las normas o interpretación maleable de las mismas, en resumen, elecciones sin integridad.
Con frecuencia, es la intervención gubernamental la que restringe la participación efectiva de partidos opositores, mediante la utilización de recursos como programas sociales, manipulación de información o la persecución selectiva de delitos. Andreas Schedler en su texto La política de la incertidumbre en los regímenes electorales autoritarios, da cuenta que en 2012 la lista de países con esta práctica incluía entre otros a Rusia, Armenia, Iraq, Egipto, Venezuela, Honduras, Ecuador y Nicaragua.
La participación del “Pueblo”: paradójicamente, la mayoría apoya valores democráticos como los derechos humanos, pero en ocasiones vota por candidaturas contrarias. Ejemplos notorios son las elecciones de Estados Unidos en 2016 y Brasil en 2018.
Una cultura política basada en la ideología: este proceso implica la eliminación de controles sobre el poder político; y el desprestigio de jueces y sociedad civil; y cualquiera que se opone a la manipulable y ambigua noción de "voluntad del pueblo". Hungría ofrece un ejemplo claro.
La polarización: cierto grado de polarización es inherente a la política. Sin embargo, cuando la polarización cruza la línea hacia la intolerancia y el discurso de odio, se convierte en una fuerza nociva. Las divisiones debilitan la posición de los partidos de centro y fomentan las alternativas extremas. México es testigo de altos niveles de polarización.
Quizás resulte difícil apreciar los corrosivos efectos de la autocratización que se extiende a nivel global. Tal vez, subestimemos el impacto de la erosión democrática en otros países, creyendo que no afectará nuestra vida cotidiana o que la rutina electoral es suficiente.
No obstante, la resiliencia democrática ha comenzado. Como lo demuestran los primeros hallazgos del proyecto de investigación: La capacidad de resiliencia de la Democracia, del Observatorio de Reformas Políticas en América Latina, las democracias más íntegras, más antiguas y con mayor lealtad de las élites con la democracia, tienen una mayor capacidad de resiliencia.
En 2024, 44 países se enfrentarán a elecciones cruciales. Es el momento para recordar que la democracia no es amor a ciegas. Requiere de una atención constante y un compromiso activo por parte de la sociedad a la que sirve.
Scientia. Inteligencia Electoral y Legislativa e investigador del Observatorio de Reformas Políticas en América Latina