Laborar entre pares no es lo mismo que ser titular de una dependencia o institución. Entre iguales se comparten pasiones y se construye un grupo multidisciplinario que, al final del camino, fortalece el Estado de derecho y democratiza la vida pública. Para ser integrante de un colegiado debes tener carácter, pero también sensibilidad para proponer y aceptar ideas en conjunto, y lo más importante: generar gobernabilidad al interior de la institución que representas.

Tengo 32 años trabajando en el servicio público en áreas de transparencia, fiscalización, rendición de cuentas y procesos anticorrupción. Fui Contralora General del Gobierno del Estado de Zacatecas y titular de un Órgano Interno de Control Federal; sin embargo, nunca me había desempeñado en un órgano colegiado hasta que en 2015 fui nombrada Comisionada para la entonces Comisión Estatal para el Acceso a la Información Pública (CEAIP), que se transformó en el Instituto Zacatecano de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (IZAI).

Como lo manda la Constitución, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) se rige por los principios de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, eficacia, objetividad, profesionalismo, transparencia y máxima publicidad. Operar con base en estos pilares es posible por la propia estructura organizativa del Instituto, la cual es colegiada.

A pesar de la parálisis parcial –junto con una campaña de desinformación– a la que nos hemos enfrentado, los cuatro Comisionados nunca dejamos de trabajar, tanto en la promoción y socialización de los derechos tutelados, como en la dictaminación de los medios de impugnación, los cuales votaremos en Pleno el próximo 30 de agosto gracias al último fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que nos permite sesionar con mayoría simple.

Los Comisionados logramos superar esta difícil fase en la historia del INAI gracias a que trabajamos en equipo, con sus tensiones y debates al interior, pero siempre anteponiendo el bien colectivo sobre cualquier interés personal. La colegialidad del Instituto nos posibilita democratizar la toma de decisiones, así como debatir posturas y criterios en nuestras resoluciones; conseguir ese equilibrio es un arte que requiere tolerancia y apertura.

Si bien existe una presidencia rotativa en el Instituto que es votada entre los mismos comisionados, dicho cargo está orientado para representar institucionalmente al INAI; no obstante, las decisiones se toman con base en el diálogo y el consenso.

Lo anterior no es exclusivo del INAI: el INE, el IFT y la COFECE son otros ejemplos de este exitoso modelo institucional. Incluso en el Sistema Nacional de Transparencia se colabora horizontalmente con el Archivo General de la Nación, el INEGI, la Auditoría Superior de la Federación, así como con los 32 órganos locales de transparencia.

Siempre será interesante la etapa que acabamos de vivir, porque queda en la historia el nombre de los cuatro Comisionados. La batalla en equipo no ha terminado; seguiremos insistiendo en que el Senado de la República cumpla con su obligación y designe a los comisionados faltantes.

Formar parte de un órgano colegiado es la joya de la corona en la carrera de cualquier servidor público; en el INAI lo sabemos y ejercemos esta condición a cabalidad.

Comisionada del INAI

@JulietaDelrio

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